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"El cambio es posible en aquel que actúa con violencia"

Sabado, 29 de febrero de 2020 01:01

Dentro del hospital "Néstor Sequeiros" funciona un espacio terapéutico ligado a hombres que ejercieron violencia que se llama grupo "XY". El mismo es coordinado por dos psicólogos que reciben cada jueves a unos 13 usuarios.

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Dentro del hospital "Néstor Sequeiros" funciona un espacio terapéutico ligado a hombres que ejercieron violencia que se llama grupo "XY". El mismo es coordinado por dos psicólogos que reciben cada jueves a unos 13 usuarios.

 

Diversos espacios de contención funcionan dentro del hospital "Néstor Sequeiros" ligados a diferentes problemáticas.

 

Tras consultarles a los especialistas sobre si la persona violenta puede cambiar, Martín López, uno de los profesionales, respondió que "eso hay que cuestionarse, el hecho de encasillar a una persona como violenta, más que definirla así tratamos de definirla o nominarla como alguien que actúa o tiene conductas violentas ante determinadas situaciones porque pensarlo como ser violento ya lo rotula y limita esa posibilidad de cambio".

"El cambio es posible en aquel que actúa con violencia y nuestra propuesta está orientada a eso, la persona actúa así por diferentes condicionantes y uno de esos es todo ese modelo de vínculo parental que tuvo desde niño. La mayoría de las personas que atraviesan situaciones de violencia vivieron en su historia personal de manera directa o como testigos otras situaciones de violencia haca ellos o a familiares, hablamos tanto del hombre como la mujer. No todas tienen problemáticas de violencia siendo adultos pero sí en un porcentaje significativo. Partiendo de eso, de que son modelos aprendidos, tenemos la posibilidad de que se pueda modificar", remarcó.

Por su parte, Manuel Aladzeme, psicólogo coordinador del grupo, indicó que "la propuesta del grupo busca darle la oportunidad al hombre de correrse de este rótulo del violento o maltratador, el grupo no busca desresponsabilizar ni desculpabilizar, sino todo lo contrario, que esta persona tome conciencia y se responsabilice por sus actos y conductas pero no como una forma de castigo. Nosotros desde nuestro lugar de la salud les damos la posibilidad de que hagan un proceso terapéutico sobre eso que algo aqueja y que afecta no sólo a él y a su pareja sino a todo su entorno familiar para que eso se modifique".

También explicó que "por eso queremos ofrecerles un espacio a esa persona que hay sido juzgada, excluida y estigmatizada. Queremos decirles que hay una posibilidad de cambio en tanto él no se sienta a gusto con lo que pasa, que siente que no lo puede controlar pero tiene una causa, una razón y hay una forma de modificarlo. Entender que el hombre que atraviesa esta problemática necesita un espacio, y podemos acompañar ese proceso, en tanto él esté dispuesto a realizar un cambio y adquirir una vida diferente. No hay que olvidar que el hombre violento es padre, amigo, es hijo, entonces le queremos dar la oportunidad de que pueda tener un cambio, un giro en su vida".

Proceso de admisión

Los que integran el grupo pasan por un proceso de admisión, varias entrevistas que van determinando si el sujeto tiene cierta responsabilidad por lo que viene sucediendo y eso no le genera bienestar. Se considera si en algún punto todo lo que le pasó le generó un malestar a él más allá que la descarga haya sido con su pareja, hijos u otros familiares.

Se les abre una historia clínica en el hospital y se los estudia bien para saber si requieren ser derivados a otros especialistas. "La gente todos los días puede acercarse al hospital, sacar un turno y hablar con especialistas que pueden ayudarlo", destacó Héctor López.

Para finalizar dijo que "la propuesta comienza básicamente pensada para hombres que han ejercido violencia hacia la pareja, y eso es lo que se trabaja. Pero también a aquellos conflictos que una persona tiene a raíz de que se maneja con violencia en otros ámbitos como ser el laboral, académico y otros ámbitos".

Responsabilizarse de lo que hicieron y dar respuestas

El sujeto que vive estas circunstancias debe pensar primero que lo que le pasa no es normal, “no es natural en la vida de las personas y que hay posibilidades de modificación siempre que pueda responsabilizarse de sus actos y dar respuestas, y en eso apuntamos”, mencionó Martín López. Siguió diciendo que “básicamente vivimos en una sociedad que no percibe a esto como un problema de salud, es un problema que atañe a la Justicia, a otros vértices en los cuales dan respuestas a estas circunstancias de violencias, pero nosotros desde el ámbito de la salud mental podemos aportar por los efectos negativos que vemos en muchos de los usuarios y en la sociedad cómo este fenómeno de la violencia genera daños que no son naturales sino que se van adquiriendo en la estructuración psíquica que pueden llegar a cuestionarse y modificarse siempre y cuando se acceda al tratamiento”.

HOSPITAL “NÉSTOR SEQUEIROS” / DEL BARRIO MARIANO MORENO

En ese sentido, Manuel Aladzeme señaló que “hay espacios para escuchar el padecer de los sujetos, tanto para hombres como para mujeres y que se acerquen es algo muy necesario. Dentro de nuestro sistema de salud existen muy pocos de estos dispositivos por lo tanto los que hay deben ser bien aprovechados. Debería haber más espacios para combatir esta problemática”.

Otros espacios

Uno de los objetivos de la ley de Salud Mental es disminuir los porcentajes de internación. “Por eso aumentó la cantidad de grupos terapéuticos porque se vio la efectividad de los mismos, ya que en la terapia individual el usuario está frente a frente con el especialista mediante un único discurso y su problemática. Pero es distinto cuando además de los terapeutas están sus pares, aquellas personas que atraviesan situaciones similares.

Entonces esta persona se confronta con el mismo discurso puesto en el otro, lo cual produce una mirada distinta en el abordaje terapéutico”, manifestó la nutricionista Claudia Dagúm, que es coordinadora de uno de los grupos que posee el hospital. Dentro del nosocomio capitalino también funciona hace más de veinte años el grupo “GOA” (Grupo Operativo de Alcoholismo), el grupo “Alquimia” que es para mujeres en situación de violencia, el “XY” para varones en situación de violencia y el “Sol” que trabaja con pacientes que se encuentran atravesando enfermedades a causa de la malnutrición.

“Denuncias falsas”

“Muchos usuarios son denunciados falsamente, esta modalidad que actualmente existe de la denuncia por violencia de género en muchas circunstancias efectivamente se realiza de esa manera, pero en otras no lo es y a veces el proceso por el que suelen pasar los sujetos es bastante tortuoso y traumático para ellos y su entorno”, finalizó Aladzeme.