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Se cumplieron 112 años del asesinato de Vicitación Civila

El alma milagrosa que responde a los pedidos para superar trances difíciles o a lograr objetivos nobles.
Martes, 02 de junio de 2020 01:04

Ayer se cumplieron 112 años de la trágica muerte de Vicitación Civila, y también un año más del nacimiento del mito y la realidad de la "Almita Civila", alma milagrosa, que responde a los pedidos de los jujeños que la invocan y le rezan para ayudarlos a superar trances difíciles, o a lograr objetivos nobles.

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Ayer se cumplieron 112 años de la trágica muerte de Vicitación Civila, y también un año más del nacimiento del mito y la realidad de la "Almita Civila", alma milagrosa, que responde a los pedidos de los jujeños que la invocan y le rezan para ayudarlos a superar trances difíciles, o a lograr objetivos nobles.

Vicitación Civila (ambas con "C") había nacido en 1876 la zona de El Totoral, hermoso monte jujeño, ubicado entre Los Blancos y Las Capillas parajes sobre la margen izquierda del río Grande, equidistantes a pocos kilómetros de San Salvador de Jujuy y Palpalá. Hija de Mariano Civila y Filomenza Cerpa, Vicitación creció como toda muchacha de campo, humilde y trabajadora, sólo destacada por su típica belleza criolla: ojos negros y grandes, cabellos renegridos que solía acomodar con dos trenzas rodeando su rostro ovalado y siempre risueño. Se casó muy joven a los 22 años, con Juan Crisóstomo Carmona, paisano de La Almona, pero en poco tiempo regresó a la casa paterna desengañada por el temperamento violento de su marido. Tuvo una segunda oportunidad con Juan Medrano, con compartió varios años, viviendo en Monte Alto, alrededores de El Carmen.

El fatídico día 1 de junio, Vicitación salió a caballo desde su rancho y cruzó el valle hasta Higuerillas con el propósito de realizar compras de mercadería en los almacenes del lugar o trueques de granos y frutas con algunos vecinos conocidos de la zona. Pero nunca regresó a su hogar. Juan Medrano la buscó desesperado hasta que finalmente dio parte a la policía.

El comisario Lucio Cau y sus asistentes Onofre Pérez y Sebastián Reyes iniciaron la instrucción. Tras una búsqueda intensa encontraron, al pie de la tipa gigantesca y semi tapado por ramas y yuyos el cuerpo sin vida de Vicitación. El asesino, un tal Leonardo Condorí, joven de 25 años, insano, violento y de malos antecedentes, la había interceptado en los caminos de herradura y tras desmontarla a golpes intentó abusar de ella.

CEMENTERIO EL SALVADOR/ SECTOR DEDICADO A LA MEMORIA DE LA ALMITA CIVILA.

Como la muchacha ofreció tenaz resistencia, Condorí le apoyó su cuchillo en el cuello y comenzó a hundirlo lentamente "sólo para asustarla" diría luego. Pero Vicitación murió en el forcejeo. El asesino violó el cuerpo sin vida, después lo cortó, mutiló partes de las piernas que se llevó a su rancho con el propósito de hacerlos charqui. La eficaz acción policial esclareció el horrible crimen y Condorí fue sentenciado a pena de muerte en marzo de 1909, condena que fue revocada por la de prisión perpetua. Fue trasladado al sórdido penal de máxima seguridad de Ushuaia, como el preso número 353.

Diez años después un documento señala que fue declarado insano y se solicitaba su internación en un hospicio para alienados mentales, pero el trámite no prosperó. Ya viejo y enfermo, fue puesto en libertad beneficiado por alguno de los indultos masivos de origen político de la primera la mitad del siglo XX. El escritor e historiador Antonio Paleari, señaló que Condorí pudo volver a Buenos Aires, y hasta algún viejo memorioso policía había comentado que pudo reconocerlo deambulando por Palpalá, pero esto no pudo ser confirmado. Lo cierto es que muy viejo, solo e indigente, recaló otra vez en Buenos Aires, donde se perdió en la noche de los tiempos y el olvido.

En Jujuy, en tanto, ya había crecido y se fortalecía el mito de "Vicitación Civila, almita milagrosa".

La consternación de los jujeños se transformó en admiración por el martirio de esa muchacha que defendió su cuerpo y su honra hasta morir y la devoción la hizo convirtió en una santa popular, intermediaria ante Dios, que devuelve los pedidos y los ruegos con milagros.

Esta brevísima nota, este recordatorio, podría haber sido una nota de la historia policial de Jujuy, pero tiene en sentido de ser un homenaje que Antonio Paleari sintetiza con estas palabras: "Vicitación Civila, vive aún, juvenil, tímida, callada, cada día más hermosa, cada día más buena y milagrosa. Ay, Vicitación Civila! Tu destino no era vivir en la sombra de la nada. Era vivir en la fe de los que te amarían y tu nombre, nombre de todos, si tan mala muerte te han dado... ¿por qué pagas con milagros?".

Toda la historia, la investigación la documentación, las fotografías y aún los expedientes policiales y testimonios de los milagros, fueron recopilados para Jujuy en el libro "Vicitación Civila `almita´ milagrosa", de la querida escritora, política y dirigente social Angelita Marino Rótolo de Ponce.