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25 de Abril,  Jujuy, Argentina
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Un sueño que tuvo de niña y que concretó de adulta

María Caro empezó a estudiar inglés a los 5 años y desde ahí se imaginó lo que ahora vive en Londres, Inglaterra.
Domingo, 27 de septiembre de 2020 01:01

Desde el año pasado que María Florencia Caro, de 32 años, vive junto a su esposo en Londres, concretando un sueño que apareció en su vida desde su infancia, cuando empezó a estudiar inglés y se enamoró de esa cultura.

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Desde el año pasado que María Florencia Caro, de 32 años, vive junto a su esposo en Londres, concretando un sueño que apareció en su vida desde su infancia, cuando empezó a estudiar inglés y se enamoró de esa cultura.

Nació en San Salvador de Jujuy y recuerda que su niñez fue hermosa y la pasó junto a sus padres, su hermana y demás familiares. Estudió en el colegio Los Lapachos desde prejardín hasta salir de quinto año del secundario y desde los cinco años estudió en un instituto de inglés, algo clave para su vida de adulta.

Al respecto, en diálogo con El Tribuno de Jujuy sostuvo que "tuve la suerte de tenerlo todo, una infancia plena, donde jamás nos faltó amor y educación. Lo que más llevo conmigo son las tardes en la casa de mis abuelos paternos, donde hacíamos las tareas, nos mimaban mucho, nos daban cosas ricas, y como era cerquita del parque San Martín, nos llevaban a todas a jugar allá. Y los domingos era algo fijo ir a mis abuelos maternos que nos daban la comida más rica del mundo".

Durante su adolescencia esa rutina se repitió formándose en el instituto de inglés y en Los Lapachos donde vivió momentos inolvidables y al recibirse decidió estudiar en Córdoba la carrera de ingeniería en Computación.

En esa provincia ya tenía familiares. "Si hoy pudiera volver el tiempo atrás un ratito, volvería a esos días con mi hermana y mi sobrina a compartir una cena y una merienda. Y cuando llegaban las encomiendas de mamá y papá, qué emoción, la caja más esperada, llena de comida rica y cositas que nos mandaban. Volver a Jujuy para las fiestas de fin de año era hermoso", añadió.

En la facultad hizo amigos y entre ellos conoció a Julián que luego fue su novio y hoy su esposo con quien tomó la decisión de irse a vivir a Londres. Anteriormente ella había viajado a Estados Unidos donde pasó momentos que la marcaron y le dejaron algo pendiente.

Asimismo, mencionó que "yo siempre desde muy chiquita, según cuentan mis padres, soñaba con vivir afuera. También papá me hablaba mucho, me contaba cómo eran los países como Estados Unidos, Inglaterra, Holanda. Siempre me interesó la cultura inglesa".

El sueño se concretó

Muchos años después de haber viajado a Estados Unidos, ya recibida, casada con Julián y trabajando muy bien se le planteó la idea de irse y pudo convencer a su esposo.

"Sin querer queriendo nos surgió una oportunidad para irnos a Londres. La decisión fue muy fácil y complicada al mismo tiempo, pero no lo dudé ni un minuto. Dejaba a mis sobrinos que amo con el alma, a mi hermana, mis papis, mis abuelitos, mi familia, mis amigos, mi vida, pero era al final de cuentas lo que había querido siempre", comentó.

La vida en Londres

Los primeros tiempos fueron los más difíciles pero se plantearon el objetivo de adaptarse rápido pero a ella le costó más, en especial con la alimentación que no se parecía en nada a la que estaba acostumbrada.

JUNTO A JULIÁN, SU ESPOSO / TOMARON LA DIFÍCIL DECISIÓN Y EL DESAFÍO DE DEJAR ARGENTINA.

"La comida no nos gustaba, bajé como 6 kilogramos, casi no comía, era horrible. Ir al súper y no encontrar nada conocido, era todo raro, precocido y desconocido. La gente hablaba y yo pensaba mientras tanto "será que tienen una papa en la boca", y yo que creía que sabía inglés. Al final de cuenta, parecía que no sabía nada", expresó entre risas.

Pese a eso se encontró con una sociedad muy educada, amable e inclusiva con las personas que arriban desde el extranjero que son demasiadas ya que tiene amigos de Polonia, España y Francia. Además, trabaja con un equipo en Sri Lanka.

"No me veo en Jujuy"

María Caro resaltó que siempre extrañó y extraña la provincia pero aún siente el deseo de seguir allá.

En ese sentido señaló que "creo que es algo que siempre voy a tener en la cabeza y en el corazón, pero la verdad es que no me veo en Jujuy, más que de vacaciones. Quizás algún día, hoy por hoy priorizo mi profesión, las oportunidades de las ciudades más grandes".

"Quiero seguir creciendo y formándome en lo profesional y lamentablemente en Jujuy no hay casi nada de lo mío. Sí, voy todos los años para las fiestas, es mi momento favorito del año", finalizó.

Sobre los argentinos

María Florencia Caro también indicó que los ingleses no hablan mal de los argentinos y no son de mencionar lo ocurrido en el conflicto bélico en las Islas Malvinas. Al respecto manifestó que “nunca me sentí mal por ser inmigrante, o diferente. Jamás escuché que se hable de la Guerra de Malvinas, más bien hablan de Maradona, Messi y las famosas carnes argentinas. Nos impresionaba mucho cuando llegamos, cualquier persona que sabía que éramos argentinos nos preguntaba por Maradona, qué opinamos de Messi. Se conoce mucho a Argentina por el fútbol y las carnes”. “Pero de las Malvinas argentinas jamás nadie me dijo nada. Si te tengo que ser sincera, creo que es algo que la mayoría desconoce. Para los ingleses no fue más que una guerra más, y con todas las que pasaron. Sí me pasó que me pregunten dónde queda Argentina, mucha gente que ni siquiera sabe que existimos”, agregó.

La paz de Jujuy

Sobre lo que más extraña de la provincia de Jujuy expresó que “extraño el silencio y la paz de Jujuy, la cercanía de las cosas, la verdulera de la esquina que te trataba con amor, con una sonrisa porque sí. La calidez de la gente en general, acá la vida es muy distinta. Es todo lejos, hay multitud de personas en todas partes, en todo momento. La gente va en su mundo, sus preocupaciones y ni se entera del resto, son personas muy frías y distantes”.

Para finalizar dijo que “las calles son muy ruidosas, ambulancias por todas partes, miles de autos, pero al mismo tiempo es una ciudad muy ordenada. Las calles muy limpias, una plaza cada 300 metros y todas bonitas y arregladas. El servicio de transporte funciona muy bien, es fácil y rápido llegar a todas partes a pesar de las enormes distancias”.