En medio del paisaje ocre del invierno, que se conjuga con la desolación gris de las emociones encontradas a causa de la pandemia, el lapacho destella anunciando la próxima llegada de la primavera. Cada agosto se reviste de estos prodigios naturales que son un símbolo de la flora regional y van despertando paulatinamente, para decorar la estampa invernal con una paleta maravillosa de colores que destaca su encanto en el rosa, el fucsia, el blanco y el deslumbrante amarillo.
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En medio del paisaje ocre del invierno, que se conjuga con la desolación gris de las emociones encontradas a causa de la pandemia, el lapacho destella anunciando la próxima llegada de la primavera. Cada agosto se reviste de estos prodigios naturales que son un símbolo de la flora regional y van despertando paulatinamente, para decorar la estampa invernal con una paleta maravillosa de colores que destaca su encanto en el rosa, el fucsia, el blanco y el deslumbrante amarillo.
Pero este año, de modo increíble, y como si la naturaleza quisiera regalarnos una caricia para el alma, se produjo un estallido especial y repentino de lapachos, impregnando con sutil magia, el paisaje ciudadano y regional. Y despertaron todos juntos, acunados por el cálido viento de agosto, regalando sus apretados capullos, como tratando de decirnos en su mudo lenguaje, que aún hay esperanza, que aún después de las sombras de cualquier invierno, renace la vida.
Y brillaron en las plazas sin niños jugando, en las calles casi desiertas sin vecinos reunidos, en los jardines de las escuelas hoy desoladas de voces pequeñas, en los parques también sombríos de recuerdos, en los campos que atesoran en las entrañas de la tierra, la semilla de la vida. Los lapachos despertaron para inspirarnos confianza y fe en que más allá de todo, la vida siempre se abre paso.
En la provincia de Jujuy, una ley designó a la flor del lapacho rosado como nuestra Flor Provincial, designando para su celebración el primer día de septiembre, día propicio para tributarle homenaje y honrar la vida que se abre paso en medio del frío invierno.
Cabe acotar que con el propósito de crear una conciencia forestal y considerando que, entre los árboles de la flora regional, el lapacho reunía simbolismos de fortaleza y belleza acordes con la tierra jujeña, el Ejecutivo Provincial, lo declaró Árbol Regional de la Provincia de Jujuy, durante el gobierno de Jorge Villafañe. Esta medida se efectivizó mediante el Decreto Nº 3.622 expedido el 30 de septiembre de 1954. Muchos años después el diputado provincial Jorge Sammán presentó un Proyecto Ley ante la Cámara de Diputados que dio origen a la Ley 4.383/88, que declara a la flor del lapacho rosado como nuestra Flor Provincial y designa para su celebración el 1 de septiembre de cada año. El lapacho, es el heraldo de la primavera, el que anuncia que pronto, todo Jujuy estallará en mil colores y este día es propicio para asumir el compromiso de preservar nuestros árboles, que son parte esencial para la subsistencia.
Las variedades de lapacho
El nombre científico del lapacho rosado es Tabebuia Avellanedae o Impetiginosa en homenaje al presidente Nicolás Avellaneda, insigne estadista y propulsor de las ciencias en nuestro país, razón por la cual el botánico Pablo Lorentz le dio tal denominación. Es conocido por los nombres comunes de lapacho del Noroeste, lapacho tucumano y pertenece a la familia de las Bignoniáceas. Existen otras dos especies de lapachos, el lapacho negro o Tabeuia Ipé, más conocido como lapacho crespo o lapacho morado, caracterizado por sus flores de color rosa intenso casi fucsia y el lapacho amarillo o Tabeuia Lapacho.
Cabe destacar también que existe un raro y notable lapacho de flores maravillosamente blancas y de follaje menos abundante que desde lejos se destaca como una cúpula de inmaculada espuma. Este lapacho blanco o albino no es una variedad sino una forma de mutación de la semilla del lapacho rosado, debido a un gen recesivo, dando origen a ejemplares híbridos.