Después de sobrevivir a las medidas económicas de la anterior gestión presidencial, cuando el comercio estaba repuntando en La Quiaca, por la emergencia sanitaria hay grandes pérdidas económicas y cientos de familias sin trabajar.
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Después de sobrevivir a las medidas económicas de la anterior gestión presidencial, cuando el comercio estaba repuntando en La Quiaca, por la emergencia sanitaria hay grandes pérdidas económicas y cientos de familias sin trabajar.
Desde los mayoristas hasta quienes venden empanadas sienten el parate económico. Las pérdidas son millonarias.
Nadie imaginaba tan desolador panorama para el comercio entre las ciudades fronterizas de La Quiaca y Villazón (Bolivia), desde que fueron fundadas el intercambio comercial siempre fue la "gallina de los huevos de oro".
Desde hace una semana cientos de familias quiaqueñas no pueden llevar el pan a sus hogares, la emergencia sanitaria se cumple a rajatabla, sin embargo el otro lado de la moneda es muy complicado.
El comercio genera mano de obra genuina, con la frontera cerrada y negocios que no se dedican al rubro de productos alimenticios, la prohibición de las ferias y también la venta callejera, se ve jaqueado.
El dinero comienza a esfumarse como los vientos de otoño para los trabajadores independientes, todo comenzó a repuntar desde hace dos años, la devaluación del peso argentino hizo que compradores bolivianos crucen a diario para adquirir todo tipo de productos en La Quiaca.
En la primera semana de aislamiento social obligatorio se perdieron unos 20 millones de pesos aproximadamente en ventas solamente, según manifestó un comerciante a El Tribuno de Jujuy.
Esto abarca desde los grandes contribuyentes hasta emprendimientos familiares, sin contar otros rubros como gastronomía y hotelería, entre otros.
Los sectores más desfavorecidos son los de la economía popular, personas que a diario subsisten con ventas minoristas y en una semana sin poder trabajar están prácticamente en quiebra.
Del total de las ventas el 80 por ciento es consumido por la vecina ciudad de Villazón, el resto entre La Quiaca y comunas aledañas, "los mayoristas nos bancamos la situación, pero para quienes dependen del trabajo diario la situación es muy complicada, no sé hasta cuándo podrán aguantar vivir solamente tomando mate", explicó otro caracterizado comerciante.
Panorama desalentador
Nuestro país y la provincia llevan adelante medidas para combatir el coronavirus, a futuro si la curva de infectados desciende quizás todo pueda volver a la normalidad.
Sin embargo, los casos en Bolivia siguen aumentando, entonces cabe preguntarse si Argentina llega al objetivo y el vecino país no, ¿se abrirá la frontera nuevamente para el comercio? Una pregunta de difícil respuesta, por lo pronto mayoristas tienen cheques parados sin poder cubrir los compromisos comerciales, no se recuperan los días perdidos, microemprendimientos locales deben pagar abultadas cifras del servicio de energía eléctrica y demás impuestos.
La recesión económica golpea fuerte a La Quiaca a tal punto que cuando la actividad comercial retorne, serán numerosos los negocios que deberán cerrar sus puertas por no poder afrontar pagos y gravámenes.
Villazon no está exenta, la crisis económica de La Quiaca afecta a la población de la capital de la provincia boliviana Modesto Omiste. La devaluación de un 600% aproximadamente del peso argentino hace que no sean interesantes los precios en Villazón; por lo tanto, hay una dificultad económica importante en esa ciudad vecina, los comercios permanecen cerrados por la cuarentena a nivel nacional en Bolivia.