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Liderar con potencia y humildad en las crisis

Lunes, 03 de agosto de 2020 01:01

Nos puede suceder que a lo largo de nuestra vida creamos que todo lo podemos o, por el contrario, caer frustrados y pesimistas creyendo que nada podemos hacer.

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Nos puede suceder que a lo largo de nuestra vida creamos que todo lo podemos o, por el contrario, caer frustrados y pesimistas creyendo que nada podemos hacer.

La revolución tecnológica nos ha llevado a pensar en el ser humano como un súper hombre, que todo lo puede, omnipotente (atributo solo de Dios). Sin embargo, tampoco somos seres impotentes, que nada podemos hacer.

Los humanos somos seres potentes. Sí, tenemos una enorme capacidad de acción, de generación, de desarrollo, aunque limitada por nuestra condición natural.

Cuando mejor desplegamos sostenidamente esa potencia es cuando lo hacemos desde la humildad. Según la RAE, la humildad es la "virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento". Esta maravillosa virtud proviene del latín "h?m?l?tas", que remite al "humus", a la tierra. No perdamos de vista que el origen etimológico del ser humano también proviene del "humus". Cuando practicamos y desarrollamos la humildad somos capaces de echar raíces en la tierra y, a su vez, de dar frutos. Es decir, desplegamos nuestra capacidad de acción manteniendo los pies sobre la tierra o, para decirlo de otra manera, accionamos desde un punto de equilibrio perfectamente humano; ni dioses ni animales.

La sensación de impotencia que podemos llegar a tener en estos tiempos de cuarentena es una gran oportunidad para salirnos del lugar de víctimas en el que muchas veces nos colocamos y entender que debemos ser protagonistas y que debemos desplegar esa potencia humana. Cada uno de nosotros tiene enormes talentos que nos fueron dados por el Omnipotente y que estamos llamados (con vocación) a desarrollar. Cuando comprendemos y abrazamos nuestra humanidad desde la humildad, podremos no sólo transformar nuestra realidad sino también generar un efecto multiplicador en nuestro entorno, digno de líderes sanos y positivos.

En ese sentido, quienes tenemos roles de liderazgo (dentro de una empresa, organización, familia, etc.) debemos considerar que este tiempo representa una gran oportunidad para guiar con el ejemplo y alentará que cada miembro de nuestro equipo despliegue al máximo su potencia. Si nuestro punto de partida es la humildad la frontera de nuestros límites se puede expandir tan lejos como sea aprovechado el talento de cada integrante. Las dinámicas de trabajo colectivo que se desarrollen partiendo de esas premisas podrán ser en muchos casos la llave para encontrar soluciones, resolver conflictos vigentes o generar nuevos negocios.

Estamos viviendo un momento de crisis, que etimológicamente significa tiempo de juzgar, de decidir. Qué mejor oportunidad para trabajar nuestra humildad y prepararnos para desarrollar todo nuestro potencial y alentar a quienes nos rodean a que hagan lo mismo. El mundo que viene y nuestro entono serán mejores o peores, más humanos o no, en la misma medida en que asimilemos el punto de equilibrio entre nuestra capacidad de acción, nuestras limitaciones y el trabajo en equipo. Será el tiempo de liderar con potencia y humildad.