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Un beneficio que empodere y no caiga en el asistencialismo

Sabado, 29 de febrero de 2020 01:01

El modelo "popular" del Gobierno actual que propone ampliar las políticas públicas con el fin de disminuir el alto índice de pobreza que azota a la Argentina es un modelo muy cuestionado que genera que la famosa grieta que posee el país tome dimensiones más amplias de las que ya tiene.

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El modelo "popular" del Gobierno actual que propone ampliar las políticas públicas con el fin de disminuir el alto índice de pobreza que azota a la Argentina es un modelo muy cuestionado que genera que la famosa grieta que posee el país tome dimensiones más amplias de las que ya tiene.

Algunas personas son más tajantes que otras y se oponen a cualquier política que brinde ayuda a los sectores más vulnerados e interpretan que la misma solamente fomenta la vagancia y la ignorancia. Dicen que "el pobre es pobre porque quiere" que no quiere progresar y que "el que quiere tiene trabajo".

Es ahí donde surge lo que se denomina meritocracia, que se refiere a la discriminación por méritos.

Se piensa que las posiciones jerárquicas son conquistadas con base en el mérito, y hay un predominio de valores asociados a la capacidad individual o al espíritu competitivo. Pero lo que descuidan los que se apropian de este concepto es que no todos nacimos con las mismas oportunidades y eso significa que no todos podemos progresar de la misma manera.

Esta porción de la población que no banca a las políticas públicas, que hacen vista gorda en temas relacionados a la pobreza y otras problemáticas, se la pasan criticando a cada acción que se relacione a un beneficio social.

Quizás muchos de los que piensan que "el pobre es pobre porque quiere" nunca consideraron que existe una desigualdad estructural que viene de antaño en donde hay algunos que crecen con las herramientas necesarias para progresar a futuro pero otros que nunca tuvieron la oportunidad de contar con esas herramientas.

Considerando todas estas cuestiones, entendiendo la desigualdad que persiste en la sociedad, es muy necesario que haya políticas sociales para los sectores más desfavorecidos.

Pero políticas que estén a la altura de las circunstancias debido a que los problemas que existen exigen medidas que perduren y ataquen al foco real del flagelo.

Medida urgente

Un plan social puede servir como medida urgente para saciar el hambre pero si éste queda solo en un plan social se convierte en asistencialismo y ocurre, en parte, lo que muchos cuestionan de estos programas: que solo sirven para facilitarle dinero fácil a la gente y no para solucionarles las problemáticas reales. Que no sólo pueden estar relacionadas a la pobreza y falta de trabajo sino a otras como ser la deserción escolar, el embarazo adolescente, la falta de acceso a las atenciones sanitarias, drogadicción, etc.

Por eso, es imprescindible y sumamente necesario que un beneficio social no quede solamente en la entrega de dinero o mercadería sino que vaya acompañado de otras acciones como ser la capacitación a las madres y padres en nutrición por ejemplo. Algo que anunció el ministro de Desarrollo Humano de la Nación, Daniel Arroyo, en su visita a Jujuy la semana pasada, que iban a darle un seguimiento constante a la Tarjeta Alimentar a fin de que las mamás y los papás opten por una alimentación más nutritiva para darles a sus hijos. Eso es clave para luchar contra la malnutrición, pero también es fundamental generar otras políticas para fomentar el trabajo, la educación, la buena crianza y los valores en las familias para que la niñez y la adolescencia crezcan bien nutridos, con educación, con los controles médicos requeridos y con valores para encarar sus relaciones sociales evitando que caigan en los malos hábitos.

Para concluir quiero remarcar lo importante que son las políticas públicas bien direccionadas y controladas para hacerle frente a las tantas problemáticas que padecen los sectores más vulnerados.

Ellos necesitan que todos los actores sociales hagamos un esfuerzo, que tomemos conciencia de que no todos tuvimos y tenemos las mismas oportunidades, y que entendamos de que sacándolos de la pobreza estructural se evitarían muchos males que nos golpean a todos como ser la delincuencia y la drogadicción, entre otros.