Desde que nació, Maci tuvo una amiga inseparable: Kendal, la perra de la familia. A donde una iba, la otra la seguía.
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Desde que nació, Maci tuvo una amiga inseparable: Kendal, la perra de la familia. A donde una iba, la otra la seguía.
Maci se iba a acostar todas las noches con Kendal durmiendo a sus pies. Ambas fueron creciendo a la par. La nena dejaba cualquier cosa que estuviera haciendo cuando la perrita aparecía en escena. Acariciaba a su mascota, le rascaba la panza o la abrazaba mientras le decía: "Te amo".
Mientras Maci cumplió los 4 años, Kendal llegó a los 13, y arribó la hora de despedirse de su amada compañera. Se fue de este mundo y dejó en el corazón de la pequeña y en el de todos los miembros de esa familia, un vacío muy grande.
Maci quedó muy triste pero sus papás le explicaron que Kendal estaba en el cielo. Y a Maci no se le ocurrió mejor idea que escribirle una carta a su perra con un enorme dibujo y decirle cuanto la amaba. Y enviársela al cielo.
La nena esperó junto a su papá la llegada del cartero y le entregó la carta para que se la enviara a Kendal en el cielo.
El cartero, emocionado, le dijo a Maci que se quedara tranquila, que Kendal recibiría su carta.
Al día siguiente, el cartero de los Hopkins llegó con una carta de respuesta, enviada por Kendal desde el cielo hasta Maci en casa. La nena abrazó la carta profundamente emocionada.
En la carta, Kendal le dijo a Maci que ella también la amaba y la extrañaba y que siempre la llevaría en su corazón.
La nena le dijo a sus papás: "Me alegro que Kendal todavía me lleve en su corazón".
Gracias a un cartero emocionado, Maci seguirá amando a Kendal, que como todos los perros, está en el cielo.