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Vivencias sobre sillas de ruedas contadas en primera persona

Un joven con discapacidad recopiló varios testimonios para visibilizar sus angustias y la falta de inclusión.
Martes, 09 de junio de 2020 01:04

Para explicar lo que padecen quienes tienen una discapacidad motora y para sensibilizar a la sociedad, varias personas en esta situación elaboraron testimonios de lo que sufren y sufrieron a lo largo de su vida enfrentándose a barreras arquitectónicas y sociales.

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Para explicar lo que padecen quienes tienen una discapacidad motora y para sensibilizar a la sociedad, varias personas en esta situación elaboraron testimonios de lo que sufren y sufrieron a lo largo de su vida enfrentándose a barreras arquitectónicas y sociales.

Concientizar a la población es el objetivo de ellos y de muchas otras personas con o sin discapacidad que se enfrentan a diario con la falta de inclusión que, por más que se avanzó en materia de derechos, aún persiste en Jujuy. Los testimonios visibilizan una realidad muy dura y situaciones que nos demuestran la falta de empatía y solidaridad que existe en muchos que todavía actúan mal con ellos y los excluyen.

"Cuando quise besar los labios de una chica le pedí que se bajara a la altura de mi silla en la que estoy sentado. Mientras veo que es tan simple esto para otros, tan simple como hablarle al oído y de esa forma robarle un beso. Necesité de hombres y les pedí ayuda para subir escaleras, pero descubrí que las mujeres también podían ayudarme", mencionaron en el escrito.

También señalaron que "ser el hombre detallista, enamorado, romántico y caballero hoy en día no sirve porque el dinero ganó, los estereotipos ganaron y no sirve decir ya vendrá la indicada y ya te tocará. Estoy triste y me siento sin salida, si estoy tan condicionado en todos los aspectos de la vida, si hasta para enamorarse hay que pensar primero si conviene o no".

"Para abrazar tenés que pedirlo, no es tan sencillo como dos personas que caminan, acercar tu cuerpo a la otra persona, pasar tus brazos por detrás y ya está, pero una persona en silla de ruedas tenés que sentarte en sus piernas y ese simple acto ya da para pensar mal, pero esa es la forma correcta de abrazar a una persona en silla de ruedas", añadieron.

En ese sentido comentaron que "charlar en un lugar donde los ruidos son fuertes se complica y muchísimo. El no estar a la altura de los oídos con el que querés comunicarte lo complica exageradamente al punto de tragarte las palabras que querías decir y eso llega a afectarte. El querer visitar a alguien es una verdadera travesía, al caer en el asistencialismo pidiendo ayuda para subir al colectivo o remis, para bajar y hasta para cruzar aquel desnivel peligroso".

"Para tomar mates hasta que la lengua quede verde tenemos que pensar si hay baños cerca, pero en el que entre tu silla de ruedas. Salir a comer, tomar algo es una prueba mental en la que tenés primero que solucionar en el trayecto,

o, a niveles más rápido que la luz, donde ir, donde no tiene escalones, donde hay baño en el que entres, mesas en la que estés cómodo y cerca de esa persona", dijeron.

En relación a la sexualidad

"Para tener afecto o cariño en lo que se define como una relación sexual es muy complicado, primero explicar si tenés sensibilidad, si sentís eso. También cuesta buscar un lugar, para ir a un motel hay que pensar si tiene escalones, puertas anchas, la altura de la cama, el baño y el precio. Y lo más importante, ver cuál posición sexual acorde a nuestra situación", fue otro de los testimonios recopilados.

Por todo esto es muy importante tener en cuenta que la sociedad debe cambiar para incluirlos y vivan igual que todos.

Dificultades para formar una familia y transitar

Una mujer con discapacidad que también ofreció su relato explicó que ellas son doblemente vulneradas por su género y más si quedaron embarazadas. “No se puede estar en la vida pensando y planeando todo, cada paso, qué hacer, cómo hacer, dónde ir, qué es lo correcto, cómo, cuándo, donde, por qué o para qué. Circular por una vereda teniendo en cuenta si hay rampas en la próxima esquina, donde ir a comer si hay rampas o accesibilidad para el baño, planear tu gasto económico en si tomar un remis para visitar a tu amigo”, dijeron. Explicaron que a veces las personas con discapacidad son grises, enojonas, parecen malas, critican todo y nada les cae bien, “porque dependemos del otro en que si estas de buen humor o no para acompañarme, si estas adolorido de tanto empujar mi silla o de levantarme en cada esquina 22 centímetros haciendo fuerzas”.

“Buscamos la aceptación”

“Las estadísticas nos juegan en contra, no existen personas longevas con discapacidad y la vida se nos hace corta. Sólo queremos afecto, el aliento emocional, espiritual y contacto físico. Queremos ser blancos o negros, pero nos obligan a ser grises, un equilibrio entre lo normal y anormal. Buscamos la aceptación hace cientos de años”, fueron otros de los mensajes que expresaron personas con discapacidad motora.

“Vos no sabés”

Gustavo Znoy, la persona que recopiló los testimonios se dirigió a la población en general: “vos no sabés lo que es estar con 700 centímetros cúbicos de orina en tu vejiga aguantando porque no podés entrar a un baño. Vos no sabés lo que es esperar un solo colectivo más de 2 horas, pero peor que eso, quedar con el brazo extendido y que no pare, porque ’no te vio’. No sabés lo difícil que es levantar la voz para pedir ayuda en algo tan simple como subir a un colectivo y que no se acerque nadie”. Para finalizar dijo que “vos no sabés el nivel de ansiedad que sobrepasa lo humano cuando dijeron ‘te paso a buscar‘ y la espera se vuelve interminable. Vos no conocés lo feo que es y se siente cuando vas charlando con una amistad por una vereda de lo más bien y al llegar a una esquina debés volver media cuadra hacia atrás para bajar por la entrada de un garaje porque en la esquina no había rampa”.