En la tarde de ayer se inició el juicio en contra del policía federal Julio Gustavo Bravo, que el 7 de julio del 2017 hirió de gravedad al agente de la Policía de la Provincia, Sergio Moisés Lima Giménez.
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En la tarde de ayer se inició el juicio en contra del policía federal Julio Gustavo Bravo, que el 7 de julio del 2017 hirió de gravedad al agente de la Policía de la Provincia, Sergio Moisés Lima Giménez.
En la sala del piso ocho de Tribunales estuvieron presente la madre de la víctima, acompañada de la esposa y de un hermano
Durante la primera audiencia se escuchó el testimonio de cinco testigos que relataron lo sucedido aquel fatídico día.
Los testimonios de Ramón Soto Calizaya y Mario Isaac Sala se constituyeron en los principales relatos de lo sucedido aquella mañana, que se inició como bien lo dijeron con un simple incidente vial y donde quedó evidenciado que en ningún momento los policías de la provincia quisieron perjudicar a Bravo ni a su compañero Alejandro Ariel Mora.
Haber actuado sin adoptar medidas de prevención ayudó que en un irracional ataque Bravo comenzara a disparar con su propia arma dentro del móvil policial en el que eran trasladados al departamento Central de Policía, donde debían ser atendidos por el médico.
Ramón Soto Calizaya, que estaba dentro del rodado al momento del incidente con arma de fuego, relató con muchos detalles lo sucedido aquella madrugada, cuando nada hacía presumir que todo terminaría en una tragedia, especialmente para la familia de Sergio Moisés Lima Giménez.
"No fueron requisados"
A su turno Mario Isaac Salas afirmó que solo vio cómo Soto Calizaya salía del auto por la ventana y cuando los dos federales forcejeando salieron del rodado, describiendo el arma como una pistola de color negro, similar a la de que utilizan en la fuerza.
Un hecho para destacar es que los policías Sergio Moisés Lima Giménez, herido gravemente, como Salas, al momento de ser atacados no portaban armas, a diferencia de los policías federales que llevaban las pistolas reglamentarias en su poder, hecho que la querella resaltó como inadmisible teniendo en cuenta que no fueron requisados en ningún momento, según lo afirmó el oficial Héctor Farfán en su relato.