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Concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena

Fue en la famosa sala dorada del Musikverein bajo la dirección del director italiano Riccardo Muti y transmitido online.
Lunes, 04 de enero de 2021 01:03

En la columna de hoy nos dedicaremos a los sonidos naturales que hacen música, quizás la música más perfecta y en sintonía con el ambiente. Son los animales, cuya presencia con la pandemia y el efecto global de confinamiento y encierro voluntario o forzoso ha hecho que las especies de animales ganen espacios destinados exclusivamente al ser humano y se sienta libre de amenazas.

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En la columna de hoy nos dedicaremos a los sonidos naturales que hacen música, quizás la música más perfecta y en sintonía con el ambiente. Son los animales, cuya presencia con la pandemia y el efecto global de confinamiento y encierro voluntario o forzoso ha hecho que las especies de animales ganen espacios destinados exclusivamente al ser humano y se sienta libre de amenazas.

Así, muchos pájaros en el verano aprovechan los meses de enero y febrero para deleitar al lector callejero con los cantos matinales. Muchas aves endémicas del norte argentino son famosas por sus cantos, como el tordo.

Pero no únicamente las aves de bello canto endulzan los odios y nos distraen, también las aves menos sofisticadas pero que con su gorjeo anuncian la mañana, llamando al sol con sus piquillos o anunciando el ocaso, ya dispuestas a dormir en los árboles.

El lector que vive en el Ramal y va al campo en la época de lluvia, reconoce el canto nocturno de las ranas que con su canto al unísono piden por agua. Nos habrá sorprendido más de una vez como estos pequeños animalitos pueden tener tal potencia al cantar, recordándonos a un cantante de ópera de voz grande y potente.

También las cigarras en el verano jujeño y sobre todo en los campos que rodean San Pedro de Jujuy, anuncian días de mucho calor, sol lacerante, alejados de las tormentosas lluvias de verano, que bendicen el suelo curtido por el calor y la luz del astro rey, tan enamorado del ramal jujeño.

En la otra parte del mundo, donde se escribe esta columna, el invierno curte con el frío y la nieve el paisaje y los parques, que se han tomado una pausa para poder ofrecer sus flores en la primavera y luego sus frutos en el verano.

Debido al calentamiento global, el invierno es bastante suave en Europa, faltando la nieve, es más una primavera incipiente que un invierno con todas sus letras.

También el mundo artístico y musical en especial se han tomado una pausa, no sólo debido a la nueva ola del coronavirus, sino también por los días de enero, continuación de las vacaciones de Navidad.

Precisamente el año nuevo ha llegado de diferentes maneras al mundo. Muchos hemos festejado la decisión de los gobiernos de prohibir la pirotecnia, más allá que un par de pirómanos, transgresores o rebeldes hayan decidido tirar cohetes, cañitas voladoras y demás excesos egoístas, pues muchos animales y en especial las aves, sufren y hasta mueren por efectos de los fuegos de artificio.

Los animales domésticos, niños en situaciones diferentes o especiales, bebés, así como personas que han vivido traumas de la guerra, como es la situación de muchos refugiados en Europa, en vez de disfrutar de esos fuegos artificiales y pirotecnia en especial, sufren.

Quizá el ser humano debiera acostumbrarse a ser menos egoísta y pensar más en los demás, pues sin los demás, no somos nada. Esto lo hemos visto claramente en la pandemia, en su punto más alto de la curva, donde teníamos que quedarnos en casa para evitar que el virus se expanda en la población y la parte más propensa o en situación de riesgo, muera por un descuido egoísta de nuestra parte.

Entonces, que mejor que en vez de pensar en uno mismo, ¿pensemos en los demás? Quizás el regalo de Navidad que muchos hemos deseado en la Nochebuena pasada.

En las noticias internacionales, se ha visto que muchos pájaros han muerto en Roma también por los fuegos artificiales, ruidos que causan pánico y crean la sensación de muerte. Es que muchos seres vivientes piensan que van a morir, y en una situación bélica, similar por los efectos, es lo que pasa y muchas veces el estrés causa un pánico injustificado y hasta la muerte. Pero la música en el Año Nuevo también ha traído un signo de esperanza.

Entre las tradiciones que existen de esta parte del mundo, donde se escribe esta columna, una muy marcada es la de asistir en vivo o mejor, ver desde la televisión o, como el 1 de enero de 2021, en live streaming, el concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena.

En la famosa sala dorada del Musikverein es donde la filarmónica, como todos los años, ofrece un concierto matutino de Año Nuevo. Esta ocasión, bajo la dirección del aclamado director italiano Riccardo Muti. También, no hubo público sino que los aplausos fueron registrados de la plataforma online a través de la cual se ofreció este concierto.

Se pudieron escuchar los valses de Strauss, muy conocidos en nuestro Jujuy, como Danubio Azul (el Danubio pasa por Viena).

La esperanza de un nuevo año nos lleva a aplaudir esta tradición y a valorar el canto y la música natural que la fauna jujeña nos ofrece y cuya preservación depende solo de nosotros mismos. En nuestras manos está la felicidad, paz y prosperidad para el 2021. De nosotros depende hacer un mundo mejor, aprender, ayudar, ser felices, mejorar y sentirnos que hemos superado aquello que nos limita.