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"Le tengo respeto al vidrio porque con él trabajo para vivir"

Ester Tejerina, es una especialista en corte y colocación de cristales que sale adelante realizando esta labor por sus dos hijos.
Viernes, 01 de octubre de 2021 01:01

Con una exactitud determinada y un pulso adiestrado para ejecutar el corte, ella establece una conexión especial con el material traslúcido que manipula con cuidado.

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Con una exactitud determinada y un pulso adiestrado para ejecutar el corte, ella establece una conexión especial con el material traslúcido que manipula con cuidado.

Entrelaza técnica con la mirada atenta en líneas imaginarias y traza mentalmente su camino. Así, día a día, Esther Tejerina hace del oficio de la vidriería, un trabajo que lejos de ser fácil, es muy detallado, se observa en puertas y ventanas y rompe con los esquemas, acaso masculinos de su realización. Con la vidriería disfruta, se activa y sonríe mientras mide cada pieza del cristal para colocarlo en la cuadrícula vacía de la que será ventana. Muy atenta y, sobre todo, segura al desplegar su actividad, la cristalera prueba medidas y decide en solitario los pasos a seguir. "Muchos se van a sorprender porque más que mujeres, son hombres los que trabajan en vidriería pero yo lo tomo como un desafío bueno. Me manejo muy bien; corto y coloco los vidrios en las ventanas de madera. Si me traen alguna ventana de aluminio o de chapa o de hierro, también lo hago. Mi trabajo es trasladar, medir, cortar y colocar vidrios. Todo con el corazón", comentó Tejerina quien encontró en este trabajo de tinte artesanal, una solución eficaz para subsistir desde antes de la pandemia. Y volver a empezar fue para ella -como para todos- un logro que aprovechó gracias a la posibilidad de iniciarse en el aprendizaje de la observación a trasluz. "Mi marido tuvo que viajar a Buenos Aires y yo me hice cargo de este oficio. Me animé desde el primer momento", destacó con gran ánimo mientras preparaba la pinza para terminar de cortar el cristal por la línea más fina. Ella no se rindió, ni hubo miedos que pudieran más que su voluntad férrea de seguir adelante. Entonces el respeto por el vidrio se hizo más fuerte y empezó a convertirse en vocación. "No tuve miedo porque si lo hubiera tenido, me hubiera cortado un montón de veces; y eso no pasó. Marco los vidrios, dependiendo de las medidas que tenga las ventanas o puertas, le doy la forma a algunos, los acomodo y me manejo muy bien", contó la madre de Uriel Lanzillotta, un niño de diez años y Agustín Lanzillotta, un adolescente de diecisiete. "Todo esto lo hago más que nada para sacar adelante a mis hijos que uno está en la primaria y otro en secundaria. Dije: "Bueno, cierro los ojos y me pongo a trabajar en lo que sea'. Me armé de una mesa amplia de corte y comencé a conseguir los vidrios y aquí estoy", explicó feliz. Así es que cada trabajo que se presenta es un nuevo desafío del que ella misma se sorprende. "Digo: 'Voy a hacerlo'. Aunque primero me asuste, después me tranquilizo y pongo manos a la obra", aseguró.

Luego de realizar pedidos por encargo, Tejerina se vale de la ayuda de su hijo mayor que cuando sale del colegio, le colabora para levantar las planchas grandes.

"Los vidrios se cortan con una regla especial y una herramienta tipo trincheta, también me ayudo con una regla que fabriqué de madera", comentó Esther.

Por ello, cuando se trabaja con ganas y esmero, todo es mucho más fácil; además de equitativo.

"Agustín y Uriel me ayudan en lo que pueden con el tema del vidrio. Yo les enseño a cocinar y les digo que, por ejemplo, no tienen que tenerle miedo al aceite, le tienen que tener respeto porque si no, se van a terminar quemando. Lo van haciendo bien, con cuidado. Les digo que lo mismo es con mi trabajo".

Y al final de cada día, la especialista en vidrios termina cumpliendo su misión como trabajadora, luchadora y madre que es guía de sus hijos.

Un mensaje alentador

Con una mirada clara y toda la buena energía, Esther Tejerina dejó un mensaje para los jóvenes sobre la tarea que lleva a cabo. 

“Los jóvenes del futuro y los de hoy pueden de emprender cualquier trabajo, siempre y cuando les guste y pongan mucho esmero”, aseguró. “En lo que se refiere al vidrio, lo que les puedo decir es que se animen porque no es muy complicado, es tranquilo, pero sí tienen que tener ganas de hacerlo”, dijo la especialista que efectúa todo a mano, una labor valiosa justamente por eso. 

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