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"No podemos reunirnos, compartir en los grupos"

Monseñor Fernández dijo que hay que "tratar de corregir como nosotros también necesitamos ser corregidos".
Lunes, 07 de septiembre de 2020 01:03

Pidiendo a Dios que toda la situación de pandemia pase pronto y se pueda compartir la fe con los hermanos, ayer el obispo Daniel Fernández presidió la Eucaristía dominical desde la Catedral Basílica.

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Pidiendo a Dios que toda la situación de pandemia pase pronto y se pueda compartir la fe con los hermanos, ayer el obispo Daniel Fernández presidió la Eucaristía dominical desde la Catedral Basílica.

En el saludo inicial recordó que el ruego de la Santa Misa transmitida en forma virtual fue por las necesidades del mundo entero, el país y la provincia, acompañando con la oración a quienes están sufriendo en primera persona por el coronavirus.

En tanto que el Evangelio tuvo como eje la corrección fraterna.

Monseñor Fernández resaltó que el texto nos hace descubrir aspectos de la vida comunitaria. "Muchas veces pensamos que nuestra relación con Dios es algo vertical. Con la oración y la escucha de la Palabra de Dios. En casos extremos viven sólo esa dimensión", dijo.

Pero aclaró que al ser cristianos desde nuestro Bautismo hemos sido incorporados a una comunidad que es la Iglesia, constituida por los creyentes de todas las generaciones, "es una familia inmensa, de hermanos".

Así en su reflexión indicó que "la cruz tiene dos brazos: uno al padre y otro se abre a los hermanos".

Sin embargo de la vinculación horizontal el obispo reconoció que "ahora está reducida porque no podemos reunirnos, compartir el crecimiento en los grupos y comunidades".

Acotó entonces que "nos vemos forzados a hacerlo más individualmente. Pero desde el principio pusimos énfasis en que sea en familia, que es la pequeña comunidad".

Y anheló "Dios quiera que pase pronto y podamos compartir la fe con nuestros hermanos".

En cuanto a la corrección fraterna monseñor Fernández puntualizó que debe ser un ejercicio habitual porque "no somos perfectos sino que faltamos a Dios y a nuestros hermanos. En los hechos y en los pensamientos podemos dañar" por lo cual se busca ser cada vez mejores, cambiar y volver a la comunidad.

El obispo indicó que hay que tratar de corregir como nosotros también necesitamos ser corregidos.

"A ninguno nos gusta que nos corrijan, primero decimos no fui, y si fui, fue sin querer. Todo menos disculparnos o decir trataré de no volverlo a hacer", exclamó.

De allí que el Evangelio "nos hace llamar la atención, es un golpe a nuestra sensibilidad cuando nos señalan que cometimos una falta".

Abogó para que la situación "me ayude a ponerme en el lugar del otro para corregir con paciencia y caridad" y exhortó a tratar de no juzgar. "Porque algunos se juntan y sacan a la luz las faltas de los otros. Incluso a veces cosas que no son verdades y se convierten en asesinatos con nuestras palabras o actitudes", expresó.

"Pensemos que todo esto no es gratis, esto tiene que hacernos repensar nuestra vida cristiana y hacernos recapacitar. Si queremos cumplir con Dios cumplamos con el prójimo", finalizó su mensaje.

Antes de la bendición final oró, en el Año Jubilar Mariano por los 400 años de la aparición de la Virgen del Valle y el centenario de la coronación de la patrona de Jujuy, para poner en el corazón de la madre "lo que nos aflige y preocupa en estos tiempos tan difíciles".

“Ir a misa”, en crisis

Querida Comunidad:

Ya casi a seis meses de iniciado el confinamiento por la pandemia, y cuando el “ir a misa” los domingos está más en crisis que nunca, Jesús nos sigue proponiendo “reunirnos en su nombre”. Y ante la insistencia incansable por lograr recuperar esta práctica espiritual, es cierto también que para muchos ha sido ocasión para manifestar su sinsentido de la Eucaristía.

La verdad es que para los católicos la Misa no es una simple reunión de fieles, que responden a una costumbre instalada o una disciplina impuesta. Es una reunión en la que o sentimos el atractivo de Jesús o se va desfigurando y vaciando de vida; o sentimos que nos anima su Espíritu y Él es la razón y el motivo del encuentro o nuestras reuniones nos llevarán a la indiferencia y al rechazo.

Para algunos sin embargo el la Misa no es una simple reunión expresando esta necesidad ha sido motivo de burla y escarnio como sucede con tantos otros temas y asuntos de la vida cotidiana 

Es cierto que la virtualidad nos permite tener mayor protagonismo y presencia eclesial, pero nos expone ante peleas digitales, tan comunes hoy en las redes sociales. Los mirones son de palo, decían los abuelos. A pesar de este tipo de provocaciones esto ha de ayudarnos a replantear algunas líneas operativas de nuestra pastoral en todos sus niveles, y hay un método infalible dado por los heroicos defensores de la fe: donde hay más señalamientos y ataques, ahí hay que hacer pastoral.

Como cristianos y oyentes de la Palabra, nos preguntemos por nuestras “reuniones” aquellas que extrañamos, que deseamos y que necesitamos-. Y recordemos que la comunidad de Jesús será lo que seamos nosotros.

Preguntémonos: si nuestra madurez de acogida, corrección fraterna y acompañamiento de los débiles y necesitados es real de cara a construir la comunidad.

Comenzó el rezo de la novena al Señor y Virgen del Milagro

“Como todos los años entronizamos y rezamos la novena al Señor y Virgen del Milagro. A ellos pedimos el fin de esta dolorosa pandemia. Acerquémonos con confianza respetando los protocolos establecidos”, es la invitación que cursó la Basílica San Francisco de la capital jujeña a través de su página de Facebook, en la última actualización efectuada en la víspera.

La preparación para la fiesta del 15 de septiembre, se extenderá justamente hasta el 14 siguiendo el tradicional novenario.

En la víspera también inició esta expresión de fe en la vecina provincia de Salta, aunque atravesada por la situación con el coronavirus.

Los fieles llegaron a la Catedral salteña a pesar de las advertencias y recomendaciones de las autoridades sanitarias, políticas y religiosas para mantener el aislamiento contra el incremento de contagios con Covid-19.

“Se debe decir que el vallado de los 22 retenes para el centro de la ciudad no existió. La medida fue anunciada hasta el punto de la aparente amenaza por el secretario de Seguridad de la Provincia, Benjamín Cruz. Sin embargo, ayer sólo la plaza 9 de Julio estaba restringida. En su interior se podían ver a los devotos de los Santos Patronos rezando a escondidas en los cajeros automáticos, en la glorieta y hasta detrás de los árboles de la plaza. Muchos engañaron a los policías simulando ir a sacar dinero de los cajeros. Una kiosquera de la plaza, que se quedó sin clientes, dijo que los retenes agravan la situación de los comerciantes del centro de una manera drástica. Hasta una mujer ciega que pide limosna en la escalinata de la Catedral se vio afectada por la medida para desalentar la llegada de los milagreros. La imagen del frente vacío de la Catedral, con los lapachos en flor, y con tres hileras de vallas es histórica”, describió El Tribuno de Salta.

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