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Macabro y horroroso crimen de 300 puñaladas que estremece a todo Neuquén

A Juan Horacio Panitrul, un ex policía de 31 años, lo asesinaron en la ciudad de Cutral Có. El ataque tuvo signos sexuales y de odio: sufrió la mutilación de sus genitales y una oreja suya apareció en su estómago.  

Jueves, 30 de julio de 2020 09:23

Los peritos que trabajaron en la autopsia del desecho cuerpo de Juan Horacio Panitrul contaron hasta 237 puñaladas. Habría -dicen los investigadores- algunas más por “superposición”: en total, unas 300. Muchas, de contenido sexual: mutilaron su pene, cortaron los testículos, las tetillas, la zona anal, la lengua y las comisuras de la boca, el dedo pulgar derecho, el cuero cabelludo a la altura de la nuca, la nariz y la oreja izquierda, que dejaron dentro de su estómago, al que abrieron a cuchillazos con un tajo de 20 por 30 centímetros en forma de siete. Sea por motivos sexuales, algún tipo de ritual o por odio, nadie recuerda, en Cutral-Có, Neuquén, un crimen tan horroroso ni de estas características. 

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Los peritos que trabajaron en la autopsia del desecho cuerpo de Juan Horacio Panitrul contaron hasta 237 puñaladas. Habría -dicen los investigadores- algunas más por “superposición”: en total, unas 300. Muchas, de contenido sexual: mutilaron su pene, cortaron los testículos, las tetillas, la zona anal, la lengua y las comisuras de la boca, el dedo pulgar derecho, el cuero cabelludo a la altura de la nuca, la nariz y la oreja izquierda, que dejaron dentro de su estómago, al que abrieron a cuchillazos con un tajo de 20 por 30 centímetros en forma de siete. Sea por motivos sexuales, algún tipo de ritual o por odio, nadie recuerda, en Cutral-Có, Neuquén, un crimen tan horroroso ni de estas características. 

Según el fiscal del caso Gastón Liotard, la muerte del hombre de 31 años, al que hallaron a mañana en una vivienda del barrio San Martín, se produjo por un golpe en la cabeza. Las heridas fueron hechas en vida, durante su agonía y postmortem. Y fueron tantas, que los peritos demoraron más de lo habitual para reconocer la identidad del cadáver. “Hay muchos golpes en la cabeza, fractura de maxilar, pérdida dentaria, mutilaciones; algo realmente nunca visto”, detalló a LU5. “Los acusados ataron las muñecas de la víctima con vendas y le asestaron puñaladas en todo su cuerpo, tanto en la parte frontal, posterior y el cuello”, completó el fiscal.

Juan Horacio Panitrul, expolicía asesinado.

Por el caso fueron detenidos dos hombres: Rodrigo Leiva Carrasco (42) y Daniel Silvera (49). Liotard señaló: “No está establecido el móvil, pero sí que ambos estuvieron en la misma vivienda con Panitrul”. Los sospechosos, a pedido del fiscal, fueron acusados por homicidio agravado por ensañamiento.

Según el fiscal, existe riesgo de fuga y entorpecimiento de la investigación. “La lengua y la nariz fueron halladas en el tacho de basura, el cuchillo debajo de un sillón y el cuerpo estaba escondido entre dos colchones. El cuerpo fue desnudado, lavado y movido; mientras que las ropas de la víctima fueron lavadas, así como la vivienda, pero se pudieron hallar rastros de sangre en la pared, en un sillón y en el piso”, contó Liotard.

“Muchas de las puñaladas son sexuales, es decir en la zona genital y anal, y presenta otras lesiones que son casi superficiales que rozan el sadismo porque produce un goce en la persona que las realiza porque a la víctima le causa dolor”, señaló el fiscal, que aún no pudo establecer qué rol tuvieron Leiva Carrasco y Silvera en el crimen.

Un testigo, empleado de una rotisería donde los tres fueron a comprar vino, reconoció a Leiva Carrasco y brindó detalles sobre las características de los otros dos acompañantes, que serían compatibles con Silvera y la víctima. La hipótesis que maneja la fiscalía es que los tres hombres -que habrían tenido una relación de amistad- se reunieron en el departamento de Leiva Carrasco, en el bloque B1 del barrio. Allí bebieron y algo -aún no establecido- desencadenó el horror.

Tras el asesinato -establecido por la autopsia en la noche del miércoles-, ambos acusados fueron vistos caminando por el barrio, no así el tercer hombre: Panitrul. La fiscalía indicó, además, que en la madrugada del jueves, Leiva Carrasco pidió dinero a otros testigos, aduciendo que “tenía que viajar”. Además, algunos lo oyeron decir que “tenía un fiambre en casa, que había matado junto a la Fiera”. Tal es el apodo de Silvera, y por eso la policía lo fue a buscar. Allí pudieron comprobar que éste había llegado a su casa “absolutamente mojado y alcoholizado, manifestando que había tenido una pelea”.

Panitrul había nacido en el paraje Lonco Luan y se había radicado luego en Cutral Có, donde formó una familia. Durante algún tiempo prestó servicio en la policía provincial, de donde había sido despedido en el año 2017 por faltas disciplinarias. 

Ahora, la justicia deberá someter a los sospechosos a pericias psiquiátricas y psicológicas para constar, ya que trascendió que uno de ellos tiene problemas mentales y se debe constatar si son imputables.

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