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19 de Abril,  Jujuy, Argentina
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"Habría que pensar un poco más, como hijos de la Madre Tierra "

La cantora, docente intercultural, conocedora y practicante de la cultura andina, y defensora de los costumbres ancestrales de nuestra región, habló de este tiempo de pandemia.Con sencillez y gran sabiduría reflexiona y comparte no sólo sus conceptos, sino también su tiempo para enseñar cultura y hacer actividades comunitarias en un comedor barrial.
Viernes, 10 de abril de 2020 01:04

Ella canta desde siempre, tiene su propio camino musical con paso firme y convicciones de hierro. Sin embargo por épocas dejó de lado los escenarios, siempre por razones loables. Delia Huerta, la cantora que es una fuerte de vos de los pueblos originarios y de la cultura andina, conocedora en profundidad de su lengua y del legado de nuestros ancestros, en este tiempo por ejemplo se dedica, a una actividad comunitaria en el Comedor del Ayllu Educativo "Anastacio Inka" de barrio Belgrano, donde todos los días se brinda comida a familias que necesitan este apoyo.

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Ella canta desde siempre, tiene su propio camino musical con paso firme y convicciones de hierro. Sin embargo por épocas dejó de lado los escenarios, siempre por razones loables. Delia Huerta, la cantora que es una fuerte de vos de los pueblos originarios y de la cultura andina, conocedora en profundidad de su lengua y del legado de nuestros ancestros, en este tiempo por ejemplo se dedica, a una actividad comunitaria en el Comedor del Ayllu Educativo "Anastacio Inka" de barrio Belgrano, donde todos los días se brinda comida a familias que necesitan este apoyo.

Es docente intercultural, que habitualmente da talleres de quechua y cultura andina, y además desde hace unos años trabaja en el Cepam (Centro Provincial de Adultos Mayores) de la Municipalidad de San Salvador de Jujuy, donde entre otros logros, pudo conformar un grupo de copleras.

Con todo, sin dudas era una necesidad hablar con ella para que nos clarifique los conceptos de esta situación de pandemia, desde la cultura que nos toca.

Conversamos con ella un rato antes de que partiera a servir la comida en el mencionado comedor de nuestra ciudad. "El comedor pertenece el ayllu educativo Anastacio Inka, que fue un referente de lucha en la Puna, quien resistió por la tierra y territorio", nos cuenta interiorizándonos y haciendo valer el nombre elegido de este centro que está en los márgenes del barrio.

Y comenzamos a charlar sobre cómo está viviendo su cuarentena.

¿Cómo estás?

Muy bien. En serio. La verdad que con los ánimos para arriba porque tengo una familia, dentro de todo se puede comer, la salud está. Estamos ahí, más fuertes que nunca y repensando muchas cosas.

¿En qué ha cambiado tu rutina en estos días?

Bueno yo mi parte artística ya la tenía un poco relegada por mi trabajo con los adultos mayores de la municipalidad, y por la actividad comunitaria en el barrio, pero hay un mínimo de detalles que no puedo renunciar, por ejemplo, por el proyecto de "Mujeres tierra adentro" que en julio tenía una fecha en el Teatro Select (se trata de un trabajo discográfico que salió en 2017 y espectáculo colectivo, que comparte con otras cantoras como son Negra Cabana, Sara Velázquez y Selva Cuñado); y presentar el disco de los Adultos Mayores de la Municipalidad de San Salvador de Jujuy en noviembre.

En lo personal esto es inesperado. En mi vida no lo había vivido nunca. Es tremendo lo que nos pasa, pero yo creo que es como un "orejazo" por algo que nosotros no estábamos escuchando. Este "encierro", entre comillas, porque encerrada en tu casa podés hacer un montón de cosas, volver a los bordados por ejemplo, al tejido. ¿Para qué había comprado tanta lana si no iba a tejer? se pregunta-, así que ahora agarré las agujas. Empecé a leer también de nuevo, y a estar atenta a quienes necesitan nuestra palabra, desde nuestra experiencia.

¿Qué reflexión hacés de esta pandemia que llegó al mundo?

En este tiempo que nos tocó vivir, tenemos que mirarnos hacia adentro, mirar hacia nuestra cultura, nuestros orígenes. Desde allí seguramente vamos a ver por qué nos pasó lo que nos pasó. Porque nosotros desde nuestra cultura, como herencia, tenemos muchas cosas positivas. Yo creo que, si el coronavirus no ha podido entrar tanto en la provincia, tiene que ver con nuestra forma de ser como seres biológicos, porque somos una raza, aunque no me gusta hablar de razas- aclara-pero sí un pueblo resistente a estas cosas por ejemplo.

Aunque nos dejamos llevar por el consumismo, muchos no hemos olvidado nuestra forma de alimentarnos, en base al maíz, que es un alimento muy potente como la quinoa, y otros alimentos de nuestra región. El ajo que es antiséptico, el limón, las recetas con vinagre, cebolla -enumera algunas de las costumbres alimenticias de nuestra región-

Esa alimentación tenemos que tratar de retomarla con más fuerza, alimentándonos como los hacían nuestros abuelos, vamos a tener mucha fortaleza, y las defensas altas.

Por otra parte, la Madre Tierra nos está diciendo que tenemos cuidar al medio ambiente. En el medio ambiente están todas las enfermedades que hoy tenemos. No hemos parado con el consumo, tantas botellas y otras cosas descartables en la calle. El ambiente se contamina y tenemos estas consecuencias, habría que pensar más como hijos de la Madre Tierra, y volver al legado de nuestros ancestros, eso que escuchamos de las abuelas y las madres.

¿A qué le adjudicas la fuerza de nuestro pueblo de la que hablas, esa resistencia?

A que es nuestro genoma. Ya tenemos en la sangre esto de ser seres resistentes. Hemos resistido en las alturas. Hubo un proceso en miles de años que sigue vigente. Todavía consumimos los alimentos sanos, y tenemos que reforzar eso.

¿Cómo pensás que tenemos que seguir? ¿Depende de cada uno de nosotros nomás o hay un mandato más amplio a toda la sociedad?

Lo ideal sería que la sociedad cambie en muchos aspectos la manera de pensar, pero habrá que hacerlo desde lo que cada uno va ir tomando conciencia.

A mí se me ocurre que vamos a hacer este cambio de ser más solidarios, de pensar en el otro, de cuidar a la familia, de saber discernir qué es lo bueno, y qué es lo que no necesitamos. Ahora nos estamos arreglando con pocos pesos y alimentándonos bien sin embargo. Hacer los bollos caseros, y otras comidas en casa elaboradas por nosotros mismos, usar a sémola, la harina de maíz, etc. Consumimos menos porque estamos en casa, porque nos tomamos ese tiempo para cocinar y preparar. Hay que seguir haciéndolo, sin depender del mercado. Tenemos que tener en cuenta que hay un sistema de consumo que nos lleva a lo que nos pasó.

Habrá que hablar de esto en las escuelas también...

Sí, hace falta que en las escuelas se hable de esto. Igual hace mucho que venimos pidiendo de que afuera de las escuelas no se consuman tanta azúcar, tantas golosinas, tantas cosas que ni sabemos que son. Pero es imposible si no lo hacemos en sociedad.

Tiene que haber un cambio, pero el capitalismo es tan fuerte, que depende más de nosotros.

Si nosotros no consumimos lo que nos dicen que tenemos que consumir, va haber un cambio.

Si el sistema no cambia, cambiemos nosotros.

Hasta ahora no estábamos pensando en estas cosas porque no teníamos el tiempo para hacerlo.