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"Lo mío fue un milagro porque dependía de Dios"

Antes de llegar al trasplante hepático, estuvo semanas en coma, luego debió superar la traqueotomía y cirugía.Rodrigo Herrera capitalizó la experiencia y se cuida, corre maratones e integra una asociación para poder ayudar a otros
Miércoles, 22 de julio de 2020 01:02

El trasplante para muchos pacientes es el objetivo más anhelado, pero no todos llegan. En el caso de Rodrigo Herrera la hepatitis de chico volvió con síntomas peores a sus 18 años y sin diagnóstico certero se agravó, hasta que estudios enviados a Buenos Aires permitieron derivarlo a la Fundación Favaloro, donde despertó ya trasplantado. Estuvo semanas en coma lo que le dejó complicaciones que luego de meses, tras la traqueotomía y cirugía, logró superar.

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El trasplante para muchos pacientes es el objetivo más anhelado, pero no todos llegan. En el caso de Rodrigo Herrera la hepatitis de chico volvió con síntomas peores a sus 18 años y sin diagnóstico certero se agravó, hasta que estudios enviados a Buenos Aires permitieron derivarlo a la Fundación Favaloro, donde despertó ya trasplantado. Estuvo semanas en coma lo que le dejó complicaciones que luego de meses, tras la traqueotomía y cirugía, logró superar.

Actualmente Herrera tiene 32 años, es comerciante, tiene novia y vive una vida que califica como "normal" y se siente afortunado por ello. Es que sabe que muchos trasplantados no la pasan bien a consecuencia de secuelas y la marca psicológica de los tiempos difíciles por sus dolencias.

Coincide sin embargo en la incertidumbre de "mantener" su estado saludable por el dilatado tiempo en que aún no logran movilizarse a Buenos Aires u otras provincias para sus respectivos controles, los que debe cumplir cada seis meses.

Para él todo comenzó en la niñez con una hepatitis cuando cursaba séptimo grado que le significó faltar al menos dos meses a la escuela, y tras su curación todo parecía estar bien hasta que volvió la enfermedad. Agitarse en forma anormal en Educación Física lo alarmó y consultó pero no acertaban el diagnóstico y el traslado de Perico de donde es oriundo a una clínica de San Salvador de Jujuy.

"En ese tiempo no había mucha información de la enfermedad, estuve internado y mi salud se fue deteriorando hasta llegar a estar en coma. Estuve así casi tres semanas. Me sacaron una muestra y enviaron a Buenos Aires y salió lo que tenía, y me llevaron urgente en avión sanitario, cuando desperté me habían trasplantado", relató.

Está agradecido a Dios y a quienes hicieron lo posible para que lo lograra, a quienes donaron sangre y a sus padres que insistieron por un diagnóstico, Hugo Herrera que lo acompañó y su madre Petrona Ramírez, quien ya falleció.

"Es como volver a nacer, como decimos todos los trasplantados", expresó Herrera quien con su nuevo hígado tenía mucho por superar. "Mi recuperación tardó mucho, pero pude recuperarme porque era joven, tenía vitalidad, pero los médicos me dijeron que hicieron todo lo que estudiaron y que lo mío fue un milagro porque dependía mucho de Dios", afirmó.

Al estar mucho tiempo entubado tuvo una complicación en la tráquea, por lo que a pocos minutos de salir de alta por el trasplante no podía respirar y volvió a la Fundación Favaloro, le hicieron una traqueotomía y comenzó a respirar por ese tubo. Volvió a Jujuy y a los siete meses volvió a control y se lo quitaron con una nueva intervención en el Hospital de Clínicas, donde le retiraron el tejido que le impedía respirar.

"Con respecto al trasplante ando bien, puedo hacer mi vida normal, entre comillas porque todos los días tomamos medicación que es muy fuerte y evita que rechacemos el órgano. Son de por vida y eso hace que nuestras defensas bajen y estemos expuestos a contraer cualquier infección", explicó.

Por ahora se cuida con las comidas, nada de frituras, poca sal, y por ello dejó de salir a correr a diario como solía hacerlo. Herrera participaba de maratones para trasplantados representando a Jujuy .

A nivel laboral fue difícil. Concluyó luego del trasplante el secundario, hizo cursos, pero se cansó de buscar trabajo y hoy es comerciante. Dijo que para muchos es difícil y los rechazan cuando se informa que son trasplantados porque deben viajar dos veces al año por controles.

Le preocupa no poder llegar al control semestral por la pandemia

Su preocupación ahora es conservar su salud y es que no pudo concretar su control de marzo ante el advenimiento de la cuarentena, pese a que muchos de ellos lo gestionan al COE pero se complica por las restricciones. “Nosotros no podemos ir a control por esta situación. El año pasado fui a control en agosto y en marzo tenía que ir, y no sé si este año voy a poder ir”, explicó Rodrigo Herrera y aseguró que si bien hay dos patólogos ahora no hay forma de hacer el estudio en Jujuy.

INTEGRANTE DE LA ASOCIACIÓN “JUJUY DA VIDA” / DESDE DONDE APOYAN A SUS PARES

Otra de las dificultades que tienen es respecto al envío de la medicación, aseguró que las obras sociales se niegan a enviarla y ellos no pueden salir porque tienen las defensas bajas e integran el grupo de riesgo, y aducen que no creen conveniente enviar a un familiar porque lo ponen en riesgo y en definitiva podría infectarlos si adquiere el virus.

“Es que todo depende del cuerpo y es muy posible que no superemos el virus si lo llegamos adquirir, por nuestras defensas bajas”, afirmó. Herrera es también integrante de la Asociación “Jujuy da vida” junto a otras personas trasplantadas con el fin de brindar contención, asesorar a personas trasplantadas, algunas que están en el Plan “Incluir Salud” y otras que cuentan con una obra social.