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Terapia psicológica virtual, ¿algo nuevo?

Miércoles, 24 de junio de 2020 01:04

Por Giuliana C. Causarano, Lic. en Psicología

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Por Giuliana C. Causarano, Lic. en Psicología

A raíz de la pandemia muchos profesionales se reinventaron para dar respuesta a la necesidad de las personas, ya sea de continuar tratamientos o iniciar nuevos.

El distanciamiento social, las restricciones para circular, en fin, lo que todos ya conocemos, empujó mundialmente a las personas a trabajar desde casa y desde allí repensar las mejores opciones para, en el caso de los profesionales de la salud que es un caso particular, seguir asistiendo a sus pacientes.

Sin embargo, el home working no es nuevo y la terapia virtual psicológica tampoco. Comenzó a implementarse a medida que se incorporaron las nuevas tecnologías informáticas y de comunicación, por supuesto variando en características en función de los recursos disponibles: servicios de cartas para consultas específicas o asesoría; llamadas telefónicas; servicios de ayuda online; recién en la década de los 90, podemos situar como la modalidad similar a la que conocemos hoy, es decir, el concepto de un tratamiento privado por internet.

Ahora bien, surgen dudas en torno a en qué consiste, su efectividad, ventajas y desventajas. Todo ello varía según el profesional, el paradigma teórico desde donde contemple su práctica y por supuesto la versatilidad y adaptación a las nuevas tecnologías.

La terapia psicológica virtual consiste en sostener un espacio virtual de encuentro entre paciente y psicólogo, de igual manera que si fuese presencial. Para ello, es necesario fijar un día y horario específico, pautar los costos de las sesiones y aclarar el medio tecnológico seleccionado.

Con respecto a la efectividad del tratamiento, investigaciones realizadas concluyen en que no varía en relación al método de encuentro seleccionado.

Las ventajas de esta modalidad implican facilidad de contactar a gran variedad de profesionales en salud mental independientemente del lugar de residencia; reducción de costos de traslado; economía del tiempo; practicidad de encuentros ya que se puede acceder desde la zona en la que se encuentre quien desea encarar el tratamiento "a distancia".

Lo que se debe tener en cuenta para acceder a un tratamiento virtual es: responsabilidad ante los horarios pautados, disponibilidad de recursos tecnológicos (dispositivo móvil, computadora, tablet o telefonía fija); comprender que debe existir un marco de regulación legal mediante consentimiento informado; disponer de un lugar dentro de la casa donde se pueda hablar sin ser oído por las personas con las que se convive.

Si bien la terapia virtual demuestra muchas facilidades, nunca reemplazará el contacto personal, puesto que existe una gran riqueza de información no verbal en juego entre dos seres humanos comunicándose; sin embargo, ante quienes no pueden asistir ya sea por motivos laborales, enfermedades que restringen el movimiento, distancia geográfica, o en el marco de la pandemia que vivimos hoy, es un medio útil para acceder a la guía de un profesional idóneo en determinadas temáticas.

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