¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

18 de Mayo,  Jujuy, Argentina
PUBLICIDAD

"Mi vida cambió con el trasplante totalmente"

La historia de Lilian Cardozo Rojas tuvo cinco años de sufrir permanentes internaciones.Una silenciosa enfermedad entró en su vida y luego de padecer dolores y calambres pudo dejarla atrás.
Miércoles, 25 de marzo de 2020 01:02

La vida de Lilian Jone Cardozo Rojas se dividía entre los pasillos de una escuela de Fraile Pintado donde trabaja, y la atención de sus cinco hijos. Hace cinco años, un malestar le hizo pensar que un problema cardíaco la afectaba, pero se trataba de una afección silenciosa, Hepatitis B, que entre idas y vueltas se agravó a cáncer. Superó cirugías y un trasplante le devolvió la salud y la calma.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

La vida de Lilian Jone Cardozo Rojas se dividía entre los pasillos de una escuela de Fraile Pintado donde trabaja, y la atención de sus cinco hijos. Hace cinco años, un malestar le hizo pensar que un problema cardíaco la afectaba, pero se trataba de una afección silenciosa, Hepatitis B, que entre idas y vueltas se agravó a cáncer. Superó cirugías y un trasplante le devolvió la salud y la calma.

 

Tuvo Hepatitis B, viral, que luego se convirtió en cirrosis hepática y devino en cáncer de hígado, que superó con un trasplante.

 

Con 61 años, la mujer comenzó con un largo camino de vaivenes de salud en 2015 cuando consultó azorada por un dolor extraño, recurrió al cardiólogo que supo derivarla a un hepatólogo. Ante la inexistencia de un especialista en la provincia se fue a Salta, donde dudaban que fuera cirrosis, y se dejó estar por un tiempo y alguien la orientó para consultar a una hepatóloga del Instituto de Seguros de Jujuy, quien tras estudios la derivó a Buenos Aires y allá le diagnosticaron "cáncer de hígado".

"Cuánto tiempo de vida me queda, le dije al doctor. Y me dijo: "No señora, quién le dijo que se va a morir, ahora hacemos trasplante", relató Lilian sobre su reacción ante el impactante diagnóstico.

Es que poco antes habían confundido durante los estudios realizados en San Pedro a un nódulo de 4 milímetros por centímetros, y cuando fue a Buenos Aires por otros estudios indagaron sin que pudieran encontrarlo, hasta que descubrieron que era mucho más pequeño. Entonces se sucedieron los controles periódicos en la mega ciudad adonde debió viajar para corroborar el estado de su hepato cardinoma.

En una de las visitas a la capital del país para realizar sus controles habituales, se contagió de gripe A, y tuvo que ser tratada en un contexto de preocupación por su cuadro inicial, pero luego de un tiempo afortunadamente lo superó y salió airosa de ese nuevo obstáculo en su salud tan inesperado.

Entonces descubrieron que su nódulo fue creciendo y eso la llevó a la lista de emergencia para el trasplante en la fundación Favaloro. Luego de un tiempo apareció un donante, y tuvo que decidir si lo aceptaba, porque tenía Chagas. Pero al saber que se podía tratar no dudó, y es que los calambres no le daban respiro.

"Me metieron a las 3 y me tuvieron hasta las 2 de la mañana, como que me agarró un paro, me hicieron volver, estaba bastante grave. Me quedé en terapia no sé cuántos días", afirmó. Aseguró que se animó al trasplante porque transitar la enfermedad era muy doloroso: "Muchos calambres tenía, manos, piernas" , recordó.

EN FAMILIA / JUNTO A SUS CINCO HIJOS. 

Salir a la sala fue lo difícil, y es que le costó recuperarse porque en principio no podía caminar ni levantarse, y por seis meses no podía comer fruta cruda.

"Me costó un montón, pero día a día fue mejor, me fui levantando y me dieron un departamento tres meses", dijo y recordó que pudo volver para esa Navidad.

Los controles luego se sucedieron, cada vez con menos frecuencia en Buenos Aires, hasta que fue recuperando el bienestar.

"Hoy me siento bien, volví a mi trabajo", relató con satisfacción, y contó que es portera en una escuela y disfruta ahora de su familia, agradecida por el acompañamiento de la hepatóloga Patricia Gallardo, en cuya fundación Sayani se hace controles y hace actividades.

De hecho, no se pierde charlas y actividades con pacientes, ya que con alguna de ellas sembró una amistad que aún permanece

Tiene cinco hijos grandes, y vive con dos de ellos y dos nietas, de las 16 que tiene, cuyo cariño suele disfrutar siempre.

"Mi vida cambió totalmente con el trasplante", explicó, y contó que solía salir a caminar pero ahora con la cuarentena vigente no se lo permiten sus afectos, ni para hacer una compra por lo sensible de su condición de trasplantada.

La enfermedad

Entre las enfermedades que llevaron a Lilian Cardozo a trasplantarse estaban la Hepatitis B que es viral y crónica, que luego se complicó y se convirtió en cirrosis hepática y devino en cáncer de hígado. Fueron la “cicosis hepática descompensada” y el hepato carcinoma los que la llevaron al trasplante, que fue exitoso. 

Consultada la hepatóloga local de la fundación Sayani, Patricia Gallardo, explicó que se trata de hepatitis, tanto A, B y C que no salen en controles rutinarios y se detectan en análisis específicos de sangre o testeo rápido. Las Hepatitis A y B tienen vacuna y la segunda evita también el cáncer, mientras la C tiene tratamiento curativo. “El problema de la enfermedad hepática es que en gran porcentaje es silenciosa”, explicó la hepatóloga. Precisó que sólo un porcentaje muy pequeño tiene Hepatitis A poniéndose amarillo, que orina oscuro o tiene síntomas digestivos asociados. Mientras la Hepatitis B la gran mayoría se resuelve sola porque el organismo logra eliminarla, pero un 20% pasa a la cronicidad y con el tiempo lleva a fibrosis hepática, inclusive cirrosis, y por un componente puede lograr que las células se malignicen y se forme cáncer de hígado.

En tanto, el cáncer de hígado tiene muchas chances de tratamiento, quirúrgico, de radiofrecuencia, embolizaciones, trasplante hepático y múltiples tratamientos. “El cáncer de hígado no es sinónimo de muerte sino que si está localizado dentro del hígado y no se va a otros lugares, el paciente puede vivir”, explicó la médica. Al trasplante, explicó, llegan los pacientes descompensados. “Todo paciente, entre el 1 y el 4% anual que tiene cirrosis, puede hacer cáncer de hígado”, explicó. Se puede dar también en pacientes que tienen hígado graso no alcohólico, y que aún no tienen cirrosis. Es por eso que a los pacientes cirróticos se les hace ecografía cada seis meses o un estudio por imágenes y exámenes de sangre. Por ello es clave el diagnóstico precoz, abordaje integral y tratamiento oportuno.