Alguna gente dice que, para cruzar del otro lado del espejo, hay antes que descalzarse, dijo el padrecito cuando el comisario Pierro nos contaba que el novio de la moza ausente vio las sandalias de ella frente al cristal en el que se reflejaba. Pero lo cierto es que el muchacho no podía imaginar que su novia lo estuviera mirando desde el otro lado.
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Alguna gente dice que, para cruzar del otro lado del espejo, hay antes que descalzarse, dijo el padrecito cuando el comisario Pierro nos contaba que el novio de la moza ausente vio las sandalias de ella frente al cristal en el que se reflejaba. Pero lo cierto es que el muchacho no podía imaginar que su novia lo estuviera mirando desde el otro lado.
Es porque cuando uno pasa del otro lado del espejo, se lleva consigo su reflejo, volvió a opinar el padrecito como si lo supiera, pero tuvo que explicarlo para que lo comprendiéramos: no es que nosotros veamos del otro lado a la persona y su reflejo como si fueran dos, en realidad no vemos más que nuestro propio reflejo, pero la persona que lo traspasó nos mira desde adentro del espejo.
¿Usted cree que eso puede ser así?, le preguntó el comisario con cara de asco. Yo ni siquiera termino de aceptar que alguien pueda pasar del otro lado del espejo, salvo rompiendo el vidrio, dijo Blanca con sentido común femenino, pero el comisario dijo que ese era el caso, al menos para esa moza que se había despertado con la cara hinchada, se vio bonita en el reflejo y decidió vivir tras el cristal.
La cosa es que, desde el otro lado, ella empezó a ver lo que sucedía en la realidad como si estuviera escondida, y vio a su novio desconsolado por su ausencia.
No sospechaba ni lejanamente donde pudiera estar, se sentaba en el borde de la cama que había sido de ella y lloraba. Ella quiso consolarlo, pero al fin comprendió que estaba disfrutando al ver todo lo que el pobre sufría.