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"En cuarentena hemos cambiado qué comemos, cómo y cuándo lo hacemos"

La presidenta del Colegio de Graduados en Ciencias de la Nutrición de la provincia de Jujuy habló sobre obesidad, Covid-19, y los cambios en la alimentación durante el aislamiento.Planteó que en la obesidad el porcentaje de grasa influye y su sistema inmunológico no puede responder bien, genera un montón de complicaciones metabólicas y que el pronóstico no sea bueno.
Sabado, 15 de agosto de 2020 01:03

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KARINA GABRIELA SALINAS / PRESIDENTA DEL COLEGIO DE GRADUADOS EN NUTRICIÓN

¿En pandemia, ven en los consultorios cambios de hábitos en la alimentación, otros consumos producto del encierro?

-Estamos recibiendo muchos cólicos hepáticos, el dolor cólico es uno de los primeros síntomas que manifiestan, gastritis, constipación, que tienen que ver con el nuevo hábito alimentario en contexto del encierro. En realidad no solamente hemos cambiado qué comemos sino cómo y en el momento en el que comemos. Hay cantidad de frituras, panificados, recetas que son hipercalóricas, hipergrasas con su consecuente perjuicio para la salud.

Tienen gastritis y demás, son síntomas que llevan a la consulta médica y después son derivados a nosotras para que hagamos el tratamiento alimentario. Reconocen que han modificado la forma de comer, que comieron frituras, grasas y que eso los llevó al cuadro. Hay personas que han aumentado ocho o diez kilos en este lapso, como promedio, y por la poca actividad física. Eso pese a que el aumento de la oferta es mucha, Dirección de Deportes, de profesores que dan clases en Youtube y otras. El problema de sedentarismo está. Además de la ansiedad que genera el encierro, que vimos con los psicólogos, lo emocional, que se focaliza en la comida. Si estoy mal como, si estoy nervioso como, si estoy demasiado alegre como.

Hay que tener en cuenta que la comida no solo encierra nutrientes, calorías, sino que además, sentimientos, emociones, y que el ser humano todo el tiempo está traspasado por esa singularidad. En casos de sumo dolor comemos, en nuestra cultura en los velorios se come, hay una juntada y se hace una picadita. Se come asado, locro, y hasta que no terminamos no paramos. Hay que salir de una tendencia que teníamos los profesionales de la nutrición de decir "aquello no" siempre por la negatividad sin entender lo que le pasa a la gente, y esos tratamientos dietantes no han dado resultado.

Entonces hay que posicionarlo con un plan organizado que tenga que ver con las actividades de cada persona, sus gustos. Siempre planteamos un tratamiento interdisciplinario. En estos momentos no estamos pudiendo llevarlos, pero la tecnología nos da herramientas importantes para seguir acompañando a las personas en el proceso de cambiar sus hábitos.

También hay gente que por la escasez de recursos, la alimentación tiene más que ver con aquella rica en harinas, grasas, etc., ¿esto lo ven?

-Claro, es lo barato, lo más fácilmente disponible. Las verduras por la estacionalidad han estado un poco más caras. Hay una tendencia que cuando le preguntamos qué cocina, nos dicen "lo que los llene". Y por ahí no es lo que los nutre, porque se busca llenar las pancitas. Por eso cuando comenzaba la tarjeta Alimentar venía asociada a talleres de educación alimentaria que íbamos a dar a las madres o cuidadores de los niños para que tengan una alimentación equilibrada. La idea era poder hacer que se multipliquen esos ingresos, comprando mejor, la manera de frizar y conservar con diferentes métodos.

En pandemia se habla de reforzar el sistema inmunológico, ¿se puede con la alimentación?

-Sí. Dentro de ese famoso kit que causó controversia en colegios profesionales (de Jujuy) incluía un multivitamínico, que se puede incorporar mediante los alimentos. Entonces, alimentos frescos, como frutas y verduras proveen de zinc, vitamina C, E. El hecho de ponerse un ratito al sol, abrir las ventanas, que entre el sol y eso va a hacer producir vitamina D. Tratar de elegir carnes rojas, blancas y sin grasa, cereales integrales, si van a hacer panes que sea con harina de semita, un poco de avena, de sémola de maíz, que están mucho más ricas en fibras. También incorporar legumbres que en época de frío no sea solo lentejas sino garbanzos, quinua, soja. El mensaje sería que volvamos a lo natural, a lo de nuestros antecesores, a las legumbres, verduras y frutas.

Y la obesidad, que incide mucho en los pacientes con Covid-19, ¿por qué es un factor de riesgo?

-Es porque la persona tiene un grado de obesidad mórbida. Significa que tiene un altísimo porcentaje de grasa en su cuerpo, tanto que influye en su estado de salud sino con la posibilidad de morir. Esas obesidades son aquéllas que tienen un índice de masa muscular mayor a 35. Son los obesos que suele ver en Estados Unidos y otras poblaciones que la pasaron mal con la pandemia. En ese estado inflamatorio que presenta el paciente su sistema inmunológico no puede responder bien, y genera un montón de complicaciones metabólicas. Eso es lo que hace que el trayecto en la enfermedad no sea bueno y que el pronóstico tampoco lo sea, además que el abdomen que es donde mayor depósito de grasa hay, disminuye la capacidad respiratoria, torácica de los pulmones, y menos aire puede introducir. Los obesos mórbidos son los que tienen apnea de sueño, despiertan tosiendo o en un hilo de respiración por la gran presión que ejerce el abdomen.

Otro de los consumos son bati dos, que se promocionan para bajar de peso y suplementos que recomiendan entrenadores, ¿qué opina?

-El primer problema de estos productos es que no está indicado por un profesional. Segundo se dan dosis que capaz lo probó y dice que le funciona sin tener en cuenta la individualidad y las necesidades del paciente. Pueden ser excesivamente perjudiciales para la salud, es un nutri-terápico que debe ser prescripto por alguien que entiende la ciencia de la nutrición. La nutrición es una ciencia, hay especialistas de cada área. Los riesgos me ha tocado atender hipertensos descompensados por un batido porque tiene cantidad de sodio, chicos con insuficiencia renal por sobredosis de demasiada carga, y diabéticos descompensados porque el producto tenía glucosa, y además con qué lo tomaba. Es como un fármaco.

¿Cómo está el sector de nutricionistas en Jujuy ?

-Tenemos especialidades, venimos con una trayectoria de 17 años, que rige la matrícula, nadie puede desempeñarse sin esa matrícula, eso le da seguridad a la comunidad, que es un profesional avalado. También tenemos datos de quienes están especializados. Somos pocos.

Ahora tenemos escuela de nutrición en la Ucse pero hace años íbamos afuera. Tenemos más de 200 matrículas otorgadas pero activas alrededor de 152, gran porcentaje de mujeres. Nuestra profesión tiene diferentes aristas para desenvolvernos en investigación, servicios de alimentos, tecnología, nutriterápicos, en soporte de nutrición clínica, en el ámbito de salud pública y nutrición comunitaria. Estamos ocupando diversos lugares. Nos ayudó que la gente va interiorizándose más acerca de nuestra área en crecimiento.