Hace cuatro que en Jujuy funciona el proyecto "Puente", un dispositivo centrado en contener a personas en situación de calle que desde la aparición de la pandemia acrecentó su labor las 24 horas brindándoles un techo, atención de especialistas y también enseñándoles oficios a fin de que tengan un trabajo el día de mañana y se alejen de los malos hábitos.
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Hace cuatro que en Jujuy funciona el proyecto "Puente", un dispositivo centrado en contener a personas en situación de calle que desde la aparición de la pandemia acrecentó su labor las 24 horas brindándoles un techo, atención de especialistas y también enseñándoles oficios a fin de que tengan un trabajo el día de mañana y se alejen de los malos hábitos.
Piden donaciones de ropa de abrigo, colchas, calzados para hombres y también madera, sierras, pegamento, etc.
Por la temporada invernal del 2016 donde fallecieron personas que no tenían un hogar a causa del frío surgió esta iniciativa impulsada por voluntarios y el Ministerio de Desarrollo Humano. Desde ese momento empezaron a realizar recorridos nocturnos por la capital jujeña dándoles cariño, ropa de abrigo y comida, y también habilitaron un espacio para que pasen la noche.
Ante la preocupación por el Covid-19, el refugio que se encuentra ubicado en la esquina de la avenida Urquiza y el puente San Martín, en el barrio El Chingo (al lado de la exestación de trenes), se convirtió en un lugar esperanzador para estos hombres.
Jairo Severich es una de las personas que están dentro del refugio. Él al igual que los demás aprendió a hacer artesanías y ahora les da clases a sus compañeros. "Quiero enseñarles a los muchachos los que yo aprendí a hacer. Hacemos varios trabajos con alambres y también de carpintería que luego los vendemos para tener nuestros manguitos", comentó, en diálogo con El Tribuno de Jujuy.
Asimismo señaló que "estamos trabajando muy bien y esto nos ayuda a salir adelante, tenemos la posibilidad de pensar en otra vida, la verdad que la pandemia nos hizo reflexionar y encontrar un nuevo comienzo, yo no sabía que tenía este arte dentro mío que lo puedo enseñar a los demás".
"Está en uno salir de esto, el virus nos hizo abrir la cabeza, me di cuenta donde estaba parado y lo que quiero para mi vida. Puso al mundo de cabeza pero a mí me hizo bien, ver todo lo que tengo y lo que perdí, yo perdí a mi familia, pero ahora estoy recuperando mi vida", añadió.
Además aseguró que "tenemos un horario para levantarnos, para trabajar, para recrearnos y para higienizarnos. Para el día de mañana quiero trabajar y terminar el secundario, quiero estudiar la carrera de operador terapeuta para ayudar a todos los que tienen problemas con las drogas".
Trabajo en conjunto
"Puente" es un trabajo en conjunto entre miembros del Ministerio de Desarrollo Humano, de Salud, de Seguridad y del municipio capitalino, también participan voluntarios de ongs. Las actividades que realizan son varias. A un viejo vagón que estaba en desuso los trasformaron en una biblioteca, hay talleres de huerta, carpintería y artesanías.
Al respecto, Marina Ibáñez, encargada de este dispositivo, expresó que "nosotros apuntamos que ellos puedan recuperar su vida, que reconstruyan sus vínculos que están rotos actualmente y vuelvan con su familia. Queremos que sean felices ya que muchos se encuentran tristes y cayeron en la calle por problemas familiares, por falta de afecto, que los llevan a estar en situación de adicción que los lleva a aislarse y estar en calle".
"Queremos que la sociedad los incluya, muchas veces parecen los invisibles porque la gente pasa al lado de ellos y no le prestan interés. Mi mensaje es que se acerquen a ellos, que los incluyan porque cada uno tiene una historia triste que los llevó a estar en situación de calle, no es algo que hayan elegido porque sí. Así que tenemos que tener empatía por ellos", finalizó.
Talleres de huerta y de carpintería
Una de las propuestas que posee el proyecto “Puente” es la carpintería, donde todos aprenden a hacer trabajos con madera y adquieren ese oficio para poder ponerlo en práctica el día de mañana.
“Acá hacemos muchos trabajos en donde ocupamos el tiempo libre en el refugio que nos está dando una mano por la situación que pasamos. Nos dedicamos a hacer pequeños muebles y todo lo aprendimos acá con el profe”, manifestó Miguel Espada, uno de las personas que trabaja en carpintería.
En relación a eso, Fabricio Brandán, otro de los carpinteros, indicó que “pedimos que nos ayuden con madera para hacer más cosas y poder venderlas y tener algo de plata. Nosotros antes estábamos en situación de calle y en consumo problemático. El día de mañana queremos trabajar de esto”.
Enzo Nicosia es otro de los jóvenes que vive en el refugio y también es el encargado de la huerta. “Esto lo hacemos a fuerza del pulmón y estamos teniendo los primeros resultados. También se integran los abuelos y todos los que vivimos acá en el predio. Esto es muy importante porque nos capacitamos y nos integramos para mantener la mente ocupada y no pensar tanto en esto que estamos atravesando”, apuntó.