¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

11°
10 de Mayo,  Jujuy, Argentina
PUBLICIDAD

"Ayúdeme, quiero vivir", imploraba la víctima del ataque

Miércoles, 11 de marzo de 2020 01:00

El licenciado en psicología del Ministerio Público de la Acusación Alejandro Zamar, quien se entrevistó con el imputado Gustavo Garzón, lo describió como a una persona que no tiene alteración psicopatológica, pero que cuando se siente desplazado a nivel afectivo se le observa falta de tolerancia a la frustración. Tiene rasgos de personalidad muy obsesiva y toma algunos comportamientos de su entorno como que se le burlaran de él, su personalidad le impide ser autocrítico y sus posturas son obtusas.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

El licenciado en psicología del Ministerio Público de la Acusación Alejandro Zamar, quien se entrevistó con el imputado Gustavo Garzón, lo describió como a una persona que no tiene alteración psicopatológica, pero que cuando se siente desplazado a nivel afectivo se le observa falta de tolerancia a la frustración. Tiene rasgos de personalidad muy obsesiva y toma algunos comportamientos de su entorno como que se le burlaran de él, su personalidad le impide ser autocrítico y sus posturas son obtusas.

Garzón atacó en más de una oportunidad a Castillo, la víctima describió a su expareja como un hombre muy celoso y en abril del 2018 decidió poner fin a la relación e irse a vivir a su provincia natal Tucumán, junto a su hija.

En julio de ese año, por cuestiones laborales Castillo pidió a Garzón si podía cuidar de la hija que tienen en común, porque ella había conseguido un trabajo y requería de un viaje a Buenos Aires. Fue así que se vino a Jujuy, dejó a su hija con su progenitor y se retiró.

Días antes del encuentro Garzón estaba muy raro. En un momento la llamaba y la insultaba de todas las maneras que podía, pero horas después le proponía matrimonio por teléfono.

Verónica Castillo llegó a la vivienda de la calle Monteagudo 198 del barrio Ejército de los Andes de San Pedro alrededor de las 1.30 del 29 de julio del 2018, no consiguió pasaje para otro horario y no quería dejar pasar más tiempo sin ver a su hija.

Apenas llegó a la casa Garzón se abalanzó sobre ella e intentó abusar sexualmente, ella lo impidió, pero el hombre empezó a insultarla.

Luego sacó de un bolsillo una cajita pequeña y le pidió que se casaran.

Ante la negativa de la mujer, los dos acordaron que Castillo debía retirarse de la vivienda, pero estaba con llave.

Mientras ella aguardaba que le abriera la puerta, este salió de una habitación con un rifle colgado a un hombro y sin mediar palabras disparó a quemarropa.

Cuatro impactos de bala recibió la mujer que quedó tendida en el piso. Garzón allí aprovechó para apoyarle el rifle en la cabeza y disparar. Por fortuna el proyectil no salió y Garzón le pegó incontables veces con la culata del rifle en la cabeza, provocándole heridas que necesitaron hasta 15 puntos de sutura.

Las detonaciones y los gritos de ayuda alertaron a los padres de Garzón, quienes llegaron de inmediato a la escena. "Llame a la ambulancia", dijo Castillo a su exsuegra, mientras Garzón forcejeaba con su padre, quien intentaba quitarle el arma. "Abráceme para que no me siga disparando", alcanzó a decir Castillo y cuando la señora intentó hacerlo, Garzón abrió fuego por quinta vez. La víctima estaba de espaldas y el proyectil atravesó el torso y quedó alojado en el hígado.

"Ayúdeme, quiero vivir", le pedía Castillo a su exsuegra, mientras Garzón se entregaba en el Cuerpo de Infantería de San Pedro creyendo haber asesinado a su exmujer.