Pese al importante movimiento turístico que se registró durante el fin de semana extralargo en la Quebrada, por lo menos en San Salvador de Jujuy, en zona céntrica, la presencia de jujeños como de visitantes fue muy baja. Paralelamente pocos comerciantes decidieron abrir sus puertas. En la zona de la vieja terminal la situación fue otra, con bastante circulación de personas, automóviles y comercios abiertos.
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Pese al importante movimiento turístico que se registró durante el fin de semana extralargo en la Quebrada, por lo menos en San Salvador de Jujuy, en zona céntrica, la presencia de jujeños como de visitantes fue muy baja. Paralelamente pocos comerciantes decidieron abrir sus puertas. En la zona de la vieja terminal la situación fue otra, con bastante circulación de personas, automóviles y comercios abiertos.
En la jornada de ayer, fecha en la que se adelantó la conmemoración del Día del Respeto a la Diversidad Cultural, que se conmemora hoy, el cielo se presentó despejado y una temperatura máxima que rondó los 22 grados. En una recorrida realizada por el equipo de El Tribuno de Jujuy, se pudo observar que algunos locales como talabartería, fiambrería, kiosco, revistería y hasta pollerías decidieron abrir sus puertas en un día no laborable. El común denominador del recorrido fue que los empleados como propietarios de los locales prefirieron no descansar para poder vender, aunque sea lo mínimo. Además, en algunos casos, la apertura significó el pago doble al personal.
Ambulantes, sin feriados
Por otro lado, algunas personas aprovecharon el día para realizar algunas compras en supermercados o ir al cajero. Otros decidieron viajar al interior de la provincia junto a sus familiares para disfrutar de la hermosa jornada de sol en todo Jujuy. Lo cierto es que una de las postales que se repite diariamente, inclusive aumentó en este último tiempo, es la presencia de vendedores ambulantes. Según conoció este diario, en su mayoría debió recurrir a estas fuentes para poder contar con ingresos. También se observaron a varios vendedores circulando en sus bicicletas o con sus carros ofreciendo frutas y verduras de estación.
“Fue como un día más”
Desde hace 35 años, Juan Oscar Canchi trabaja en el rubro revistería-kiosco, incluso lo hace los días no laborables, como ayer, feriado por el del Día del Respeto a la Diversidad Cultural. En diálogo con El Tribuno de Jujuy sostuvo que la jornada de ayer fue “como un día más” de su actividad comercial. “Hubo muy bajo movimiento y cada tanto pasaba algún turista por una revista o una gaseosa”, dijo el vendedor. Al momento que recordó que durante la pandemia permaneció en actividad por ser parte del rubro esencial, pero con ventas mínimas.
“De a poco mejora la venta”
Sobre calle Belgrano y Lamadrid se encuentra ubicado un negocio que decidió atender a sus clientes en un día no laborable, como habitualmente lo viene haciendo. “Si hay mercado, abrimos hasta el mediodía. Durante estos días el movimiento de clientes es muy tranquilo. En los días normales, como tenemos cerca escuelas, cuando los padres retiran a los chicos, hacen una parada en el local para comprar”, sostuvo el vendedor Alfredo Peredes. También dijo que la situación del sector venía siendo muy complicada y que de a poco empezó a remontar la venta.
A pedido de los clientes
Una talabartería ubicada sobre calle Junín, de la capital jujeña, también brindó atención durante la jornada de ayer. Por lo menos durante la mañana se vieron a algunas personas aguardando ingresar al local. Su propietaria Marcia Gurdiel señaló que el movimiento a veces es bueno y otros días malo. En el caso del día de ayer, con anticipación coordinó con los clientes los pedidos para poder abrir el local. “Hemos abierto a petición de los clientes, son personas que vienen desde el interior de la provincia y que solamente pueden aprovechar estos días para poder comprar”, indicó.
Decidió abrir
Una fiambrería-despensa ubicada en la zona céntrica también decidió atender a sus clientes en feriado nacional. Especialmente en este local, el escenario es complicado ya que, pese a que se registró un escaso movimiento de personas, prefirieron abrir para vender, aunque sea lo mínimo. “Hace seis meses trabajo en la despensa. Las ventas han caído mucho, si nosotros no abrimos, igual es un día perdido. Tenemos que pagar el alquiler e impuestos”, dijo la vendedora Sandra Surca.