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Maestros llevan ayuda en sus propios autos

Recorren cada 15 días distintos puntos de la ruta 54 para garantizar la entrega de bolsones de alimentos y cuadernillos.

Domingo, 21 de junio de 2020 01:02

Un grupo de maestras y maestros rurales de la localidad de Oliden, un pequeño pueblo del partido de Brandsen, en la provincia de Buenos Aires, recorre quincenalmente distintos puntos de la ruta 54 para garantizar la entrega de bolsones de alimentos y cuadernillos educativos para sus alumnos desde que comenzó la pandemia por coronavirus. La Escuela primaria N 2, el jardín N 907 y la Secundaria N 5 son tres de las de las 3.108 escuelas rurales que existen en la provincia de Buenos Aires y en las que se lleva adelante el plan de Continuidad Pedagógica dispuesto por el gobierno en el marco de la suspensión de clases presenciales ante la emergencia sanitaria por el coronavirus. Viernes por medio, las y los docentes rurales se reúnen antes de que aclare el día y, en la calle de tierra sobre la que está emplazado el edificio de la escuela, comienzan a descargar los cuadernillos con contenidos pedagógicos y los alimentos secos que se envían en camiones desde la provincia.

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Un grupo de maestras y maestros rurales de la localidad de Oliden, un pequeño pueblo del partido de Brandsen, en la provincia de Buenos Aires, recorre quincenalmente distintos puntos de la ruta 54 para garantizar la entrega de bolsones de alimentos y cuadernillos educativos para sus alumnos desde que comenzó la pandemia por coronavirus. La Escuela primaria N 2, el jardín N 907 y la Secundaria N 5 son tres de las de las 3.108 escuelas rurales que existen en la provincia de Buenos Aires y en las que se lleva adelante el plan de Continuidad Pedagógica dispuesto por el gobierno en el marco de la suspensión de clases presenciales ante la emergencia sanitaria por el coronavirus. Viernes por medio, las y los docentes rurales se reúnen antes de que aclare el día y, en la calle de tierra sobre la que está emplazado el edificio de la escuela, comienzan a descargar los cuadernillos con contenidos pedagógicos y los alimentos secos que se envían en camiones desde la provincia.

El establecimiento educativo - que tiene una matrícula de 412 alumnos cuyas familias se dedican a la producción hortícola- se erige a una cuadra de la capilla Inmaculada Concepción y muy cerca de la vieja estación, a 65 kilómetros de Brandsen, la ciudad cabecera del distrito. Allí, con la agilidad propia de la experiencia adquirida en estos meses, los docentes pronto diagraman la logística del reparto para cada uno de los niveles educativos y parten en sus vehículos particulares a distribuir la mercadería en puntos previamente acordados con las familias.

Sandra Pennacchioni, profesora de plástica desde hace 22 años y directora del colegio secundario, cuenta a Télam: “Como un solo micro va hasta la escuela a la mañana, era riesgoso pedirles a las familias que fueran a retirar el material escolar y la mercadería al colegio porque podía generarse una aglomeración de personas”, luego de que se dispusiera la cuarentena. Por ello, decidieron junto a las directoras de la primaria, Miriam Volosin, y del jardín, María Cardoso, salir a entregar las tareas y la comida ellas mismas. Enseguida, se sumaron a la propuesta secretarias, profesores y auxiliares. “Cada vez somos más y, en cada entrega, vamos en 9 o 10 autos a llevar todo a diferentes puestos de la ruta” hasta donde se acercan las personas a recibir las cosas, explica Pennacchioni.

Así, desde que el 20 de marzo se dispuso el aislamiento social, preventivo y obligatorio, una larga caravana de autos recorre cientos de kilómetros cada 15 días para garantizar que niños, niñas y adolescentes pueden continuar estudiando y alimentándose en sus hogares. Los viajes sirven además para que las docentes también lleven a las familias útiles, ropa y juguetes que distintos vecinos de Oliden les donan para ayudar a que quienes lo necesiten puedan sortear el momento de crisis. “Ese encuentro con los alumnos y sus familias para nosotros es fundamental porque nos permite hacer un seguimiento personalizado, preguntarles cómo están, cómo trabajan con los cuadernillos o si tienen algún inconveniente”, grafica. Sandra detalla que “en el campo, la conectividad es escasa y son pocos los alumnos que cuentan con una computadora, por lo que la mayoría se maneja a través del celular” y añade que “los chicos viven en la zona de quintas y, como muchos de ellos trabajan, recién pueden enviar la tarea a las 11 de la noche”. Debido a esa realidad, las y dos docentes debieron readecuar sus horarios laborales y buscar diferentes estrategias para llegar a sus alumnos, atendiendo demandas también durante la noche mediante llamadas, mensajes de texto y de Whatsapp.

“La mayoría de las familias no terminaron la escuela primaria y a veces sienten que no tienen recursos para ayudar a sus hijos. Nosotras intentamos tener un acercamiento personalizado, pero no es lo mismo que estar en el aula y los chicos nos expresan que extrañan la escuela”, agrega. Pennacchioni destaca la emoción que atraviesa a maestros y alumnos en cada encuentro, afirma que ese acercamiento “es lo más importante” y evalúa que el contexto actual hizo que se revalorice el rol de la escuela. “La escuela es todo para los chicos: cuando llueve y cuando hace frío, es el encuentro con sus pares y es un paréntesis en la vida de unos niños que trabajan en el campo todo el día, siguiendo las tradiciones familiares”, describe Pennacchioni.

Se puede endurecer el confinamiento

Médicos infectólogos advirtieron ayer que se podría activar un endurecimiento del aislamiento social obligatorio si se produce un aumento significativo de los casos de coronaviurs en los próximos días pero insistieron en la importancia de analizar cifras como la ocupación de camas de terapia intensiva y la tasa de letalidad para tomar una decisión, y coincidieron en la importancia de mantener las salidas recreativas de niños. Eduardo López, quien integra el comité oficial Covid-19 que asesora al Ministerio de Salud, dijo a Télam que evaluaría volver a fase 1 del aislamiento o restringir algunas actividades “si los casos se duplican o aumentan un 40% más los próximos días”, aunque precisó que “dejaría pasar una semana más para evaluar los números”.

“Quisiera ver más tiempo los números, los de antes de ayer y ayer son importantes y viene subiendo el número de casos pero hay que mirar la ocupación de hospitales generales y la tasa de letalidad”, indicó López. Por su parte, Carlota Russ, pediatra infectóloga que también participa del comité asesor, señaló a Télam que “puede haber opiniones no homogéneas con volver a la fase 1 pero las decisiones va a haber que tomarlas rápido; si los números de casos no acompañan y se duplican en dos días no diría volver a fase 1, pero sí restringiría algunas actividades que se abrieron”.

“Estamos en un punto crítico, hay que mirar muy bien los números porque hay indicadores que preocupan, no sólo casos, sino ver la ocupación de camas de terapia intensiva aunque, por ahora, no se saturó el sistema de salud”, aclaró. Respecto a las actividades que se podrían restringir en caso de una profundización del incremento de contagios, Russ opinó que quizás “queden (abiertos) los bancos y algún comercio de cercanía pero nada más; otros que concentran más cantidad de gente, se cerrarían”, aunque confirmó que la medida “será evaluada por el Gobierno con los números”. “No aconsejaría volver atrás con las salidas de niños, ellos fueron víctimas, sufrieron mucho, perdieron ir al colegio, rutinas, amigos y no creo que modifique para nada que salgan una hora con barbijo y distancia”, aseguró.