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¿Qué hacemos ante una pérdida en viaje de la vida?

Lunes, 28 de septiembre de 2020 01:01

Por GIULIANA CAUSARANO. LIC. en Psicología.

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Por GIULIANA CAUSARANO. LIC. en Psicología.

Todo el tiempo atravesamos pérdidas (perdemos cosas materiales, trabajos, amistades, nos mudamos, etc.). Aprendemos a diario como seguir viviendo con ello e implementamos distintos recursos o mecanismos de afrontamiento ante estas situaciones.

No obstante, experimentar la pérdida de un ser querido no es sencillo; no existe un consenso al hablar de muerte. Cada cultura lo interpreta de distinta manera. Tampoco hay unanimidad sobre cómo debemos sentirnos ante ello.

Muchos autores buscan dar respuesta, apelando a construcciones por etapas lineales del duelo señalando conductas "esperables", en un ámbito donde nada es exacto o predecible. Vivenciar la muerte de alguien nos deja perplejos, nos pone en un lugar de incertidumbre donde las respuestas varían en función de cada uno.

Cito a Neymeyer, R. (2001): "El dolor por la pérdida de algo que amamos y ya no tenemos es una parte natural del viaje de la vida, puede poner en tela de juicio nuestra forma de vida, haciéndonos sentir confusos e inseguros, sin saber cómo avanzar en el territorio desconocido en el que nos ha dejado la pérdida". Ante este territorio desconocido cada uno comienza un proceso que es variable, único, subjetivo de aprender nuevamente a vivir la vida sin esa persona que ama.

El camino, que realiza el superviviente, es un recorrido activo que está lleno de elecciones, opciones, decisiones. "Tenés que esperar que el tiempo lo cure" es una frase habitual que nos asigna un rol pasivo desaconsejable, el tiempo no cura nada, la recuperación depende de uno mismo y de los métodos de búsqueda de ayuda de los que se valga.

Comprendiendo así el duelo como un proceso único y personal, ¿qué indicadores debo considerar para ayudar a una persona?

La incapacidad de sentir durante el proceso de duelo de su ser querido o a la inversa, un sufrimiento intenso que pueda poner en riesgo su integridad física (dejando de comer, perdiendo hábitos de higiene) o desatendiendo responsabilidades que afecten a otros.

Si aparecieran ideas relacionadas al suicidio, es decir, cuando la persona piensa o fantasea en torno a su propia muerte, creyendo que de ese modo estará cerca de su ser querido.

Si apela al consumo de sustancias para palear la situación: alcohol, drogas, psicofármacos, etc.

Sentimientos de culpa en torno a acciones propias que suponen un nexo con la muerte del ser querido.

Sensación de desesperanza y creencias de no poder llevar adelante una vida agradable o que brinde satisfacciones personales.

Si conoces a alguien que atraviesa una situación difícil como la pérdida de un ser querido, te sugiero: no juzgar su proceso; no comparar su situación con tus propias pérdidas o experiencias; evitar mensajes ambiguos como: "Si necesitas algo, avísame". Puesto que este tipo de ofrecimiento suele parecer superfluo. Que tu ayuda sea concreta: llamando a diario, ayudando en actividades cotidianas, etc.

Respecto a los niños, transmitir la situación con sinceridad adecuando el lenguaje al nivel del interlocutor. Las metáforas son confusas.

Comunicarte con un profesional de la salud mental si te advierten conductas de riesgo.

Recordar que puede vivenciarse todo tipo de reacciones emocionales, desde la tristeza a la ira.

Ser paciente, cada uno da la mejor respuesta que puede en el momento de vida que le toca atravesar.

La muerte sacude nuestro sistema de creencias y pensamientos, nos lleva a replantear nuestra fe, ideas sobre la vida, las vinculaciones dentro de cada sistema familiar, etc. Esto ocurre porque olvidamos nuestra finitud, creemos que somos inmortales y que el presente que nos rodea siempre será así. El fenómeno de la vida y de la muerte no se puede responder con conocimientos fehacientes, pero sí podemos gestionar mecanismos de afrontamiento ante estas situaciones.

Recordemos que en el viaje de la vida "extrañar no es estar vacío, sino es estar lleno de alguien que se hace presente a pesar de la ausencia".

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