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29 de Marzo,  Jujuy, Argentina
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Se acrecentó la fe en tiempo de pandemia

Instrumentaron llamadas personales para quienes no tienen manera o no saben acceder a la comunicación virtual.
Domingo, 02 de agosto de 2020 01:04

Debido a los diversos signos y orientaciones religiosas existentes en la provincia, y en la intención de saber cómo desarrollan su tarea espiritual en el contexto de la pandemia, El Tribuno de Jujuy entrevistó, entre ellas, a "Ekklesía, asamblea de Dios", de la línea pentecostal de las iglesias evangélicas.

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Debido a los diversos signos y orientaciones religiosas existentes en la provincia, y en la intención de saber cómo desarrollan su tarea espiritual en el contexto de la pandemia, El Tribuno de Jujuy entrevistó, entre ellas, a "Ekklesía, asamblea de Dios", de la línea pentecostal de las iglesias evangélicas.

Su máximo referente, el pastor Daniel Macario Gutiérrez, pidiendo por todas las manifestaciones de fe que profesan los jujeños, se dirigió a las autoridades provinciales "para que no se olviden de nosotros ya que si bien es cierto hemos sido puestos en lugares como no esenciales, nosotros no estamos de acuerdo porque consideramos que sí somos esenciales en esta pandemia, pero que de todos modos seguimos siendo muy respetuosos de las normativas vigentes".

Gutiérrez es secretario ejecutivo del Consejo de Pastores Evangélicos de Jujuy y delegado provincial de la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (Aciera), que cuenta con 15 mil Iglesias registradas.

En cuanto a cómo se desarrolla la actividad pastoral en estos tiempos de pandemia, Gutiérrez señaló que debieron abrir y actualizarse en todo lo referente a las redes sociales y la disposición a la comunicación telefónica.

En ese aspecto indicó que llegaron a un punto en que si bien se iniciaron en Facebook Live, utilizan otros medios para transmitir sus prédicas, para lo cual los coordinadores se encargaron de dar a conocer a la gente cómo manejar internet y comunicarse. No obstante ello, a pesar de toda la tecnología disponible observaron en un relevamiento que realizaron, que el 50% de los miembros de las iglesias estaban totalmente desconectados, porque no tenían la opción de la tecnología, no estaban familiarizados o se negaban a intentarlo. Es decir, que ese 50% no tenía ninguna comunicación con su pastor ni estaban al tanto de lo que hacían sus iglesias en los discipulados o prédicas, por lo cual instrumentaron llamadas personales y no grupales, porque notaron además que mucha gente efectivamente necesita de una contención espiritual.

Aumentaron los contactos

En el aislamiento muchos de sus creyentes se acercaron, pero no como ocurre al cien por cien cuando están los templos abiertos donde se nota un contacto más personal, pero sí se amplió el número de visitas virtuales. Por ejemplo, Ekklesía que tiene 200 personas en vivo en cada predicación, notó que a través de Facebook Live se produjeron entre mil y mil quinientas reproducciones de una prédica. De tal modo si bien son puntos sobresalientes por la escucha de gente nueva, admitió que muchos que pertenecían a esa iglesia no utilizaron ningún tipo de sistema para comunicarse ni "abastecerse" de ningún tema espiritual, y otros que no pertenecían, se acercaron.

En ese sentido, el pastor de la línea pentecostal reconoció que en los pocos días en que se permitió la apertura de los templos, la concurrencia no fue la esperada, sino normal, pero que mucha otra gente le reclamó el haber cortado la comunicación por las redes. De tal modo que esa situación lo alertó de que debían seguir con la atención a la congregación, pero también las comunicación en redes. "Nosotros hemos tratado de cuidar que ese mensaje no sea únicamente para la iglesia sino que lo hemos abierto para que sea entendible para todos", dijo.

En cuanto a qué busca la gente en este ida y vuelta con las iglesias de variadas formas de profesión de una religión, Daniel Gutiérrez coincidió con la Iglesia católica en que en estos tiempos, está ocurriendo lo que hace mucho tiempo no pasaba, y es la reunión familiar para orar y desarrollar la Palabra. En ese sentido, indicó que les piden que se los ayude con una palabra, con una orientación en lo que deberían ellos compartir con la familia, los textos bíblicos, como deberían delinear la Palabra con la familia.

“Jesús no nos enseña a disfrazar las crisis ni a huir ante ellas”

Querida Comunidad:

Que tal si nos proponemos dar respuesta a los interrogantes que tanto nos paralizan: ¿Por qué tenemos tanto miedo? ¿No es que Dios nos habla a través de la historia? ¿Nuestra fe acaso no se alimenta y sostiene en el Misterio Pascual que celebramos? San Pablo en la carta a los Romanos (8,35.37-39) nos invita a la confianza inquebrantable en el amor de Dios, que es el fundamento de nuestra seguridad.

Dios compadeciéndose nos sostiene y fortalece frente a las vicisitudes de la vida: “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación, la angustia, la persecución, el hambre, la desnudez, los peligros, la espada...?” Es cierto que la humanidad entera se tambalea confundida ante el inevitable impacto que está causando esta pandemia. Ni políticos poderosos, ni los mejores científicos, ni siquiera ilustres pensadores, logran encontrar las palabras para describir lo que ocurre o el camino de salida.

Aquel optimismo que se apoyaba en la certeza de que lo que aún no se ha resuelto se resolverá mañana, se ha desvanecido, y es casi imposible suscitar la convicción de otros tiempos. Esa “salvación” impulsada por el optimismo podría llamarse “la ciencia”, “la razón”, “la revolución”, “el estado”, “la ideología”, pero lo cierto es que el virus no respetó ninguno de esos ídolos. Frente a este optimismo titubeante, sería penoso para los cristianos confundirlo con la falta de fe, porque debemos recordar que el fruto de la fe en Dios es la esperanza, no el optimismo.

Y la esperanza no se apoya en la seguridad de que “todo va a salir bien”, sino en la certeza del amor de Dios que se expresa en la fuerza misteriosa de la Cruz que conduce hacia la Pascua. Hacemos memoria y sabemos que la esperanza cristiana es apertura y voluntad de buscar el sentido “a la vida como venga” -como le gusta decir al papa Francisco-, el optimismo en cambio, solo intenta manipular la vida (o a Dios), nos seduce a mantenernos atrapados en nuestros pequeños planes y ambiciones, en nuestras ideas sobre lo que es bueno y justo, en esa presunción insensata de que nosotros siempre sabemos lo que es mejor. Estos días dolorosos exigen ser claros y valientes.

Quizás este tiempo de aislamiento que estamos atravesando sea una extraordinaria oportunidad para ser más maduros y adultos en la fe, para convertir el Misterio de la Pascua, que celebramos en cada Eucaristíay que tanto anhelamos pronto volver a hacerlo en comunidad, en la auténtica clave que nos permita una nueva comprensión de nuestras vidas, de nuestras realidades, y de nuestros proyectos como hijos de Dios. Jesús no nos enseña a disfrazar las crisis ni a huir ante ellas, mucho menos a aterrarnos ante el dolor o el sufrimiento.

Él con su vida, con sus palabras y gestos, nos enseña a atravesar honestamente y con temple las pruebas de cada día, a vivirlas hasta el final, hasta el extremo de invitarnos a compartir con Él la experiencia del “abandonarnos en las manos del Padre”. Que sepamos cargar con la propia cruz, es uno de los aportes más valiosos a la historia de la humanidad. Santísimo Salvador, eres tú el Hijo amado que brillas en el Tabor, salva a tu pueblo Señor y bendice tu heredad.