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A los 83 años, murió Sixto Vázquez Zuleta

El querido "Toqo" como lo conocían sus afectos era historiador, docente, poeta y periodista. Tenía 83 años.
Lunes, 25 de enero de 2021 19:52

Sixto Vázquez Zuleta, vivía en estado de luminosa serenidad en su lugar en el universo: Humahuaca. Había nacido en Estación Perico -hoy Ciudad Perico- en 1938. Su padre fue un kallawaya, sabio conocedor de los secretos de la tierra y de la naturaleza, y de él debe haber aprendido los primeros pasos de la filosofía profundamente americana que lo guio toda su vida. Y también de la mano de esas inquietudes, cuando ingresó a la Escuela Normal de Humahuaca, ya sabía leer desde los tres años. En esas aulas cursó toda la primaria y parte de la secundaria que luego culminaría en la Normal “Agustín Garzón Agulla” de la ciudad de Córdoba, donde se graduó de bachiller y maestro nacional. De regreso a Humahuaca, comenzó su labor docente rural en los valles cordilleranos, en la quebrada y la Puna.

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Sixto Vázquez Zuleta, vivía en estado de luminosa serenidad en su lugar en el universo: Humahuaca. Había nacido en Estación Perico -hoy Ciudad Perico- en 1938. Su padre fue un kallawaya, sabio conocedor de los secretos de la tierra y de la naturaleza, y de él debe haber aprendido los primeros pasos de la filosofía profundamente americana que lo guio toda su vida. Y también de la mano de esas inquietudes, cuando ingresó a la Escuela Normal de Humahuaca, ya sabía leer desde los tres años. En esas aulas cursó toda la primaria y parte de la secundaria que luego culminaría en la Normal “Agustín Garzón Agulla” de la ciudad de Córdoba, donde se graduó de bachiller y maestro nacional. De regreso a Humahuaca, comenzó su labor docente rural en los valles cordilleranos, en la quebrada y la Puna.

Según pudo saber El Tribuno de Jujuy, los restos del querido "Toqo" serán cremados entre el jueves y el viernes y posteriormente llevado al cementerio local. La secretaria de cultura de Humahuaca prepara un sentido homenaje. 

 Sus largas caminatas por la región, recorriendo las antiguas poblaciones indígenas y los vestigios de las viejas civilizaciones locales, los intensos paisajes, los silencios poderosos, los cielos recargados de historias y presagios, recargaron también su corazón y su alma de investigador y creador.  Sixto se fue convirtiendo en el escritor y el poeta, lúcido y preclaro, que sumaba materiales maravillosos para lo que serían a lo largo de su vida, sus libros de cuentos, sus noveles y relatos. Se preocupó por recuperar entonces, la riqueza de los valores aborígenes y sus estudios lo llevaron a ofrecer conferencias en diferentes lugares de Argentina y el mundo. El Inberoamericanisches Instituto de Berlín, El Instituto Iberoamericano de Madrid, el Ibero Club de Bonn, el Museo Real de Bruselas, la Universidad de la Sorbona en París, y en diferentes Universidades argentinas y de América Latina lo reconocieron como disertante fluido, de ricos conceptos y conocimientos profundos.

 Apasionado de la comunicación y los medios en 1988, Sixto Vázquez, fundó la FM Humahuaca, primera radioemisora estable de la Quebrada, y en el 2000, lanzó la primera televisora aborigen por aire del mundo: Indiocanal 12, emisora de baja potencia que, sin embargo, se conoció en todo el planeta. Desde esos medios, y sus libros, Sixto, o “ToQo”, como prefería llamarse, combatió la destrucción del patrimonio cultural intangible de los pueblos antiguos, mientras dictaba cursos de quechua siendo el primero que enseñó sistemáticamente la lengua aborigen a nivel oficial. Hasta hace pocos días, ToQo, siguió enseñando el quechua en el Instituto de Formación docente y en la Tecnicatura de Folklore de la UNJu que funcionan en Humahuaca. Además, publico 15 libros, y fundó y dirigió el Museo del Patrimonio Intangible de la Quebrada de Humahuaca y ocupó una cátedra como profesor extraordinario en la UBA.

  Se apagó su vida, rodeado de sus libros, su música, de sus papeles sueltos, las novelas inéditas, los sueños pendientes y la gigantesca tarea cumplida por lo mucho que entregó. Sixto, o ToQo, humilde, sencillo, generoso, jamás necesitó de levantar la voz, o mostrarse indignado frente a las contrariedades. Su sonrisa permanente, su mano cordial tendida a todos, y manera pausada de hablar, tenía la rúbrica de las certezas y la seguridad de las victorias que se consiguen con convicción que se lleva en la sangre. Su voz calló para siempre. Jujuy lo extrañará y le estará eternamente agradecido. Sixto, ahora, se integró al patrimonio intangible, a la heredad cósmica de una raza que jamás fue vencida. ToQo, ahora es un silencio estridente que surcará para siempre al aire de Jujuy, partiendo desde el vértice inicial de su amada tierra humahuaqueña.