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"El arte del encuentro", Hugo Nadalino y Emilio Haro Galli.

La muestra virtual presenta a dos artistas que conjugan sus oficios plásticos con apreciables buceos conceptuales.
Jueves, 24 de septiembre de 2020 01:02

"El arte del encuentro" es el título de la nueva muestra virtual que nos propone el museo Terry a partir de hoy, en esta ocasión con las obras de Hugo Nadalino y Emilio Haro Galli. Para introducir bastará con decir que sus respectivos talleres, antes de la cuarentena, fueron referencia para aquel turismo deseoso de arte, no porque los recomendara alguna guía sino por sus propios prestigios.

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"El arte del encuentro" es el título de la nueva muestra virtual que nos propone el museo Terry a partir de hoy, en esta ocasión con las obras de Hugo Nadalino y Emilio Haro Galli. Para introducir bastará con decir que sus respectivos talleres, antes de la cuarentena, fueron referencia para aquel turismo deseoso de arte, no porque los recomendara alguna guía sino por sus propios prestigios.

El primero con su obra de carácter apolíneo: figuras de contornos claros y movimientos medidos mientras que el segundo excede hacia lo báquico con los gestos de sus personajes y el entorno en el que habitan, Nadalino y Haro Galli dejan que los barros de sus ríos se junten y nos hablan de ello en esta nota.

Barro y poesía: Hugo Nadalino

Nadalino empieza por decirnos que "con el Negro nos conocemos desde hace muchos años. Ya habíamos participado juntos en alguna muestra, y quedó la idea de hacer algo más, lo hicimos y surgió la idea de volver a hacerlo para la Semana Santa de este año, pero se terminó suspendiendo. Cuando asume como director del Terry Juan Muñoz nos dice entonces de hacerlo en forma virtual".

OPCIÓN / A LA MUESTRA SUSPENDIDA DE SEMANA SANTA

El título de la muestra surge de palabras de Vinicius de Moraes: "la vida es el arte del encuentro", y Nadalino agrega que "más aun pensado en una impronta estética muy diferente, que nos presenta en las antípodas pero de una forma complementaria: dos modos de expresión unidas por una relación afectiva y vital con lo que hacemos. Por encima de lo estético, es como que es nosotros y nuestro laburo. Y aprecio que esa disociación estética se aúne en tres trabajos donde cada uno expresa lo suyo sin maquillaje, por ejemplo cuando el Negro me sugiere hacer el Vendedor de Máscaras, personaje que tiene cierto parentesco con él".

Nos dice que "la muestra no tiene un hilo conductor, es lo que hacemos nomás. Mi parte son trabajos relacionados con alguna cuestión de poesía. Hay fragmentos de poemas de José Emilio Pacheco, de Roberto Juarroz, una letra de canción mía que se llama "Balada de la mujer azul", hay un texto que relacioné con el golpe de estado en Bolivia y que tiene que ver con la canción "O qué será", otro trabajo es "El barro y las manos", con un textito mío así como uno dedicado a Estela Mamaní. Pero las piezas no van a repetir lo que dice ya la palabra, son interpretaciones mías".

Agrega que "tengo más expectativas ahora de lo que hubiera sido en Semana Santa, pero no creo que se trate de una sustitución: las muestras presenciales son necesarias y debiéramos tender a muestras en el museo con acompañamiento de presentaciones en las redes. Una foto es siempre una aproximación a la obra, el color no es exacto, ves en dos lo que es en tres dimensiones, pero puede servir de muy buena difusión del laburo y del laburante".

Barro y pintura: Haro Galli

Cuando le preguntamos a Emilio Haro Galli, nos responde que "en mi caso no se sabe si es lo mismo o es otra cosa", y luego agrega que "con Nadalino ya es la cuarta muestra que hacemos, en este caso con el trabajo de gente muy profesional. Hay muy buenas fotos, y es algo que puede ver mucha más gente que si estuviera en el museo". Con respecto a Nadalino nos dice que "soy admirador de su trabajo, incluso colecciono cosas suyas que le he comprado. Y hay una amistad de casi cuarenta años, con estilos completamente distintos pero con una mirada muy parecida del mundo".

OBRAS / POR AHORA EN FORMATO VIRTUAL

Nos habla de los trabajos conjuntos, "como El vendedor de máscaras, que en si es una obra de Nadalino que me interpreta aunque bastante afinado, muy pulcro. Hay una ironía con respecto a esa máscara que debemos usar, de las que algunos abusan y no se las sacan ni para dormir, y hay otro trabajo que me propuso Nadalino con una suerte de cocodrilo místico suyo para que yo intervenga, donde puse un espejo bien kitch, que lo refleja junto a una Pachamama azul mía a la que se fusiona con lana de acero".

Resume el resto de la muestra con "esculturas de Nadalino y mis cerámicas y pinturas, como aquella de un colectivo bien andino, con una chola chofera y los barbijos con toda la creatividad plástica que tienen. Y reitero lo de las fotos, porque es difícil fotografiar la cerámica. Todo puesto a disposición de este trabajo del arte que no hay que idealizar, son luchas muy duras. Y más en la cuarentena, cuando esa lucha es más fuerte. Estar totalmente solo nos obliga a un mano a mano sin espacio para relajarte".