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Sombrío escenario: casos en alza y recursos en baja

Domingo, 21 de junio de 2020 01:02

El exponencial aumento en los casos de coronavirus que ocurrió esta semana en el país generó una doble preocupación en el Gobierno nacional. Por un lado, el sistema hospitalario de Buenos Aires comenzó a acelerar dramáticamente su nivel de ocupación y en veinte días podría llegar al colapso. Y por el otro, el Estado se está quedando sin fondos para mantener la asistencia económica a la sociedad tal como la venía sosteniendo hasta ahora. Esta compleja combinación se da justo cuando Argentina se acerca a un eventual default de su deuda, anticipando importantes nubarrones en el proceso de reactivación productiva que debería encararse en la pospandemia. 
En momentos en los que todos hablan de curvas, parecería que la epidemiológica y la económica estarían yendo en direcciones diametralmente opuestas en la Argentina: a mayor crecimiento de la pandemia, menores recursos para hacerle frente a ella. Esta expansión de contagios, que aún no llegan al pico ni anticipan cuándo podría ser, auguran tiempos de cuarentena todavía más extendidos de los 101 días que se cumplirán el domingo próximo. Cerca de Alberto Fernández no admiten ni desmienten públicamente de que el aislamiento en el país pueda estirarse al menos otros tres meses más, pero por lo bajo son cada vez más los funcionarios que están instalando esa idea. “La fecha de la vacuna sigue siendo incierta, por lo cual la única protección efectiva que tenemos es la cuarentena. No sabemos cuánto va a durar ni queremos anticiparnos, pero se va a extender hasta que la curva de infectados empiece a declinar de manera sostenida”, señaló ayer a El Tribuno un funcionario con llegada directa al Presidente. Esas declaraciones coinciden con la opinión de casi todos los infectólogos, que recomiendan estirar el aislamiento, como mínimo, hasta la llegada de la primavera. 
De hecho, esta semana hubo varias provincias del interior que debieron retroceder en sus aperturas por el avance del virus. Jujuy, Chaco, Neuquén, Mendoza y algunas ciudades de Córdoba ya experimentaron esa amarga sensación. Además, hay otras que podrían tomar caminos parecidos en el corto plazo si siguen apareciendo nuevos infectados, como Formosa, Salta, Río Negro, Chubut o Tierra del Fuego. En esta etapa, la sombra del coronavirus está extendiendo sus brazos mucho más allá del Amba, y eso también enciende todas las alarmas en la Quinta de Olivos.
Hasta ahora el discurso era que casi todo el país había recuperado una relativa normalidad y que el problema se acotaba básicamente a Ciudad de Buenos Aires, provincia de Buenos Aires y Chaco. Hoy, tras 94 días ininterrumpidos de cuarentena, ese escenario está poniéndose cada vez más difuso pese a que la concentración de casos sigue siendo abrumadora en el Amba y Resistencia. 
En ese contexto, el Gobierno ya avisó que reducirá los montos de los ATP que perciben los empleados privados y también que no colaborará con las compañías para hacerle frente al pago de los aguinaldos. La medida tiene lógica si se tiene en cuenta que muchas provincias ya reabrieron un porcentaje importante de su actividad económica, pero el problema radica en que la parálisis del consumo no le permite a las pymes recuperar rentabilidad ni rearmar la cadena de pagos con los proveedores. Alrededor de la mitad de las pequeñas compañías afirma no estar en condiciones de pagar el medio aguinaldo de este mes, lo que desestimulará aún más la alicaída actividad económica de la Argentina. Es evidente que el Banco Central no puede seguir indefinidamente emitiendo pesos como hasta ahora, aunque si el Estado comienza a aminorar su ayuda en el pico de la enfermedad podría darse un cierre masivo de empresas en todo el país.
Una alta fuente del mundo de los negocios aventuró que cerca de un treinta por ciento de las pymes podrían bajar definitivamente las persianas si la cuarentena se extiende hasta el 15 de septiembre. Panorama sombrío si los hay. En el Palacio de Hacienda admiten que el margen de acción para las ayudas comienza a ser más escaso ya que la recaudación fiscal sigue en picada y el acceso al crédito está cortado hace rato para el país. Sin embargo, un vocero calificado del Ministerio de Economía aseguró a El Tribuno que “la idea no es cortar con los subsidios sino repartirlos de forma más equitativa entre los lugares donde la actividad económica está por debajo del cincuenta por ciento”. 

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El exponencial aumento en los casos de coronavirus que ocurrió esta semana en el país generó una doble preocupación en el Gobierno nacional. Por un lado, el sistema hospitalario de Buenos Aires comenzó a acelerar dramáticamente su nivel de ocupación y en veinte días podría llegar al colapso. Y por el otro, el Estado se está quedando sin fondos para mantener la asistencia económica a la sociedad tal como la venía sosteniendo hasta ahora. Esta compleja combinación se da justo cuando Argentina se acerca a un eventual default de su deuda, anticipando importantes nubarrones en el proceso de reactivación productiva que debería encararse en la pospandemia. 
En momentos en los que todos hablan de curvas, parecería que la epidemiológica y la económica estarían yendo en direcciones diametralmente opuestas en la Argentina: a mayor crecimiento de la pandemia, menores recursos para hacerle frente a ella. Esta expansión de contagios, que aún no llegan al pico ni anticipan cuándo podría ser, auguran tiempos de cuarentena todavía más extendidos de los 101 días que se cumplirán el domingo próximo. Cerca de Alberto Fernández no admiten ni desmienten públicamente de que el aislamiento en el país pueda estirarse al menos otros tres meses más, pero por lo bajo son cada vez más los funcionarios que están instalando esa idea. “La fecha de la vacuna sigue siendo incierta, por lo cual la única protección efectiva que tenemos es la cuarentena. No sabemos cuánto va a durar ni queremos anticiparnos, pero se va a extender hasta que la curva de infectados empiece a declinar de manera sostenida”, señaló ayer a El Tribuno un funcionario con llegada directa al Presidente. Esas declaraciones coinciden con la opinión de casi todos los infectólogos, que recomiendan estirar el aislamiento, como mínimo, hasta la llegada de la primavera. 
De hecho, esta semana hubo varias provincias del interior que debieron retroceder en sus aperturas por el avance del virus. Jujuy, Chaco, Neuquén, Mendoza y algunas ciudades de Córdoba ya experimentaron esa amarga sensación. Además, hay otras que podrían tomar caminos parecidos en el corto plazo si siguen apareciendo nuevos infectados, como Formosa, Salta, Río Negro, Chubut o Tierra del Fuego. En esta etapa, la sombra del coronavirus está extendiendo sus brazos mucho más allá del Amba, y eso también enciende todas las alarmas en la Quinta de Olivos.
Hasta ahora el discurso era que casi todo el país había recuperado una relativa normalidad y que el problema se acotaba básicamente a Ciudad de Buenos Aires, provincia de Buenos Aires y Chaco. Hoy, tras 94 días ininterrumpidos de cuarentena, ese escenario está poniéndose cada vez más difuso pese a que la concentración de casos sigue siendo abrumadora en el Amba y Resistencia. 
En ese contexto, el Gobierno ya avisó que reducirá los montos de los ATP que perciben los empleados privados y también que no colaborará con las compañías para hacerle frente al pago de los aguinaldos. La medida tiene lógica si se tiene en cuenta que muchas provincias ya reabrieron un porcentaje importante de su actividad económica, pero el problema radica en que la parálisis del consumo no le permite a las pymes recuperar rentabilidad ni rearmar la cadena de pagos con los proveedores. Alrededor de la mitad de las pequeñas compañías afirma no estar en condiciones de pagar el medio aguinaldo de este mes, lo que desestimulará aún más la alicaída actividad económica de la Argentina. Es evidente que el Banco Central no puede seguir indefinidamente emitiendo pesos como hasta ahora, aunque si el Estado comienza a aminorar su ayuda en el pico de la enfermedad podría darse un cierre masivo de empresas en todo el país.
Una alta fuente del mundo de los negocios aventuró que cerca de un treinta por ciento de las pymes podrían bajar definitivamente las persianas si la cuarentena se extiende hasta el 15 de septiembre. Panorama sombrío si los hay. En el Palacio de Hacienda admiten que el margen de acción para las ayudas comienza a ser más escaso ya que la recaudación fiscal sigue en picada y el acceso al crédito está cortado hace rato para el país. Sin embargo, un vocero calificado del Ministerio de Economía aseguró a El Tribuno que “la idea no es cortar con los subsidios sino repartirlos de forma más equitativa entre los lugares donde la actividad económica está por debajo del cincuenta por ciento”. 

Vicentin

Pese a que el Gobierno estudie ahora una “alternativa superadora” a la expropiación de Vicentin, ayer se produjeron masivas movilizaciones en muchos puntos del país para rechazar la intervervención de la cerealera. En el fondo, el reclamo de la gente que salió a las calles excede la situación de la compañía: el pedido central es por avance del Estado sobre la propiedad privada. Alberto Fernández no quiere que este tema se transforme en una nueva resolución 125 con los productores agropecuarios, pero hasta ahora no queda en claro cuál podría ser la resolución para este conflicto que no dañe tanto la imagen del Presidente.