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Aislamiento: experiencia del párroco de Tilcara

"No es culpa de nadie, el virus está y le puede tocar a cualquiera, pero te entra la preocupación", dijo el sacerdote.
Jueves, 17 de septiembre de 2020 01:03

Que los padres Miguel Squicciarini y Aldo Oña, de la parroquia de Tilcara, fueran aislados, nos dio motivo para tener esta charla sobre ese difícil momento que hoy viven tantos jujeños. Es que la urgencia de la salud física hace poner el foco de la información en las cuestiones clínicas, cuando el aspecto espiritual de una persona aislada, ya sea confirmada como positiva o no, no deja de ser importante.

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Que los padres Miguel Squicciarini y Aldo Oña, de la parroquia de Tilcara, fueran aislados, nos dio motivo para tener esta charla sobre ese difícil momento que hoy viven tantos jujeños. Es que la urgencia de la salud física hace poner el foco de la información en las cuestiones clínicas, cuando el aspecto espiritual de una persona aislada, ya sea confirmada como positiva o no, no deja de ser importante.

Quien nos atiende es el padre Miguel, quien empieza por decirnos que "para nosotros no ha dejado de ser una sorpresa, más allá que uno sabía que podía pasar. Ya hemos sentido la ausencia física de la comunidad y tener que llegar a la gente por los medios de comunicación, porque hemos tenido los cuidados que se nos pedían. Pero para nosotros comenzó con un seminarista que empezó a levantar temperatura y, tras ser hisopado, por estar con nosotros en la parroquia nos dijeron que era necesario aislarnos".

Nos dice que "fue una experiencia extraña, aunque hasta entonces sólo salíamos cuando era necesario. No dejamos de experimentar la humanidad, las preguntas, los miedos. Preguntarse si nos llegará o no nos llegará, y luego el padre Aldo también tuvo los síntomas con un cuadro de neumonía pero con el tratamiento acá en casa y bajo control médico. Yo no manifesté síntomas aunque cuando camino siento una necesidad de aire muy leve, pero la doctora cree que los tres lo hemos tenido".

Luego agrega que "yo tengo una estructura muy de la broma, muy de ponerle humor a la situación, y como que no he dejado esa parte, pero me tocaba acompañarlos tanto como a una señora que estaba prácticamente todo el día con nosotros. Atrás de nosotros están los chicos que venían para las misas, aislaron a todos y vinieron los miedos por quienes estaban atrás de los chicos, por sus familias, y entonces teníamos un poco de eso que no quiero decir que es culpa. No es culpa de nadie, el virus está y le puede tocar a cualquiera, pero te entra la preocupación".

Se tranquiliza que "gracias a Dios todos los chicos la pasaron sin síntomas. Por otro lado mucha gente nos comenzó a llamar contándonos que estaban pasando por la misma situación de aislamiento. Ha habido mucho contacto telefónico, hubieron tres fallecimientos por temas de Covid y nosotros con el celular rezando el responso mientras lo escuchaban en el cementerio con el altoparlante. Llamar a la mamá del fallecido o al hijo, ha sido muy fuerte ese tema de la comunicación telefónica".

Siente la necesidad de "agradecer al hospital de Tilcara porque la doctora nos acompañó mucho, toda la gente del hospital y tuvimos suerte con la doctora de telemedicina del COE provincial, con llamados o mensajes, aunque escucho otras experiencias distintas. En cuanto a la gente, y a quienes están aislados en particular, hay una mezcla de miedo y de esto de la culpa que todavía está. Pensar que no se supieron cuidar, pensar en quién ha sido. Cada uno sabrá si ha sido o no responsable, eso ya quedará en la conciencia de cada uno".

"Lo dije públicamente el día que dio positivo el seminarista para que todos los grupos de la parroquia supieran de nuestra situación, lo dije en la misa, y otros nos fueron comentando sus experiencias acerca del aislamiento. Muchos lo minimizan, dicen que capaz sea un resfrío, pero hay que saber que incluso habiendo superado los 14 días no significa nada porque se sabe muy poco de la enfermedad. Hubo un mito de la inmunidad. Incluso a mí no me hisoparon y me queda la pregunta de si lo he tenido o no", dice.

Reflexiona que "esta conciencia de nuestra fragilidad nos hace ver cómo una cuarentena te reprograma la vida, y cómo surge la solidaridad con el otro. Lo hemos vivido mucho en la preocupación, en la fruta que te dejaban. Cuidar al otro, la preocupación por nuestros adultos mayores porque el hijo, el nieto tiene que salir por trabajo y tiene el miedo de llegar y llevarles el virus. La solidaridad no se tiene que perder, la vida tenemos que reactivarla de alguna manera".

Finaliza diciéndonos que "hubo situaciones muy fuertes de enfermos y de difuntos que no se han podido visitar, a veces no se ha podido rezar en los entierros o dar la unción a los enfermos y aunque lo hemos hecho por teléfono, sé que no es lo mismo. Se conseguían parlantitos para enchufar al celular y escuchar el rezo, pero hay gente que quería que estuviéramos para echar el agua y es algo que deja heridas".

Virgen de Sixilera

“Surge el tema de las misas, si se abren o no, pero acá la gente está consciente de que en algún momento lo vamos a hacer”, dice el párroco. Piensa que “esta semana está la peregrinación de Sixilera y hay quienes dicen que quieren ir igual, que si la Virgen no baja no hay fiesta, pero ya es algo que tienen que ver otras instituciones como los COE para controlar que no se esté subiendo y generando situaciones más difíciles. Hay que saber acompañar al otro, hoy me toca a mí y mañana al vecino, cada día uno se entera de alguien.

La mayoría nos permite entrar a ellos, alguien nos llama para decirnos que quieren que lo llamemos, mandarle un mensaje que les ayude”. Nos dice que “hay gente que está sola y hay gente que quiere estar sola, hay quienes tienen miedo que se enteren y por eso hemos sido muy respetuosos en llamar cuando la persona lo pide. Hay diferentes experiencias y hay gente que se va a quejar siempre, con pandemia y sin pandemia, uno ya los conoce, pero yo creo que la mayoría se ha sentido acompañada”