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Se nos fue Juan...

Sabado, 13 de junio de 2020 01:00

Finalmente, ocurrió lo que podía ocurrir. La noticia no era la esperada. Pero era posible. Como todas las malas noticias y las desgracias tuvo que llegar un día: se nos fue Juan. Digamos que se llamaba Juan. No sabemos ni su nombre ni su apellido, ni cómo le decían en su casa, ni con qué apodo lo habrían bautizado sus amigos y compañeros de trabajo, los otros camioneros.

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Finalmente, ocurrió lo que podía ocurrir. La noticia no era la esperada. Pero era posible. Como todas las malas noticias y las desgracias tuvo que llegar un día: se nos fue Juan. Digamos que se llamaba Juan. No sabemos ni su nombre ni su apellido, ni cómo le decían en su casa, ni con qué apodo lo habrían bautizado sus amigos y compañeros de trabajo, los otros camioneros.

No sabemos cómo eligió esa profesión tan dura y sacrificada, de vivir rodando los caminos, arrastrando toneladas de carga, pensando en los destinos lejanos, acompañado por el sordo bramar de los enormes motores y la cálida compañía de la radio. Esquivando las distancias gracias al celular.

No sabemos nada de Juan. Y tampoco importa ya. Sólo es importante reconocer que Juan, este camionero jujeño al que el traicionero e impiadoso coronavirus le arrebató la vida, en una luminosa mañana de un viernes de otoño, era nuestro Juan. El Juan de todos. El hermano, el primo, tío o sobrino, el pariente, el amigo de cada jujeño, los que desde cada rincón de los sentimientos, rogábamos que Juan ganara el combate, que el respirador ayudara a sus pulmones a recuperar la energía propia, que pudiera vencer la angustia y finalmente dejara la soledad blanca y aséptica de su cama de hospital para volver a sus cosas de cada día, al volante de su camión, a devorar distancias acelerando a fondo, y a regresar a casa, a su gente. Pero el virus fue más fuerte. Y Juan, nuestro Juan, el Juan de todos los jujeños, perdió la batalla sin haberse rendido jamás.

Ojalá que Juan no sea a partir de ahora sólo el hito de haber sido la primera víctima fatal de la pandemia en Jujuy. Ojalá que no sea solamente una marca en los recuadros de las estadísticas. Ojalá, nosotros, los jujeños, honremos su recuerdo redoblando la responsabilidad de cuidarnos y cuidar a los demás. Ojalá que cada vez que crucemos un camión rugiendo por las rutas, recordemos a Juan y le enviemos una oración breve, sencilla, para desearle que la eternidad luminosa, el destino de su último viaje, lo tenga disfrutando de la serena paz que se ganó.

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