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La engañosa disyuntiva de optar por salud o economía

Viernes, 22 de mayo de 2020 01:03

Por Antonio Las Heras, doctor en Psicología Social, magíster en Psicoanálisis, filósofo y escritor

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Por Antonio Las Heras, doctor en Psicología Social, magíster en Psicoanálisis, filósofo y escritor

De manera reiterada hemos escuchado la frase: "Entre la salud y la economía, opté por la salud". De la misma forma ocurre con la expresión "comité de especialistas" refiriéndose a un grupo de profesionales sólo está conformado por infectólogos.

Lo primero es una disyuntiva falsa, pues la salud incluye -necesariamente- soluciones económicas. Lo segundo es una falacia, pues un comité de especialistas que permita asesorar sobre la mejor manera de actuar ante una pandemia, requiere la conformación de un equipo interdisciplinario. Parafraseando a quienes, hace décadas, dijeron que "la guerra es algo demasiado grave como para dejarlo sólo en manos de los militares", nosotros expresamos que una pandemia es algo demasiado importante como para dejarlo sólo en decisiones propuestas por infectólogos.

Vamos a explicarnos.

Hace ya medio siglo que tanto la Organización Mundial de la Salud como el ámbito universitario y el académico definen la salud como un entramado biopsicosocial. Por eso, al presentar a la salud por un lado y la economía por otro como opciones distintas y hasta contrapuestas, lo que se está haciendo es reducir lo saludable al cuerpo humano; esto es, lo biológico. ¿Dónde quedan, entonces, lo psicológico y lo social? Desatender estos dos aspectos -de igual importancia que lo biológico- implica una concepción de la salud abandonada hace muchísimo tiempo.

Enfermedad no es sólo la que puede provocar el contagio o la contaminación. Enfermedad es, igualmente, aquello que causa estrés, nerviosismo, alteraciones emocionales. Como las que, por ejemplo, provoca ya de por sí una cuarentena y mucho más si esta no tiene fecha cierta de finalización. Falta de salud es, asimismo, aquello que provoca el no poder reunirse con los seres queridos, no conseguir regresar al país, no poder asegurar el sustento diario. Por eso, la Ciencia describe a la salud como la armónica interrelación de lo biológico, lo psicológico y lo social. Cualquiera de esos aspectos que se desatienda, ya se está conduciendo a la enfermedad y no a la salud. Obvio que el área de lo social abarca lo económico.

Referirse a un "comité de especialistas" para que asesoren sobre cómo actuar ante una pandemia, integrado sólo por infectólogos es un desacierto evidente. Transcribo dos frases del doctor en Medicina, psiquiatra y docente universitario Norberto Padilla: "Todos estamos acostumbrados a una vida planificada, sea a nivel personal o laboral. Esta tranquilidad que aportan las rutinas fue dinamitada por el coronavirus". "La incertidumbre se experimenta a nivel psíquico con desorientación y angustia, que puede llegar al pánico. Si se incrementa, aumenta el riesgo de depresión, reacciones violentas, crisis familiares, abandono del cuidado personal, incumplimiento de dietas, no realizar actividad física, fumar o beber en exceso; todo lo cual puede aumentar las complicaciones si ya existen enfermedades cardiovasculares, hipertensión o diabetes". De allí que se comprenda que, además de infectólogos, todo "comité de especialistas" sólo será adecuado en la medida que incluya médicos pediatras, gerontólogos y de otras especialidades; psicólogos, psicólogos sociales, psiquiatras, expertos en comunicaciones humanas, economistas y juristas. Es como lo ha hecho, por ejemplo, la primer ministro alemana Ángela Merkel. A través de ese intercambio de conocimientos será posible hallar maneras de atender a la salud de los ciudadanos sin apelar al erróneo concepto de salud versus economía. Tal vez al lector le llame la atención que hayamos incluido en ese comité a expertos en comunicaciones sociales. Ocurre que, no sólo es fundamental que las decisiones se tomen de la manera científica interdisciplinaria correcta sino que la transmisión a la población resulte la conveniente a efectos de no generar confusiones lo que, por supuesto, agravaría el estado de malestar psíquico en las personas. La información debe comunicarse en forma clara, precisa, concreta sin lugar a ambigüedades ni a interpretaciones difusas.