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Concientización sobre la Pubertad Precoz

Domingo, 23 de agosto de 2020 01:02

Por PRENSA DE LA FUNDACIÓN DE ENDOCRINOLOGÍA INFANTIL

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Por PRENSA DE LA FUNDACIÓN DE ENDOCRINOLOGÍA INFANTIL

Con el objetivo de seguir concientizando a la sociedad sobre la pubertad precoz central y para preservar el derecho de los niños a seguir siendo niños; en su mes la Fundación de Endocrinología Infantil -FEI- con el apoyo del laboratorio Raffo presentaron la segunda edición de "#HablemosDePubertadPrecoz", campaña para visibilizar ese trastorno del desarrollo sexual que afecta hasta 8 de cada 10.000 niñas, siendo en varones 10 veces menos frecuente.

Se denomina pubertad precoz central (PPC) a la aparición de alguno de los caracteres sexuales secundarios antes de la edad normal (en Argentina se considera edad normal después de los 8 años para las niñas y de los 9 para los niños), en la cual hormonas provenientes de la glándula hipófisis (una glándula que se encuentra en el medio del cerebro) estimulan a los ovarios o testículos para fabricar hormonas sexuales.

En la mayoría de los casos, la causa de la PPC se desconoce y se denomina idiopática. Es importante considerar si hubo antecedentes de la misma dentro de la familia (en mujeres familiares puede manifestarse la presentación de la menarca antes de los 10 años, pero en los varones en más impreciso y difícil de constatar). En otras ocasiones, menos frecuentes se produce como consecuencia de "agresiones" que recibió el cerebro y/o la glándula hipófisis, las cuales, en su gran mayoría, forman parte del historial clínico.

Por otro lado, también existen algunos factores como la alimentación y los disruptores endócrinos que pueden propiciar su aparición, aunque todavía no hay evidencia contundente al respecto. Los disruptores endócrinos son sustancias químicas capaces de alterar el equilibrio hormonal. Actúan imitando el mecanismo de las hormonas normales lo que hace que el organismo "se confunda" y active o bloquee funcionamientos específicos. Estos ingresan al organismo por vía digestiva, respiratoria y cutánea.

El primer cambio físico de la pubertad en las niñas es la aparición del crecimiento mamario o botón mamario. A veces se inicia de forma unilateral. El primer cambio físico en los varones es el crecimiento de los testículos en un volumen mayor a 4 ml (aproximadamente mayor al de una aceituna). En algunos casos estos cambios también pueden acompañarse de vello pubiano y/u olor sudoral. Cuando el cuadro progresa, se manifiesta también la aceleración del crecimiento (estirón) en forma temprana con una maduración precoz de los cartílagos de crecimiento.

Por ello aquellos niños/as en los que se detecta tempranamente la aparición de alguno de estos signos de desarrollo sexual precoz deberán consultar con su pediatra de cabecera. El pediatra recomendará la consulta con un endocrinólogo infantil. El especialista evaluará el cuadro para definir qué tipo de estudios requiere y luego su tratamiento o seguimiento. La detección de forma temprana es fundamental para poder optimizar los beneficios de tratamiento en detener el progreso del desarrollo sexual.

La obtención de un diagnóstico preciso y el inicio del tratamiento de forma temprano se convierte en algo fundamental para revertir los efectos no deseados que conlleva el desarrollo sexual precoz.

El endocrinólogo realizará diversos estudios: evaluación de la historia médica del niño/a y especialmente de su crecimiento, examen físico completo, radiografía de la mano y muñeca izquierda que se conoce como edad ósea para evaluar la maduración de los huesos, en el caso de las niñas, una ecografía pelviana. exámenes de sangre para evaluar hormonas y si se confirmara el diagnóstico de Pubertad Precoz Central, en ocasiones una resonancia magnética de cerebro con el fin de determinar que no haya anormalidades en la glándula pituitaria.

El tratamiento de la Pubertad Precoz Central es seguro y efectivo. Su acción es transitoria y su efecto es completamente reversible. Su duración dependerá de cada caso en particular, dependiendo fundamentalmente de la edad del diagnóstico.

Este tratamiento consiste en la aplicación de inyecciones de forma intramuscular (en la zona glútea) que, de acuerdo al medicamento utilizado, pueden ser cada 4 o cada 12 semanas y lo que hace es suprimir la producción de hormonas que produjeron el inicio de los cambios físicos, los cuales van a involucionar o desaparecer. La supresión de las hormonas va a evitar la progresión de la maduración ósea postergando entonces el cierre de los cartílagos de crecimiento. Esto tiene como objetivo mejorar el pronóstico de talla adulta buscando preservar el potencial genético de talla.

En esta tendencia Ignacio Bergada, pediatra y jefe de la División de Endocrinología del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, expresó que "uno de los objetivos del tratamiento de la pubertad precoz es preservar el potencial de crecimiento genético de cada individuo. Para lograr este objetivo es clave iniciar el tratamiento en etapas tempranas de la pubertad, de no ser así, el/la niño/a no alcanzará su potencial de crecimiento familiar y su talla final será más baja que su talla media parental".

En el caso de las niñas, el tratamiento demorará la aparición de la menarca hasta la edad adecuada para la población. En relación a su duración, el doctor Bergada comentó que "la finalización del tratamiento no tiene una edad fija. En general se extiende por lo menos hasta la edad media de comienzo habitual de la pubertad de niñas y varones. Sin embargo, la decisión final debe valorar el potencial de crecimiento futuro y también debe ser consensuado con los padres".

Por otro lado, es importante recordar, que a pesar del contexto de pandemia y del Aislamiento Social Preventivo Obligatorio es fundamental respetar la periodicidad de cada una de las aplicaciones y el intervalo entre éstas indicado por el médico para que el efecto del medicamento sea óptimo. Por ello, se aconseja programar los turnos con su endocrinólogo pediatra de cabecera o solicitarle las recetas con antelación.

Para concluir, la Pubertad Precoz Central es un trastorno infrecuente, pero tiene signos que pueden ser detectados por padres y/o pediatras atentos, estudios de baja/mediana complejidad y un tratamiento eficaz y seguro, por el cual los niños pueden disfrutar de su infancia, crecer y desarrollarse en el momento adecuado.