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Rescató y le cambió la vida a más de 20 animales de la calle

Gladis Romero, de San Pedro, dedica parte de su tiempo a cuidar a perritos viejitos que sufrieron maltrato y abandono.
Jueves, 28 de enero de 2021 01:02
POSANDO CON LOS PERRITOS / GLADIS JUNTO A SU ESPOSO JOSÉ Y SUS HIJOS ESTEFANIA, TAMARA Y NANO, EN UN ESPACIO DE LA CASA.

Blanquita, una perrita indefensa, junto a sus seis cachorros, estaba acostada afuera de un domicilio de San Pedro, no tenía una existencia digna. Era maltratada por su dueño que la tenía en la vereda de la casa y en ocasiones la pateaba. Afortunadamente presenció ese momento Gladis Romero (62 años), cuando circulaba por la zona junto a su marido y captó el dolor por el que estaba pasando el animalito. No dudó en bajarse del auto y cuestionarle a aquella persona su acto de crueldad con el animal, indicándole que debía castrar a la perra para evitar que siguiera teniendo crías. "Si alguien no se los lleva los tiraré al canal, ya me tienen harto", dijo aquel hombre. La respuesta la dejó sin palabras y se fue a su casa. En ese momento se dio cuenta que tenía que hacer algo. Entonces, le pidió a su hijo Pablo que la acompañara, regresó al lugar y se llevó tanto a la perra como a sus crías. Debido a la falta de vacunas y cuidados necesarios que padecieron, lamentablemente no todos los cachorros sobrevivieron. La perrita fue castrada y ahora, a más de diez años de aquel incidente, disfruta del amor de su familia humana. Esta es una de las tantas historias sobre cómo esta admirable mujer desde hace más de 20 años le cambió el destino a numerosos perros que rescató en diferentes estados de maltrato, algunos con sarna, moquillo, desnutrición severa y a punto de ser ahorcados. Vive en el barrio Horacio Guzmán junto su marido, hijos y veintiún canes, en su mayoría viejitos. Hacen todo lo que está en sus manos para cuidarlos.

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Blanquita, una perrita indefensa, junto a sus seis cachorros, estaba acostada afuera de un domicilio de San Pedro, no tenía una existencia digna. Era maltratada por su dueño que la tenía en la vereda de la casa y en ocasiones la pateaba. Afortunadamente presenció ese momento Gladis Romero (62 años), cuando circulaba por la zona junto a su marido y captó el dolor por el que estaba pasando el animalito. No dudó en bajarse del auto y cuestionarle a aquella persona su acto de crueldad con el animal, indicándole que debía castrar a la perra para evitar que siguiera teniendo crías. "Si alguien no se los lleva los tiraré al canal, ya me tienen harto", dijo aquel hombre. La respuesta la dejó sin palabras y se fue a su casa. En ese momento se dio cuenta que tenía que hacer algo. Entonces, le pidió a su hijo Pablo que la acompañara, regresó al lugar y se llevó tanto a la perra como a sus crías. Debido a la falta de vacunas y cuidados necesarios que padecieron, lamentablemente no todos los cachorros sobrevivieron. La perrita fue castrada y ahora, a más de diez años de aquel incidente, disfruta del amor de su familia humana. Esta es una de las tantas historias sobre cómo esta admirable mujer desde hace más de 20 años le cambió el destino a numerosos perros que rescató en diferentes estados de maltrato, algunos con sarna, moquillo, desnutrición severa y a punto de ser ahorcados. Vive en el barrio Horacio Guzmán junto su marido, hijos y veintiún canes, en su mayoría viejitos. Hacen todo lo que está en sus manos para cuidarlos.

PAQUITA, LOLA, YENY, LUNA / ALGUNOS DE LOS CANES QUE VOLVIERON A SER FELICES.

Esta valiosa labor es resultado del terrible episodio que atravesó en su infancia, cuando envenenaron a uno de sus perritos. El dolor por la pérdida lo reconvirtió en amor y se dedicó a darles ayuda y una mejor vida. Sus hijos también se sensibilizaron en esta causa, por lo que muchos de estos canes fueron llevados por ellos mismos.

COCO Y BLANQUITA / AMBOS FUERON RESCATADOS Y AHORA TIENEN UNA MEJOR VIDA.

Y es que sólo quien ama con pasión a los animales puede entender el noble gesto de esta mujer, que prestó total atención a los perros viejitos, aquellos que precisan cuidados especiales y tienen menos posibilidades de encontrar nuevos hogares. Si bien su situación económica está lejos de ser acomodada, siempre encuentra la forma de reunir el dinero necesario cuando tiene que adquirir medicamentos o vacunas para sus protegidos. También dedica tiempo a la Asociación "Nano" que lleva el nombre de uno de sus hijos y tiene como fin contener a personas con discapacidad.

Un día de vida de los perrunos

Paquita, Lola, Yeny, Luna, Lupita, Anita, Simón Pedro, Gringa, Joaquina, Coco, Flaco, Mora, Bachi, Delfina Diana, Timoteo, Nacho, Sofi, Polaco, Luli, Capuchón y Blanquita son todos los perrunos que volvieron a tener una nueva vida. A primera hora de la mañana, uno de los integrantes de la familia limpia los espacios donde están los protegidos, otro se encarga de preparar la olla para darles de comer. Aunque hay días en que sólo comen alimento balanceado. Cuando les toca, los canes reciben su baño, se les corta el pelaje y cada uno tiene su cucha para descansar cómodamente.

SIMÓN PEDRO Y ANITA / DOS DE LOS CANICHES VIEJITOS QUE HOY RECIBEN MUCHO AMOR.

Lechuga dejó una gran huella

17 años de amor quedarán marcados para toda la vida. De ser una perrita de la calle a una integrante de la familia, así fue Lechuga, una de las hijas perrunas de la familia. Días atrás debió ser sacrificada con la eutanasia, frente a una enfermedad terminal que afectaba su hígado. Esta perrita dejó una huella profunda en cada integrante de la casa y era la fiel compañera de Tamara, a quien acompañó durante el secundario y a todos lados a donde ella se dirigía.

TAMARA Y LECHUGA, EN EL COLEGIO.

Traerlos a un lugar mejor

Uno de los recientes rescates que realizó la familia fue de dos animales que habían sido abandonados por un vecino, que se fue por razones de trabajo. Se enteró por otras personas que los animales habían sido llevados a un campo y al ver que el futuro de las crías iba a ser incierto, pidió que se los lleven y los adoptó. Esto es sólo una pequeña parte del trabajo que la familia logró con tanto amor hacia los perritos callejeros.

 

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