¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

30°
23 de Abril,  Jujuy, Argentina
PUBLICIDAD

¿Qué es eso de que no hay futuro?

Martes, 04 de febrero de 2020 01:00

Las estadísticas confiables que proporcionan los científicos demuestran que siguen sumándose nuevas adicciones mientras de manera simultánea existe mayor cantidad de adictos. Particularmente es necesario señalar que el número se incrementa porque los participantes son, cada vez, de menor edad.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Las estadísticas confiables que proporcionan los científicos demuestran que siguen sumándose nuevas adicciones mientras de manera simultánea existe mayor cantidad de adictos. Particularmente es necesario señalar que el número se incrementa porque los participantes son, cada vez, de menor edad.

Ante este cuadro lamentable que tanta desesperanza provoca, oímos algunas explicaciones intentando atisbar las causas. Dicen que los jóvenes se vuelven adictos a las drogas (incluyendo en esto las bebidas alcohólicas, claro está) y a los juegos electrónicos por que “no encuentran salida”, advierten que “no tienen futuro”. Pero, ¿será cierto esto? ¿Qué futuro es ese que parecen sentir que les está negado? Porque tengo por seguro que – sea como fuese – es un provenir mucho mejor que el que tuvieron nuestros antepasados. Ni que hablar que tanto este presente como lo que vendrá es infinitamente superior al de las víctimas de las pestes de la Edad Media y, sin embargo, aún en las peores condiciones siguieron soñando y esforzándose por la vida en la certeza de que – al no entregarse, al no abandonarse – algo mejor sobrevendría.

Me parece entender que este abatimiento prematuro en algunos, prejuicioso en otros, no es más que un fatal error de entendimiento sobre qué cosa es la vida humana. Quienes sienten y piensan y, hasta, se convencen de que no hay un futuro posible son aquellos que confunden futuro con la obtención de certezas, seguridades, comodidad, superficialidad y facilismo.

Deduzco que lo que está funcionando tan aceleradamente es la programación mental: “Si no voy a obtener las cosas fácilmente o si otro no se ocupa de dármelas, entonces me evado de esta vida.” Y la forma de evasión más conocida – desde los albores de la Humanidad – son las adicciones.

Tan en auge está esta manera de ver la vida, que hay quienes piden dinero aclarando: “Pido que me den, por que sino tengo que salir a robar”. Y me pregunto, ¿por qué no se les ocurrió esta idea a nuestros ancestros, aquellos “que bajaron de los barcos”? Y también me interrogo sobre por qué todavía hay gente – en toda la Argentina, a la que recorro continuamente con mis conferencias y talleres – que siguen afirmando que es ésta una tierra donde siempre hay algo para hacer y trabajo con que progresar materialmente. ¿Cuál es la causa – sino el color del cristal con que se mira – por la que aparecen dos diagnósticos tan disímiles sobre una misma cuestión?

Obviamente que si entendiésemos la vida como la realización permanente de un esfuerzo dirigido a alcanzar objetivos claros y precisos, otro sería el cantar. Y no alcanza con el esfuerzo solamente; hay que agregar la capacidad de desafío, de aventura, de creatividad. Aún más: la comprensión y aceptación de que nada es – ni fue – seguro, definitivo, para siempre. Todo hay que volver a conquistarlo en cada amanecer.

Cuando preguntaban a Jorge Luis Borges sobre los tiempos que se estaban viviendo, respondía con su ironía característica: “Es cierto nos ha tocado vivir tiempos difíciles...” Y haciendo una pausa agregaba en voz más baja: “Como a todos los hombres, en todos los tiempos”.

Se ha difundido la idea de que se puede vivir de manera cómoda y materialmente holgadamente, de manera rápida y fácil. Pero, ¿hay algún ejemplo que confirme que esto que no es más que una mera creencia? ¿Quién llegó al éxito que se hubo propuesto rápido y fácil? ¿Quién pudo hacerlo sin recibir enseñanza primero, sin disciplina mental, sin convicciones firmes?

Y no olvidemos el honor y la dignidad, aquellos valores hoy puestos en desuso, precisamente, por quienes buscan evadirse de la vida. Nada grande puede uno hacer si, primero, no siente que algo mayúsculo alberga en sí mismo. “La confianza en uno mismo es el primer secreto del éxito”, afirmaba el filósofo estadounidense Emerson. Y nuestro Arturo Jauretche escribía: “Nada grande puede hacerse con la tristeza”. Extraído de la más rancia estirpe de la Tradición Hermética, leemos en el Kybalion: “El Universo es mental.” Carl Gustav Jung explicaba sobre el funcionamiento de la mente humana: “Nada ocurre, finalmente, en el mundo exterior que – antes – no esté configurado en el psiquismo”.

Esté cada uno en la situación que se encuentre; aún la más penosa, siempre existe un futuro mejor y posible. Tampoco sirve ocultarse bajo la idea de: “Y yo solo, ¿cómo puedo cambiar todo esto?” A fin de cuentas todas las revoluciones que modificaron al mundo comenzaron siendo, apenas, una idea en la mente de alguien. Alguien que, frecuentemente, en sus comienzos no recibió apoyo sino – más bien – escarnio.

Teniendo esto en claro no habrá adversidad que nos quiebre.

Temas de la nota