A los 19 años, Nélida Juana Mendoza viajó acompañada por su padre, Patricio Mendoza, a la localidad puneña de Oratorio para hacerse cargo de un puesto docente en la Escuela de Frontera Nº 3, en el departamento de Santa Catalina.
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A los 19 años, Nélida Juana Mendoza viajó acompañada por su padre, Patricio Mendoza, a la localidad puneña de Oratorio para hacerse cargo de un puesto docente en la Escuela de Frontera Nº 3, en el departamento de Santa Catalina.
Desde entonces su vida se traslada desde la Tilcara, donde naciera un 9 de agosto de 1956, al sitio al que le dedicaría su vida.
Había estudiado en la escuela Sarmiento de su pueblo natal, y luego en el colegio Santa Teresita, en San Salvador de Jujuy, donde se recibió de maestra de Actividades Prácticas.
En Oratorio se casó, tuvo dos hijas y trabajó hasta jubilarse.
Antonio Villatarco, que compartiera con ella la escuelita hacia 1986, la recuerda coplera representando a su departamento de adopción en distintos festivales.
Representando a las Comunidades Eclesiásticas de Base, cantó sus últimas coplas sobre un escenario en el año 2017, cuando viajó a Goya, provincia de Corrientes.
Entre otros versos que rescatan sus cuadernos, recuerda haber llegado a la escuelita en 1977 y dice que "los años pasaron / la misión cumplida está,/ los niños son hombres / que saben luchar", y se despide diciendo que "te juro, escuelita, / por más lejos que esté, / de vos y mis colegas / yo jamás me olvidaré".
De haber escuchado relatos cuya memoria se extiende en la historia, escribió que "dichoso pueblo que un día / a Varela viste pasar", y menciona el "recuerdo de tus cerros / con perfume embriagador".
Los recuerdos
Doña Nely partió este primero de agosto, y cuentan que a sus familiares les llegaron mensajes de condolencia de casi un centenar de ahijados, seguramente esos alumnos que la tuvieron, como maestra de Actividades Prácticas, a lo largo de todos estos años.
Rescatar su memoria del anonimato, a pocos días de su fallecimiento, es un modo también de nombrar a tantos docentes que llenan, con sus actos, la memoria de nuestras comunidades más aisladas. Los recuerdos de Nélida Mendoza partieron con ella, pero nos queda el rastro manuscrito de sus versos.
El de ella quedará en la memoria de aquellos "niños que son hombres", ahijados y alumnos de Oratorio, departamento de Santa Catalina.