Vecinos que viven sobre el Pasaje Soler, en el barrio de Los Huaicos, denuncian la usurpación de su calle por parte de un hombre que asegura ser el propietario del sector. A pesar de haber hecho denuncias policiales e iniciado una demanda penal, el usurpador avanza en una serie de obras que, de concretarse, impedirán la circulación de vehículos y reducirán la calle a un pasillo, además de perderse un espacio verde público.
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Vecinos que viven sobre el Pasaje Soler, en el barrio de Los Huaicos, denuncian la usurpación de su calle por parte de un hombre que asegura ser el propietario del sector. A pesar de haber hecho denuncias policiales e iniciado una demanda penal, el usurpador avanza en una serie de obras que, de concretarse, impedirán la circulación de vehículos y reducirán la calle a un pasillo, además de perderse un espacio verde público.
Lo sorprendente es que el hombre que se arroga la propiedad de la calle asegura haber sido autorizado por el fiscal penal Gustavo Araya, que tiene a su cargo el expediente, sin que se haya emitido ninguna notificación por escrito.
"El fiscal Araya autoriza la usurpación de una calle sin orden del juez, está usurpando las funciones de un juez. La ayudante del fiscal dijo oralmente que él permite la obra, pero no vimos ningún papel", afirmó el abogado Héctor Hugo Huespe, quien representa a los vecinos.
En ese sector hay familias que viven allí desde hace más de 50 años. Por el lugar donde el hombre asegura que es su terreno, pasa la red troncal de gas y cloacas y hay postes de tendido de luz y cable.
Los problemas empezaron a comienzos de año, cuando se presentó un hombre con un par de albañiles que comenzaron a cavar pozos en una línea a apenas 2 metros de los frentes de las casa. Ante la consulta de los vecinos, se les respondió que la calle era propiedad privada y que se iba a cerrar.
A partir de allí se generó una serie de situaciones que incluyó la participación de la policía que, según los vecinos, parece estar apoyando y custodiando al usurpador, más que a ellos.
La obra se suspendió por la cuarentena, pero este miércoles volvieron a trabajar, esta vez instalando una carpa donde pernoctaron personas que amedrentan a los vecinos. A las denuncias originales se sumaron ahora otras por amenazas.