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"No podía hablar, moverme ni dormir"

Tras un simple dolor de muela, Melisa Mamaní llegó a un grave cuadro de mediastinitis. Superó meses sin hablar ni comer.
Miércoles, 06 de mayo de 2020 01:01

Una molestia en la muela con una extracción posterior le significó a una joven de 26 años un verdadero calvario ya que en cuestión de días pasó de la guardia a una internación, intervenciones quirúrgicas, terapia intensiva y una larga recuperación para volver a hablar y alimentarse. A Melisa Mamaní le dijeron que viven dos de cada diez personas, y lo superó con un equipo multidisciplinario que la ayudó a volver a su activa vida de madre, trabajadora y estudiante.

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Una molestia en la muela con una extracción posterior le significó a una joven de 26 años un verdadero calvario ya que en cuestión de días pasó de la guardia a una internación, intervenciones quirúrgicas, terapia intensiva y una larga recuperación para volver a hablar y alimentarse. A Melisa Mamaní le dijeron que viven dos de cada diez personas, y lo superó con un equipo multidisciplinario que la ayudó a volver a su activa vida de madre, trabajadora y estudiante.

Ahora con 29 años, en plena actividad laboral, con sus hijos y un par de materias para rendir y recibirse de profesora de Matemáticas, Melisa Mamaní rememoró el abrupto agravamiento de su malestar en la muela que devino en algo grave y la sensación de impotencia al despertar y no poder hablar por meses.

Recordó con precisión el 26 de marzo de 2017 en que comenzó todo, un dolor de muela y el llamado al odontólogo para tratarse por fuera de la obra social por su siempre tardía respuesta, y el profesional quitándole la pieza dentaria con un dolor nunca antes experimentado pese a la anestesia. Un antiinflamatorio como única receta y la recomendación de asistir a clase si se sentía bien hizo que se animara. Dos días después la sensación de no poder abrir la boca la llevó a la guardia del hospital "San Roque" y no mejoró.

Luego feriado, y la madrugada la obligó a ir a otra guardia, la del Soria, y su temor por no poder tragar saliva confirmó lo peor, internación, análisis, tomografía y cirugía. Despertó y nuevamente, ahogamiento, nueva tomografía, otra cirugía y luego otra, abertura en tórax, cuello y la infección había llegado al pulmón. Quince días en terapia intensiva.

"De diez personas, dos se salvan le dijeron a mi familia", recordó aún con voz entrecortada y se acordó que tomó conciencia, respirador y un intento por sacarlo hizo que se ahogara. Traqueotomía. "Fue lo peor, no podía hablar, no podía moverme, no podía dormir", expresó.

Tenía como paralizada la lengua, algún daño con la intervención, y no podría hablar, comer ni sentía olor y lo peor, babeaba, sin poder contener la saliva y tragarla. El abordaje multidisciplinario fue clave, el neurólogo y la fonoaudióloga la alentaron a cada paso hacia la deglución con ejercicios. "No podía hablar, primero lo hacía por el celular y me comunicaba con un marcador y una pizarra", recordó y detalló fue el regalo de un amigo que la acompañó los tres meses de internación sin una gota de agua, solo postres a los tres meses. "Hasta el 15 de julio estuve internada, me quisieron sacar la traqueotomía, sentía que me ahogaba, me volvieron a poner y me volvieron a la casa con eso. Me dijeron que era muy ansiosa, que era psicológico porque estaba preparada".

Ya había comenzado a hablar con la traqueotomía, pero era un estallido ronco, grueso que no podía decir la ere y no dejaba dilucidar lo que decía. Un bloqueo psicológico, quizás el temor y la depresión que admitió en la que se sumió, no le permitían avanzar. Por ello, psicólogos, nutricionistas y kinesiólogos que completaban el grupo médico fueron junto a la fonoaudióloga y el médico neurólogo la columna en la que apoyó su recuperación y lo logró. Ansiando recuperar su vida, logró volver a clases, una materia y pocas horas, con chalina en el cuello y siempre disimulando la traqueotomía tratando de contener la tos que sabía sería ruidosa y evidente. "Era un desafío porque no quería estar en mi casa, me sentía mal, y pedí volver al trabajo también", recordó.

A seis meses de lo ocurrido le quitaron el aparato de traqueotomía, otra etapa del habla y recuperación de peso. Lo superó y ya con sus dos niños Giuliana y Agustín entonces de 6 y 7 años y sus padres siempre presentes en cada etapa, volvieron los días de sol y llegó la recuperación total. Las cicatrices, son aún el recuerdo de una etapa que se tornó en una pesadilla, que logró superar.

La rehabilitación de la deglución es muy compleja

La mediastinitis aguda es una complicación de un flemón dentario, una infección bucal. En el caso de la joven Melisa Mamaní, quien fue tratada en el hospital Soria, tuvo un importante trabajo de recuperación de su disfagia severa, la dificultad para impulsar el material de la bucofaringe al esófago.

Tuvo para su recuperación un trabajo multidisciplinario ya que además de la fonoaudióloga contó con la asistencia y la atención del médico neurólogo, junto a profesionales de la kinesiólogía, nutrición, psicología, enfermería, además de asistencia social para el abordaje. Al respecto, la fonoaudióloga del área de Neurología del Hospital Soria, Silvia Alfaro, explicó que el trabajo del fonoaudiológico en paciente agudo consiste en la evaluación de la deglución principalmente, en estos casos el paciente ya se encuentra con una alimentación alternativa sea alimentación enteral o con una sonda nasogástrica, para cubrir sus nutrientes.

FONOAUDIÓLOGA / SILVIA ALFARO, JUNTO A SU EQUIPO DE TRABAJO

La profesional sostuvo además que en casos muy complejos, por ejemplo cuando el paciente se encuentra con una traqueotomía, la evaluación y rehabilitación de la deglución es aun de mayor complejidad ya que junto con el kinesiólogo se evalúa en forma diaria la coordinación aerodeglutoria. Cuando el paciente va recuperando con la rehabilitación foniátrica su coordinación en las funciones vitales de respiración y alimentación se pasa a otra etapa del tratamiento, donde se realiza una modificación en posturas, consistencias del alimento, tiempos deglutorios, en base a la evaluación diaria de la deglución. La rehabilitación de la deglución en un paciente agudo por disfagias orgánicas y/o neurogénicas se realiza en equipo integrado por un kinesiólogo, nutricionista, enfermero, psicólogo y asistente social. En el caso de Melisa Mamaní, el trabajo de rehabilitación de la deglución fue por una disfagia oro faríngea severa por diagnóstico de flemón dentario.

“Era importante tanto como el médico, kinesiólogo, fonoaudiólogo, nutricionista, el psicólogo, que integraron un engranaje en el avance de la recuperación de la paciente”, destacó la profesional. Se trataba de una persona joven, estudiantes, activa, con mucha actividad social y de trabajo por lo que se esperaba un resultado inmediato, pero la angustia y ansiedad jugaron su rol. Planteó que esta dificultad se da del mismo modo en muchos de los pacientes, por lo que trabaja con la familia preparándolas, enseñando la posición que deben tener, los ejercicios que deben hacer diariamente, además del seguimiento de pacientes para iniciar cada etapa en la recuperación. “Es contención, trabajo, psicología, y en esta paciente fue superando y volvió a la actividad”, remarcó la fonoaudióloga Alfaro.