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Finquero envenenó y mató a un peón

Ayer empezó el juicio en contra del alemán Hartmut Torsten Theobald (48). Declaró el único sobreviviente.

Martes, 02 de junio de 2020 01:04

En la Sala VII del Tribunal de Juicio de la provincia de Salta comenzó la audiencia contra Hartmut Torsten Theobald (48), un finquero de origen alemán acusado de envenenar a dos peones, provocándole la muerte a uno de ellos. Ramón Ignacio Casas (56) y Benito Soraire (70) eran peones de la finca de Hartmut Torsten Theobald. El imputado está acusado de haberles entregado alimentos con sustancia tóxica (pesticida) en octubre del 2018.

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En la Sala VII del Tribunal de Juicio de la provincia de Salta comenzó la audiencia contra Hartmut Torsten Theobald (48), un finquero de origen alemán acusado de envenenar a dos peones, provocándole la muerte a uno de ellos. Ramón Ignacio Casas (56) y Benito Soraire (70) eran peones de la finca de Hartmut Torsten Theobald. El imputado está acusado de haberles entregado alimentos con sustancia tóxica (pesticida) en octubre del 2018.

En la primera jornada declararon el hermano y la esposa de Ramón Casas y dos de sus hijos. También declaró Benito Soraire, el otro puestero que trabajaba en la finca El Salto, de Theobald, y que también habría ingerido la sustancia tóxica que le causó la muerte a Casas.

Soraire relató que trabajó a las órdenes de la familia del acusado por cerca de treinta años. Allí le daban un lugar para dormir y su patrón (el imputado) le llevaba dos kilos de carne todos los lunes. Refirió que su labor no demandaba el uso de pesticidas o herbicidas, que sólo regaba.

Acerca del hecho puntual por el cual su patrón llegó a juicio, Soraire relató: "Yo me he escapado de morir. Hartmut me ha metido veneno en la carne. Tiene que haber sido él porque era el único que estaba. Me había llevado carne de vaca y chorizos. Yo me doy cuenta apenas como la carne porque empecé con mareos, diarrea y vómitos. Ese día cociné una sopa y tenía gusto raro. Tomando leche me he salvado. Si no me iba a morir", explicó.

El damnificado refirió que seis de sus perros comieron la carne y murieron. Dijo que se dio cuenta que tenía veneno porque a los animales les salió sangre de la boca.

Sintiéndose aún muy mal, se dirigió a la casa de su patrón y le reclamó por la carne envenenada, pero él negó la acusación. "Le dije que me lleve ya al hospital de Güemes. Lo hizo, pero me dejó a dos cuadras", continuó relatando Soraire. Dijo que allí lo revisaron, le preguntaron qué síntomas tenía y qué había consumido. Luego le colocaron una inyección y escuchó decir a una doctora que a él le habían dado veneno.

El damnificado indicó que antes de ir a reclamarle a Theobald, puso arriba del techo de su pieza restos del chorizo que le llevó el imputado, que fueron rescatados por la Policía.

El tribunal integrado por los jueces Francisco Mascarello (presidente), Paola Marocco y María Livia Carabajal también escuchó el testimonio de Ramona Isabel Ávila, esposa de Ramón Ignacio Casas (víctima fatal). La mujer explicó que al momento del hecho, se encontraba separada de su marido, pero precisó que él iba una vez al mes a su casa, cuando cobraba, para llevarle suministros a la familia.