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Jung, las razones de su distanciamiento de Freud

Domingo, 07 de junio de 2020 01:02

El 6 de junio se cumplió un nuevo aniversario de cuando -en 1961- falleció el sabio suizo y amplificador de las teorías psicoanalíticas. Carl Gustav Jung (1875/1961).

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El 6 de junio se cumplió un nuevo aniversario de cuando -en 1961- falleció el sabio suizo y amplificador de las teorías psicoanalíticas. Carl Gustav Jung (1875/1961).

Nos parece que ello amerita un análisis de cuáles fueron los motivos que llevaron al distanciamiento entre el creador de la Psicología de lo Inconsciente y el investigador del universo arquetípico.

El encuentro de Jung con la obra de Freud ocurrió en 1900 con la lectura de "La Interpretación de los Sueños". En su texto "Recuerdos, Sueños, Pensamientos" Jung cuenta que, en ese momento, tuvo que dejarlo de lado, pues "no lo comprendía aún". Recién en 1903 lo retomó encontrándolo valioso, particularmente porque el concepto de "mecanismo de represión" le sirvió para entender ciertas anomalías que encontraba con el test de asociación de palabras que Jung había diseñado.

La correspondencia entre ambos comenzó en 1906 cuando Jung remitió a Freud su ensayo "Estudios Diagnósticos de la Asociación" y siguió hasta 1913 siendo, a veces, cotidiana. Cuando se conocieron personalmente (Jung visitó a Freud en Viena) estuvieron reunidos conversando alrededor de trece horas.

Durante esos años fueron sucediéndose diversos hechos que, finalmente, desembocaron en la conocida ruptura pues en ningún momento ambos padres de la moderna Psicología tuvieron coincidencias plenas.

Se ha dado preeminencia en señalar que la ruptura tuvo lugar a causa de una diferente interpretación de la "teoría sexual". La expresión "teoría sexual" la utilizamos para generalizar aquello incluido en la frase de Freud de 1910: "Mi querido Jung, prométame que nunca desechará la teoría sexual. Es lo más importante de todo".

Jung jamás estuvo de acuerdo en esto. Pero no fue lo único. Ya en 1909 habían tenido una controversia sobre la Parapsicología y la autenticidad de los fenómenos "ocultos". Jung tenía sumo interés en estudiarlos, mientras Freud se oponía terminantemente argumentando el daño que esto podría provocar al prestigio del Psicoanálisis que, siendo ya muy resistido, al mezclarse con temáticas como los fenómenos extrasensoriales suponía, no sin razón, que encontraría más dificultades para su aceptación.

Jung siempre había tenido atracción por el estudio científico de la Parapsicología tanto como del esoterismo. Su tesis de doctorado en Medicina se titula "Psicopatología de los fenómenos ocultos" (1899). Este asunto, quizás menos exhibido públicamente, también generó desconfianza entre ambos, colaborando para la ruptura posterior. De ese suceso de 1909 recordaba Jung ya en la vejez: "En todo caso este hecho despertó su desconfianza hacia mí y yo tuve la sensación de haberle hecho algo. Nunca más volví a hablarle de esto".

A medida que el vínculo se desarrollaba, la figura de Jung fue creciendo en el ámbito psicoanalítico. Entonces Freud decidió señalarlo públicamente como su heredero. Convertirse en el delfín del fundador del Psicoanálisis trajo a Jung más malestar y angustia que otra cosa.

Otro de los asuntos en que discreparon fue el concepto de "restos arcaicos" utilizado por Freud para señalar ciertos contenidos inconscientes considerados, de alguna manera, heredados.

Jung, en cambio, mediante el análisis de sueños realizados a sus consultantes y de otros que llegaban a su mesa de trabajo, así como la interpretación de mitos de culturas diversas y de la simbología alquímica, construyó una topología de lo inconsciente diferente a la psicoanalítica. Esta lo condujo a la creación del concepto de Inconsciente Colectivo, estrato último u originario de la psique en el que moran las estructuras arquetípicas.

No por ello el suizo se imaginó traidor, ni revisor. Todo lo contrario. Se considera un auténtico continuador de la obra freudiana. Dice en sus memorias: "Mirando hacia atrás puedo decir que he sido el único en seguir ocupándome debidamente de los dos problemas que más interesaron a Freud: el de los ‘restos arcaicos’ y el de la sexualidad. Es un error muy frecuente pretender que no he sabido ver el valor de la sexualidad. Por el contrario, desempeña un importante papel en mi psicología, concretamente como expresión esencial -aunque no única- de la integridad psíquica".

Después de la ruptura, Jung sólo se ocupó de la descripción de todo lo que encuentra en la psique, tarea continuada hasta su fallecimiento acontecido, como hemos dicho, el 6 de junio de 1961 en su residencia de Küsnacht, Suiza.

El psiquismo según Jung está conformado por lo consciente, lo inconsciente personal y lo inconsciente colectivo o arquetípico. Este último es, precisamente, el resultado de una importante amplificación del concepto freudiano de "restos arcaicos".

La expresión "inconsciente colectivo" lleva a confusión. Ha permitido, inclusive, a muchos charlatanes sostener hipótesis sin fundamento, argumentando irresponsablemente que Jung creía en un "alma universal" cuya manifestación sería este aspecto psíquico. Nada más falso. El término "colectivo" es usado para señalar algo común a la naturaleza humana. Que se encuentra en cada persona desde la concepción misma. De ningún modo quiere decir que se trate de algo que une -misteriosamente- a unos con otros. De alguna forma, muy sintéticamente, puede decirse que lo inconsciente colectivo son los trazos, las rugosidades, las heridas, dejadas por las grandes emociones transcendentales que fueron constituyendo la conducta de la especie humana. A eso que conforma lo inconsciente colectivo Jung lo denominó "estructuras arquetípicas". La importancia de esta idea en la teoría podrá comprenderse mejor si recordamos que Jung indica que el núcleo de todo complejo (al que sitúa en la esfera de lo inconsciente personal) es un arquetipo. La raíz de este arquetipo debe buscarse en lo inconsciente colectivo.

La decisión de Jung de publicar sus primeras ideas en torno a su concepción, no freudiana, del psiquismo tuvo como desenlace una ruptura que se vislumbraba desde tiempo atrás y que cualquier observador objetivo habría advertido sin demasiado esfuerzo. Cubierta aún por la pasión que fue común desde el inicio del vínculo, la reacción de la comunidad psicoanalítica fue considerar a Jung un "traidor a la causa". En breve lapso, Jung pasó de primogénito ungido a hereje desterrado.

Por esos tiempos Jung escribió en una carta a Laurence von der Post: "He quedado solo...". En sus memorias recuerda que sólo Riklin y Maeder no lo abandonaron.

Los años inmediatos siguientes a este hecho traumático fueron emocionalmente duros para Jung. Pero notablemente fructíferos. Fue el lapso en que esbozó sus ideas básicas sobre la conformación del psiquismo humano, asunto del que se ocupó en desarrollar por el resto de su vida.

(*) Magíster en Psicoanálisis, fue secretario general de las Primeras Jornadas Argentinas de Psicología de Jung (1981), presidente del Primer Congreso Argentino del Pensamiento Junguiano (1985). Actualmente dirige el Instituto de Estudios de Investigaciones Junguianas de la Sociedad Científica Argentina.