A una semana de la reapertura de restaurantes y bares en la capital jujeña, las expectativas de empresarios del sector no llegaron a cumplirse. Trabajaron seis días con resultados poco satisfactorios y debieron cerrar nuevamente ayer por la cuarentena estricta, cuando en realidad los días domingos eran días en los que recibían bastantes clientes. Queda más que claro que la situación del sector es crítica si se tiene en cuenta que a fines del mes pasado cerraron al menos 13 locales gastronómicos. Dificultades para afrontar el pago de los trabajadores, solo recaudación de entre un 20 o 40% de las ventas habituales, son algunos de los problemas que viene acarreando el rubro desde que se inició la pandemia por el coronavirus en el mes de marzo.
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A una semana de la reapertura de restaurantes y bares en la capital jujeña, las expectativas de empresarios del sector no llegaron a cumplirse. Trabajaron seis días con resultados poco satisfactorios y debieron cerrar nuevamente ayer por la cuarentena estricta, cuando en realidad los días domingos eran días en los que recibían bastantes clientes. Queda más que claro que la situación del sector es crítica si se tiene en cuenta que a fines del mes pasado cerraron al menos 13 locales gastronómicos. Dificultades para afrontar el pago de los trabajadores, solo recaudación de entre un 20 o 40% de las ventas habituales, son algunos de los problemas que viene acarreando el rubro desde que se inició la pandemia por el coronavirus en el mes de marzo.
Antes de la flexibilización, el COEestableció un protocolo que implica que restaurantes y confiterías trabajen con 50% de su capacidad.
Según un relevamiento realizado ayer por El Tribuno de Jujuy en diferentes locales gastronómicos se pudo conocer que el ánimo de estos comerciantes está embargado por el desaliento porque todavía no logran recuperar ventas y deben subsistir con la modalidad delivery. Mientras que otros aún no se adaptan a este sistema y las ventas siguen siendo bajas, por lo que no les alcanza para cubrir los gastos mínimos. De hecho, las diferentes posturas de los consultados por nuestro matutino se inclinan a que nunca debió haberse cerrado el servicio en estos locales y que hubiera sido factible realizar atención afuera de las dependencias. Sin embargo, para otros vendedores y comerciantes las medidas llevadas adelante por la provincia son favorables a fin de evitar la propagación del virus y esperan poder salir adelante.
También señalaron que el bajo consumo de los clientes se debe al miedo generalizado que existe en las personas debido a que la provincia hoy se encuentra en la fase 1 por la circulación comunitaria del virus.
No hubo mucho movimiento
En un restaurante ubicado entre calle Dorrego y Zegada, el empleado Nelson Gutiérrez sostuvo que como en diferentes locales gastronómicos, les cuesta afrontar la crisis económica generada por la pandemia. "Esta primera semana de reapertura empezamos con baja demanda, no hubo mucho movimiento. Para poder mantener el negocio siempre hemos tratado de trabajar con delivery, aunque no reunimos lo suficiente. Hemos reducido a un 50% la capacidad de las mesas para evitar la propagación del virus".
A su vez mencionó que varios trabajadores fueron suspendidos de su jornada laboral hasta que haya mayor movimiento o normalidad de la actividad gastronómica.
Pedido para que no cierren
"Nunca se debieron cerrar los locales de gastronomía", sostuvo el chef peruano Leoncio León Alvan y agregó que cuando se inició la pandemia en algunos países de Europa y otros lugares se decidió atender a los clientes en los espacios al aire libre de los locales. Consultado sobre los resultados que dejó la reapertura de la actividad en su local ubicado en calle Juana Manuela Gorriti, sostuvo que la esperaban con suma urgencia y que la demanda fue muy baja y entiende que se debe al miedo que hay entre las personas por la presencia del virus.
En este contexto señaló que "trabajar con modalidad delivery no es lo mismo, pero en algo ayuda y en mi caso al vender comida peruana tengo quizás un poco más de aceptación. Sin embargo, perdí a varios clientes, tenía extranjeros, españoles, italianos. Lo único que le pido al gobernador es que no vuelvan a cerrar este tipo de negocios, es el alma de un pueblo", resaltó.
“Intento como sea mantener los puestos laborales”
El panorama en una parrillada ubicada en calle Oscar Orías del barrio Almirante Brown no escapa a la crítica situación económica del sector. Su propietario César Torres sostuvo que durante la flexibilización no abrieron las puertas pero sí trabajan con la modalidad delivery. “Intento mantener como sea los puestos de trabajo de los empleados que tengo a mi cargo para que también puedan llevar el plato de comida a la casa. Estamos trabajando con un 40% de demanda. Los fines de semana hay más demanda”, dijo Torres. Por otro lado, sostuvo que ante la situación sanitaria de la provincia están bien tomadas las medidas del Gobierno. “Nosotros no estamos bien económicamente pero la salud está primero que todo”, acotó.
Atender a puertas cerradas
En una casa de comidas ubicada en la misma avenida, señalaron que la semana pasada la demanda de clientes alcanzó el 40% y desde que se inició la pandemia las ventas bajaron considerablemente. “Hace poco empezamos con la modalidad delivery.
No abrimos las puertas, sino que colocamos los carteles afuera del local anunciando que estamos trabajando con delivery. Los días de semana atendemos con las ventanas cerradas porque como está hoy la situación debemos cuidarnos. Estamos sobreviviendo y pagando como podemos las cuentas, incluso tenemos atrasos”, dijo el propietario Enrique Ordoñez.