¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

18°
17 de Abril,  Jujuy, Argentina
PUBLICIDAD

El dolor por el asesinato de su hijo lo transformó en ayuda

La jujeña Mirta Cabana de López creó la fundación "Darlocab", que asiste a niños y jóvenes de la calle.
Miércoles, 26 de febrero de 2020 01:03

Huérfana, viuda, ¿y cómo se llama a quien ha perdido a un hijo? La jujeña Mirta Cabana de López, quien atravesó este trágico hecho, responde que no se halla un nombre. El 11 de diciembre del año 1993, su hijo Darío Rodrigo López Cabana tenía 16 años cuando fue asesinado, luego de participar de una fiesta de despedida a jóvenes de intercambio cultural que regresaban a Europa.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Huérfana, viuda, ¿y cómo se llama a quien ha perdido a un hijo? La jujeña Mirta Cabana de López, quien atravesó este trágico hecho, responde que no se halla un nombre. El 11 de diciembre del año 1993, su hijo Darío Rodrigo López Cabana tenía 16 años cuando fue asesinado, luego de participar de una fiesta de despedida a jóvenes de intercambio cultural que regresaban a Europa.

En una pausa que tomó nuestra entrevistada en su casa mientras estaba cocinando un picante de pollo, en el día dedicado a la Chaya, contó que el tremendo dolor que implicó perder a un ser querido lo transformó creando en 1998 una fundación. Este espacio de contención, llamado "Darlocab", lleva las siglas de su hijo y desde hace 23 años esta mujer trabaja por las causas sociales, ayudando a familias, jóvenes y niños en situación de calle.

Con total firmeza aseguró que Rodrigo está presente en todo momento, que nunca se fue de la tierra y espera el día en que pueda mirarlo de frente y compartir con él la eternidad. "Él me ilumina junto a Dios y la Virgen, en quienes tengo mucha fe", dijo al contar que los restos de su hijo se encuentran inhumados en el cementerio del Rosario y anhela en algún momento trasladarlos a un cementerio parque, donde descansan los restos de su padre.

Y es que fue tan grande la necesidad de volcar lo que había vivido, que gracias al apoyo que recibió, llevó adelante marchas pidiendo justicia en diferentes puntos de la provincia, donde también habían ocurrido este tipo de crímenes. Sin dejarse caer, se dedicó a atender a los chicos de la calle y hoy se siente una persona agradecida por haber abierto cada uno de sus corazones y entender por qué algunas veces llegan a cometer delitos.

Con el paso de los años, contó que también conoció el estado deplorable y la pobreza en que viven varias familias, y argumentó que mientras exista la desigualdad y la pobreza, difícilmente se podrá eliminar la delincuencia juvenil.

"Cada día hay una muerte"

Mirta reflexionó que es importante hacer conocer los diferentes casos que suceden en la sociedad, aunque lamentó que tras el reciente asesinato del joven Fernando Baéz (Buenos Aires), los crímenes siguen

replicándose en el país. "Cada día hay una muerte, cada día hay un femicidio, cada día los jóvenes están peores, me entristece, me da mucha pena y vivo rezando a la Virgen para que cambie el espíritu de la juventud que es nuestro futuro y que la violencia no se instale", dijo.

A su vez pidió al Gobierno que promueva la instalación de escuelas para padres de manera tal de que puedan trasladar a sus hijos un mensaje de valores, de respeto por el otro y evitar que sus hijos caigan en la delincuencia. "Cada madre que pierde un hijo no se le puede recomponer la vida, a Rodrigo lo tenemos presente en la fundación como en mi familia", dijo Mirta al recordar que tras esa pérdida, se instaló por primera vez en la provincia la Defensoría de Menores. "A veces los hechos hacen otras cosas favorables para seguir viviendo", expresó.

En otro tramo de la entrevista resaltó que "el único dueño de quitar la vida es Dios, nadie más", agregando que los padres "tenemos las esperanzas de que los hijos entierren a los padres, y no nosotros a ellos".