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Pérdidas de 35% en la producción jujeña con valor agregado

La productividad del campo y la planta de deshidratados de la región están en lenta recuperación.Tienen dificultades logísticas y de acceso a sus mercado habituales. Buscan financiamiento y aplicar otras estrategias.
Sabado, 09 de mayo de 2020 01:00

Una aplastante realidad de la pandemia del coronavirus es el de las consecuencias económicas que viene generando, que no sólo afectó a los comercios de distintos rubros, las industrias, sino a las cadenas productiva que tienen integrados a productores primarios, y que logran en lugares algo aislados generar valor agregado. En la Quebrada, en al menos tres de ellos bajaron no sólo la producción, se ralentizó la comercialización y cayeron las ventas.

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Una aplastante realidad de la pandemia del coronavirus es el de las consecuencias económicas que viene generando, que no sólo afectó a los comercios de distintos rubros, las industrias, sino a las cadenas productiva que tienen integrados a productores primarios, y que logran en lugares algo aislados generar valor agregado. En la Quebrada, en al menos tres de ellos bajaron no sólo la producción, se ralentizó la comercialización y cayeron las ventas.

Sucede que las pequeñas cooperativas o pymes que se generaron en varias localidades de Jujuy aceitaron sus engranajes logrando, no con poco trabajo, armonizar la producción hortícola, de cereales de los productores campesinos de la Quebrada y de los ganaderos en la Puna para poder lograr productos con valor agregado. La singularidad del modelo fue motivo de elogios y crecieron en la instalación de plantas, comercializando sus productos deshidratados en Buenos Aires y/o en la región como un eslabón del sector turístico y gastronómico, y ahora buscan financiamiento para ello, con varias estrategias para retomar la productividad.

"Se puede estimar que ha habido un 20 % a 25 % de pérdida en general de la cosecha de la Quebrada, y nosotros como planta de elaboración estamos en un 60 % de lo que estábamos", precisó Javier Rodríguez, referente de Cauqueva

En la Quebrada hay más de 1.500 productores hortícolas, y en la cooperativa están 85 agricultores asociados, trabajan con otros 100 más, y se prevé que se sumen 40 para el proyecto con la Unión Europea que implicó ampliar la infraestructura y ampliar la producción agroecológica.

También tuvieron problemas, en virtud de las restricciones de la cuarentena, los productores primarios perdieron parte de la cosecha por no poder venderla, fue una pérdida neta. En cuanto a los productos con valor agregado, por precaución el consejo de Cauqueva determinó parar y luego con un protocolo de seguridad se implementaron turnos para trabajar, con medidas de bioseguridad, barbijo y distanciamiento.

Otra dificultad fueron los fletes, que no entraban o no iban a algunos lugares, y las restricciones para Buenos Aires hicieron bajar un poco la demanda, con lo cual están en menor nivel de producción pero no pararon, y van a seguir.

Los principales cultivos son hortalizas, cultivos andinos que incluye quinua por ejemplo, frutas, flores, además de la producción ganadera, con ganado mayor y menor, que se hace y derivan la producción de quesos, que también disminuyeron tanto en carne como en quesos.

De igual manera, el choclo que se producía tanto para consumo fresco como para humitas, también desapareció por lo que Cauqueva prevé tratar de absorber la mayor cantidad de maíz ya maduro posible, para incorporarlo en sus productos.

En cultivos andinos si bien todavía están en tiempo de cosecha y pueden darle otra utilidad, aún pueden verse afectados sus ingresos si no se logra sacar de la provincia la mayor cantidad de productos porque el turismo ya no consume.

Otro es el caso de Prosol que desde Maimará también producen productos alimenticios deshidratados de la mano de los productores hortícolas, quienes también tuvieron un parate de dos semanas pero comenzaron a retomar por turnos, y dificultades en la logística, con productores de quinua, y bajando la venta en un 30 % por imposibilidad de enviar.

En tanto, en la frontera puneña de La Quiaca, otro grupo productivo es el de los productores ganaderos quienes transforman la carne de llama a otros elaborados, embutidos que tras el inicio de la cuarentena se vio perjudicada en su comercialización para la región que solía proveer habitualmente.

Se les cortó la cadena de ventas ypagos
Para la Asociación de Pequeños Productores Aborígenes de la Puna, Jujuy que aglutina comunidades aborígenes que producen colectivamente y comercializan carne de llama, embutidos y chacinados se les cortó la cadena de ventas y pagos.
Por un lado, a los productores de carne asociados les apremia vender y otros que trabajan en la planta de producción que necesitan continuar haciéndolo, son factores que motivaron continuar con la producción. “Estamos un tanto asustados, no sabemos cómo vamos a salir. En la elaboración y en la producción bajamos un 50%, y la venta nos bajó un 80%. Estamos vendiendo del 15 al 20%”, precisó Carlos Redin, coordinador de la Asociación de Productores de la Asociación de Pequeños Productores de la Puna
Explicó que el problema es que se les cortó la cadena de ventas, no tienen comercialización de esa producción y además la cadena de pagos. Vendían en toda la provincia, desde La Quiaca hasta Perico, en el aeropuerto, lo que se cortó. Ahora se disponen a endeudarse para generar stock por tratarse de productos estacionales, porque bajaron la producción. Están gestionando financiamiento de la Comisión de Microcrédito del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, que aspiran lograr porque tienen tasa baja y se podrían encuadrar.
El problema es que afecta tanto a la organización como emprendimientos pero también a productores para poder venderlo. Pedidos en chacinadosdellama.jimdosite.com y en La Quiaca en 7 de junio 69 barrio Moreno, teléfono 3885470350.

Con 30% de retraso en la entrega
Para los productores de Prosol, que tiene su planta en Maimará, la logística fue la mayor dificultad que impidió enviar la producción a los compradores. También percibieron aumento en los insumos, pero cuentan con stock sumando la producción ya reanudada.
“Últimamente lo que no se está trabajando es la logística, o hay como un 30% que no ha llegado al lugar de venta”, explicó Pablo Quiroga de Prosol. 
Explicó que en las primeras dos semanas no trabajaron, y pocos en la planta de sopas deshidratadas.
“Ahora estamos secando manzanas que vienen de Volcán, las zanahorias están un poquito caras, y todo tipo de materia prima hay”, explicó desde Prosol.
Entre ellas comercializan sopa de quinua con verduras, de amaranto, hortalizas y verduras, además de los productores primarios en la Quebrada, y otros de la Puna

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