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La censura acerca a los extremos

Domingo, 10 de enero de 2021 01:01

La libertad de expresión se ve amenazada por los totalitarismos y las posiciones extremas. Siempre. Luego de los incidentes en el Capitolio y de la actitud temeraria de Donald Trump, incitando a sus seguidores a seguir desconociendo la elección ganada por el presidente electo, Joe Biden, Twitter procedió al cierre de su cuenta personal, @realDonaldTrump. El conflicto entre Trump y las plataformas digitales no es nuevo. En junio de 2020, cuando el movimiento Black Lives Matter ganaba las calles en repudio a la muerte de George Floyd, Twitter ocultó un posteo del presidente norteamericano por considerar que incitaba a la violencia. "Cuando empiezan los saqueos, comienza el tiroteo", expresaba Trump, en una clara respuesta represiva a las manifestaciones sociales.

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La libertad de expresión se ve amenazada por los totalitarismos y las posiciones extremas. Siempre. Luego de los incidentes en el Capitolio y de la actitud temeraria de Donald Trump, incitando a sus seguidores a seguir desconociendo la elección ganada por el presidente electo, Joe Biden, Twitter procedió al cierre de su cuenta personal, @realDonaldTrump. El conflicto entre Trump y las plataformas digitales no es nuevo. En junio de 2020, cuando el movimiento Black Lives Matter ganaba las calles en repudio a la muerte de George Floyd, Twitter ocultó un posteo del presidente norteamericano por considerar que incitaba a la violencia. "Cuando empiezan los saqueos, comienza el tiroteo", expresaba Trump, en una clara respuesta represiva a las manifestaciones sociales.

Luego del bloqueo, que Twitter realizó siguiendo las reglas aceptadas por todos sus usuarios, incluido el presidente afectado, se bloqueó el comentario pero se lo dejó visible tras una leyenda que explicaba, que justamente por tratarse de un gobernante, sus dichos tenían interés público, y no obstante infringir sus reglas de no glorificación de la violencia, el comentario seguía accesible en la red.

Un enfurecido Trump respondió inmediatamente con una orden administrativa enviada al Congreso para modificar la Sección 237 de la CDA, ley que regula la neutralidad de las plataformas y considera responsabilidad de los usuarios a sus comentarios o publicaciones.

En la nueva controversia desatada ayer tras la decisión de Twitter de dar de baja directamente la cuenta personal del presidente, la misma plataforma, cometiendo un acto de "censura por mano propia". Twitter, Facebook y las plataformas de contenidos dejaron de ser intermediarios de la información subida por sus usuarios para convertirse en medios de comunicación con opinión política propia y línea editorial independiente.

Pero el debate sobre la responsabilidad de intermediarios y la neutralidad de los buscadores y redes sociales no termina allí. Twitter eliminó también mensajes de la cuenta oficial de la Presidencia de Estados Unidos, @Potus, al advertir que, tras la cancelación de su cuenta personal, Trump posteaba desde la oficial. Con estos hechos de censura, las plataformas acaban de definir que tal como los medios tradicionales, pero además nos generan acuciantes preguntas: ¿pueden las empresas tecnológicas o corporaciones, los dueños de compañías o sus equipos que moderan contenidos, arrogarse la facultad por sobre todo el sistema democrático y decidir quién puede expresarse, cómo o en qué tono hacerlo? ¿Puede una persona o una empresa privada concentrar los cientos de años de democracia republicana, la jurisprudencia completa y/o la aplicación directa de las leyes y garantías constitucionales, en pos de preservarla?

El debate sobre la influencia de las redes sociales y las tecnologías de la comunicación atraviesa todos los aspectos. Modifican las conductas sociales, irrumpen en la formación de opinión pública y hasta interfieren en los procesos electorales. Las redes sociales y los gigantes tecnológicos adquieren cada vez más poder, sobre la privacidad y la libertad individual. Una carrera se desata entre las potencias mundiales por controlar la web y tácticas digitales. La libertad de expresión y la naturaleza de los sistemas democráticos se ve amenazada por los extremos y los totalitarismos. No importa de qué extremo ideológico se trate, el afán represivo contra la libertad individual se registra tanto en China como en EEUU.

 

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