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Jujuy entre puentes rotos y diálogos cortados

Lunes, 14 de septiembre de 2020 01:02

La última semana los movimientos políticos nacionales aceleraron el pulso de una ciudadanía cada vez más contrariada por su lucha cotidiana y desigual contra el coronavirus, y por su situación de espectadora pasiva de los espectáculos que la clase política no cesa de ofrecer. Lo de estos días, fue el gravísimo movimiento sedicioso de policías de la provincia de Buenos Aires, que apretaron hasta límites inaceptables al gobernador de ese estado, Axel Kicillof y al propio Presidente de la Nación Alberto Ángel Fernández. Con razones lógicas y atendibles, como una situación salarial asfixiante y la falta de elementos mínimos para desarrollar la dura tarea, los uniformados terminaron cercando a los mandatarios y provocando episodios lamentables de extorsión cuyos verdaderos inspiradores, autores intelectuales, orígenes y destinos finales, quizás no se conozcan jamás. Lo cierto es que para zafar en la emergencia el Presidente recurrió a una solución que terminó de sellar la vigencia de las históricas dos Argentinas que se enfrentan en una República en la oscuridad. Todo parece lejano, a dos mil kilómetros de Jujuy, y sin embargo, bastaron segundos para que pudiéramos entender de qué manera cruel y rigurosa, cada acontecimiento comenzaba a repercutir -y no de buenas maneras- en la pequeña y distante Jujuy. Si se habla de salud, de plata, o de política, los ecos resuenan con fuerza en este ángulo noroeste del país.

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La última semana los movimientos políticos nacionales aceleraron el pulso de una ciudadanía cada vez más contrariada por su lucha cotidiana y desigual contra el coronavirus, y por su situación de espectadora pasiva de los espectáculos que la clase política no cesa de ofrecer. Lo de estos días, fue el gravísimo movimiento sedicioso de policías de la provincia de Buenos Aires, que apretaron hasta límites inaceptables al gobernador de ese estado, Axel Kicillof y al propio Presidente de la Nación Alberto Ángel Fernández. Con razones lógicas y atendibles, como una situación salarial asfixiante y la falta de elementos mínimos para desarrollar la dura tarea, los uniformados terminaron cercando a los mandatarios y provocando episodios lamentables de extorsión cuyos verdaderos inspiradores, autores intelectuales, orígenes y destinos finales, quizás no se conozcan jamás. Lo cierto es que para zafar en la emergencia el Presidente recurrió a una solución que terminó de sellar la vigencia de las históricas dos Argentinas que se enfrentan en una República en la oscuridad. Todo parece lejano, a dos mil kilómetros de Jujuy, y sin embargo, bastaron segundos para que pudiéramos entender de qué manera cruel y rigurosa, cada acontecimiento comenzaba a repercutir -y no de buenas maneras- en la pequeña y distante Jujuy. Si se habla de salud, de plata, o de política, los ecos resuenan con fuerza en este ángulo noroeste del país.

Ya apenas terminada la campaña 2019, la entonces vicepresidenta electa de la Nación, Cristina Elisabet Fernández de Kirchner, había comenzado a marcar la cancha cuando desde La Matanza -verdadero bastión de kirchnerismo- mostró su visión del país: "En la Capital Federal, hasta los helechos tienen luz y agua" dijo, comparándola con la miseria expuesta del conurbano bonaerense. Luego, tomando la posta, el Presidente sintió vergüenza de la opulencia de Buenos Aires, donde - es rigurosamente cierto- la calidad de vida, las oportunidades, los sueldos y los privilegios- desde hace más de medio siglo se dispararon lejos del resto de la Provincia y mucho más aún, del conocido como el "interior profundo", calificativo doloroso por la clara referencia a lo sumergido de su situación. Para resolver el problema policial y como una extraña forma de bregar por el federalismo, otro DNU estalló en el país, quitándole un punto y medio de su coparticipación para desviarla a resolver la crisis policial bonaerense. La Caba perdería desde aquí a Diciembre 9 mil millones de pesos y durante un año, más de 35 mil millones. En Jujuy, Gerardo Morales y su gobierno de la coalición Cambia Jujuy, como en Corrientes y Mendoza los otros gobernadores radicales, sintieron el cimbronazo. Horacio Rodríguez Larreta, el jefe de la Caba, hoy principalísima figura de Juntos por el Cambio, y hombre apuntado para liderar la oposición y perfilarse para ser la locomotora electoral del 2021 y 2023, había recibido un disparo debajo la línea de flotación y con él, una señal a toda la política, oficial y opositora. Había que concurrir de manera urgente en su apoyo.

Informaciones generadas en Buenos Aires aseguraban que esta semana el GM, sus pares y correligionarios provinciales, viajarían a la Caba para participar de una reunión donde abrocharían su solidaridad con Rodríguez Larreta y analizarían el futuro de JxC y su relación con el FdT. Presienten los "amarillos" que ha quedado una puerta abierta para cualquier interpretación y acción futura del Presidente, en procura de buscar una Argentina más justa y equilibrada, a su manera, claro. Pero precisamente, los gobernadores de estas Provincias, y Jujuy más que las otras por la forma en que recibe el azote de la pandemia y el arrastre de su deuda gigantesca, se encuentran en una posición complicada. Plantarse contra el Presidente y la Vicepresidenta podría llegar a significar el ostracismo, y hasta el suicidio. Además, para dejar claro como viene la mano, el ministro del Interior, Wado De Pedro sugirió una idea tenaz: enviar una ley para revisar el traspaso de la Policía Federal a la Caba. Con todo lo ocurrido, la coalición gobernante apunta ahora con las líneas de mando claras, a consolidar la tropa propia y a marcar una diferencia abismal con los radicales, el PRO y la siempre incordia Coalición Cívica. Y por otro lado, se aseguran la predisposición de la Casa Rosada en la distribución de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN), el buen trato desde el Fondo Fiduciario Federal, los recursos de Anses, y la distribución de obras públicas en los próximos años. Claramente, la grieta se abrió, y la Argentina cayó al fondo, porque desde la vereda oficialista, -aun con muchos dirigentes planteando reservas- 19 gobernadores respaldaron la decisión del AAF. Desde Jujuy, el PJ en la oposición respaldó a AAF mediante una solicitada firmada por su titular el diputado Rubén Armando Rivarola, defiende a AAF, y aboga por que las diferencias se superen con diálogo y consensos: una bien intencionada campana de palo en medio del turbión. Es de esperar que cualquier discrecionalidad posible no alcance a los repartos y ayudas por la pandemia, algo que el Gobierno nacional parece entender igual, puesto que hace horas envió a Jujuy, una generosa partida de elementos y profesionales especializados para sumarlos a las trincheras donde se combate al virus.

Con lo ocurrido, la coalición gobernante apunta ahora con las líneas de mando claras, a consolidar la tropa propia y a marcar una diferencia abismal con los radicales, el PRO y la siempre incordia Coalición Cívica. Y por otro lado, se aseguran la predisposición de la Casa Rosada en la distribución de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN), el buen trato desde el Fondo Fiduciario Federal, los recursos de Anses, y la distribución de obras públicas en los próximos años. Es de esperar que esta discrecionalidad no alcance a los repartos y ayudas por la pandemia, algo que el gobierno nacional parece entender igual, puesto que hace horas envió a Ju juy, una generosa partida de elementos y profesionales especializados para sumarlos a las trincheras donde se combate al virus.

También se le hará difícil al GM otro ángulo del trabajo político en el futuro inmediato. El gobernador jujeño había marcado fuertemente su distancia con Mauricio Macri, ya en los últimos meses de su gobierno. Abrazó una buena relación inicial con Alberto Fernández, por cuestiones de supervivencia provincial y de lógica política. Pero ahora, MM vuelve al ruedo, y es obvio que aún sin decirlo reclama la centralidad del espacio opositor y la luz que los reflectores, hasta el miércoles, habían decidido apuntar a Rodríguez Larreta. El GM tiene ante sí una encrucijada: Larreta parece ser el futuro, y volver a acompañar a Macri (por una pertenencia natural a un sector otrora victorioso y por una deuda de honor por tantos favores recibidos en cuatro años), lo volvería al pasado y pondría a Jujuy en una relación más fría con Olivos. Tampoco se puede perder de vista que en el caso que detonó este cuadro, el kirchnerismo encontró precisamente la justificación ideal acusando al expresidente de haber cometido la misma injusticia al ceder arbitrariamente a la ciudad de Buenos Aires, más fondos de los que necesitaba para atender los presupuestos del traspaso de la Policía Federal. Como sea, esto como aquello, todo por DNU, con el Congreso dibujado, y con una Justicia embretada en un problema que es una cuestión política, más que legal. Y ahora con los puentes rotos entre las coaliciones que se reparten el país.

Como si eso no fuese suficiente problema, en Jujuy siguen los problemas de siempre. El coronavirus se manifiesta con una virulencia que tiene atónitos a todos. Ningún esfuerzo alcanza, en la crisis, se suceden los ataques y las defensas políticos, que ni ayudan ni resuelven algo. Y en el país, ayer se repitieron banderazos, que como todo de lo que se abusa, puede terminar licuándose en una rutina, donde el diálogo es de sordos y el horizonte una utopía para no videntes.

 

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