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Laberintos Humanos: Jopo y simpatía

Miércoles, 26 de agosto de 2020 01:03

A los diecisiete, nos contaba Pierre Donadou Quispe, el Joe Díaz aceptó la propuesta de matrimonio de la Lucinda, capaz que la joven más bonita de los alrededores pero de un humor que no le iba a la par. Acostumbrado a acceder a cuanta mujer quisiera, gracias a su jopo y su simpatía, todos creyeron que sería el eterno soltero que no fue. Le toleraba los berrinches con dotes de santo, que en eso se parecía a su hermano Pleuro, el ermitaño, y algunos estaban plenamente justificados.

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A los diecisiete, nos contaba Pierre Donadou Quispe, el Joe Díaz aceptó la propuesta de matrimonio de la Lucinda, capaz que la joven más bonita de los alrededores pero de un humor que no le iba a la par. Acostumbrado a acceder a cuanta mujer quisiera, gracias a su jopo y su simpatía, todos creyeron que sería el eterno soltero que no fue. Le toleraba los berrinches con dotes de santo, que en eso se parecía a su hermano Pleuro, el ermitaño, y algunos estaban plenamente justificados.

La Lucinda, de bonita que era, nunca sintió celos de la Tostina, con quien el Joe se seguía viendo en una de esas largas amistades que tienen tanto de romance. Como ya les dije, la Tostina no era agraciada ni de porte ni de forma de ser, por eso la Lucinda no le decía nada aunque protestó cuando supo de las otras familias que había también fundado su marido. No es de donjuán, le explicaba con esa paciencia suya que terminaba de enervar a sus interlocutores, sino porque desde niño aprendí a no andar mezquinando mi simpatía. Le decía a su esposa que entendía que decir que no era una descortesía, y que él no era descortés sino generoso.

Que a ella no le faltaba ni le faltaría nada, que cumpliría hasta el final sus votos matrimoniales pero que no esperara que fuera capaz de despreciar a una mujer, porque era como si con ello le faltara a una regla moral. Así, sus fiestas de cumpleaños se llenaban de changuitos y chinitas que llevaban su apellido, porque todos eran Díaz los que cargaban con la sangre del Joe, nos dijo Pierre Donadou.

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