Con sus actividades reducidas al mínimo indispensable, el centro de Tilcara presentaba en la víspera un aspecto acorde a las medidas previstas por la cuarentena.
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Con sus actividades reducidas al mínimo indispensable, el centro de Tilcara presentaba en la víspera un aspecto acorde a las medidas previstas por la cuarentena.
Calles desiertas tanto como el puente de acceso, retenes en la rotonda y en la ruta, poca gente haciendo compras, el mercado reducido a su mínima expresión, las filas distanciando a los clientes, los saludos desde lejos.
Aunque desde algunos barrios de la localidad quebradeña llega información de que no todos cumplen las normas como corresponde, pareciera que el tilcareño va comprendiendo que hay que quedarse en la casa y cuidarse.
Lo extraño, lo novedoso, se va convirtiendo en la rutina.
Misma estampa en otros sitios
En otras localidades de la Quebrada la misma estampa se repitió con pocas personas en las calles.