Tienen miles de usos, entre ellas identificar algún ser querido, conmemorar una fecha en especial, generar emoción con solo lucir algunas frases. En sí, cada piedra trabajada por el artesano y tallador Abel Pablo Valdiviezo (55 años) cuenta una historia. Este oficio que surgió fruto de una afición en la niñez, en los últimos quince años se convirtió en parte de su vida y en un sustento para su familia.
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Tienen miles de usos, entre ellas identificar algún ser querido, conmemorar una fecha en especial, generar emoción con solo lucir algunas frases. En sí, cada piedra trabajada por el artesano y tallador Abel Pablo Valdiviezo (55 años) cuenta una historia. Este oficio que surgió fruto de una afición en la niñez, en los últimos quince años se convirtió en parte de su vida y en un sustento para su familia.
Cada fin de semana se dirige al río Grande, que queda a seis cuadras de su casa, para buscar la materia prima, trabajarla y confeccionarla en su taller. Tras hacer que esas obras cobren "vida" y significado, las expone a la venta en el Paseo de Artesanos, en avenida Urquiza. Placas, lápidas, direcciones de casas, rostros de personas, paisajes y una infinidad de diseños son realizados con perfección y mucha dedicación. Este hombre que se crió en la localidad de Tafna, a 200 kilómetros de La Quiaca, hizo llegar su arte a diferentes puntos de la provincia, por ejemplo, la escuela Nº442 "Maestro Ricardo Vilca" cuenta con una placa realizada por el artesano.
Durante una visita a su local, dialogó con El Tribuno de Jujuy con mucha amabilidad y dio a conocer todo sobre el arte de lapidar o tallar piedras, una de las labores más antiguas del mundo.
El artesano recordó que a los 12 años, junto a su hermano, tuvo una habilidad innata con el tallado de piedras.
"Nadie nos había enseñado, cuando vivíamos en Tafna, agarrábamos una laja y la grabábamos con un clavo o un filo y lográbamos imágenes de bajo relieve. Para nosotros era hasta una travesura, la curiosidad de ver qué podíamos lograr", recordó. Sin embargo pasaban los años y no daba el paso de dedicarse a ese oficio. "En ese momento, mi padre me decía que teníamos que estudiar y como vivía en el campo debía hacer cosas como cuidar las ovejas, traer agua", recordó.
Tiempo después, Abel decidió dedicarse a la carrera de músico, formó parte del grupo llamado Chajmari y participó en recitales y varias presentaciones. Al menos 20 años incursionó en la música. No obstante, luego de haber regresado de un viaje a la provincia de Misiones, decidió desplegar todo su conocimiento en el tallado de piedras. "Ahora junto las piedras de cualquier río, el material nunca me falta", señaló.
Sobre el proceso de elaboración de sus trabajos detalló que primero selecciona la piedra, ya sea en el río Grande, en Reyes o Yala. Antes de llevarla a su taller, busca que la misma tenga la forma adecuada para plasmar ya sea el rostro de una persona, un animal u otros diseños. "Hay mucha variedad de piedras en su colorido y forma", sostuvo Abel al agregar que para trabajar la piedra utiliza una punta de acero o algún torno. Cada diseño conlleva un tiempo de producción de una semana, mientras que en algunos trabajos también se aplica pintura acrílica de colores.
Consultado sobre cómo sobrellevó su oficio en este contexto de pandemia indicó que trabajar con las piedras lo ayudó a aislarse de todos los problemas. Además, aprovechó el tiempo para crear la imagen de un ser sobrenatural que tiene el fin de guiar "y puede ser identificado como la Pachamama".