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Martes de cuarentena. Cordialidad y respeto por las normas

Martes, 24 de marzo de 2020 13:54

Martes de cuarentena en Tilcara, la población se ha hecho eco de las medidas de cuidado vigentes. Los reclamos son, en cambio, sobre lo que pudiera incidir desde afuera. En el retén de la rotonda de acceso al pueblo se nos informó sobre los mochileros que siguen transitando por la ruta, una cantidad inferior a la normal pero mayor a la esperada.

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Martes de cuarentena en Tilcara, la población se ha hecho eco de las medidas de cuidado vigentes. Los reclamos son, en cambio, sobre lo que pudiera incidir desde afuera. En el retén de la rotonda de acceso al pueblo se nos informó sobre los mochileros que siguen transitando por la ruta, una cantidad inferior a la normal pero mayor a la esperada.

Según nos informaron los encargados de realizar los controles de acceso, algunos viajeros manifiestan haber llegado recién desde Bolivia, otros aseguran que en puestos de control se les informó que en Tilcara serían bien atendidos, cuando lo cierto es que en la localidad rige las medidas que impiden el ingreso al pueblo de toda persona que no tenga allí su domicilio. Restará por saber si realmente los direccionaron desde otra localidad, o es una “avivada” para que lo dejen entrar.

Otro inconveniente del día martes es que uno de los cajeros automáticos dejó de funcionar, trabado por una tarjeta. En el pueblo hay dos y, de ese modo, se extendió la hilera de aquellos que esperaban poder retirar dinero, generando, aunque con respeto de la distancia correspondiente, una de las dos únicas filas del pueblo. La otra era a las puertas de la farmacia.

En el resto de las calles, en las puertas de los comercios, menos gente que otros días aunque en su mayoría los locales de insumos necesarios estuvieron abiertos en horas de la mañana. Y en ellos, cierta cortesía generalizada que podría describirse con dos casos: juvenes que ceden su lugar en la fila a alguien mayor, el dueño de un mercadito que a la salida de su negocio yapa las compras de cada cliente con alguna verdurita y fruta para mejorar la dieta.

En la ruta, en el tramo de Tilcara-Maimará, los remises son desinfectados cada dos o tres horas, no llevan más de tres pasajeros cada uno y circulan hasta las 14. El nivel de abastecimiento, al menos en los negocios céntricos, sigue siendo por lo menos aceptable: no faltan productos esenciales. Un cielo despejado, gratamente otoñal, colabora con que la vida quebradeña siga siendo grata.  

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