Desde la Cooperativa Agropecuaria y Artesanal Unión Quebrada y Valles Ltda. (Cauqueva) se inició una campaña para evitar que desaparezcan variedades de papa andina. Plantean que al menos tres variedades están dejando de cultivarse y hace al menos ocho años que no pueden vender a otras provincias por barreras sanitarias. Junto al cónsul de Bolivia en Jujuy, aspiran a legalizar el ingreso de la proveniente de ese país, para que suba el precio y no compita con la de Jujuy.
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Desde la Cooperativa Agropecuaria y Artesanal Unión Quebrada y Valles Ltda. (Cauqueva) se inició una campaña para evitar que desaparezcan variedades de papa andina. Plantean que al menos tres variedades están dejando de cultivarse y hace al menos ocho años que no pueden vender a otras provincias por barreras sanitarias. Junto al cónsul de Bolivia en Jujuy, aspiran a legalizar el ingreso de la proveniente de ese país, para que suba el precio y no compita con la de Jujuy.
Con una sencilla charla y degustación se inició la promoción del consumo de la papa andina en Jujuy. Cauqueva se propone que al menos la conozcan. Con la defensa de los cultivos vigentes en suelo jujeño, busca evitar que las familias que se especializaban en ciertas variedades no dejen de cultivarla como sucede.
"La papa andina es muy propia de las tierras altas jujeñas y tiene muy poco consumo en la provincia. Hay muchas variedades que están desapareciendo. Ya que tenemos un espacio en San Salvador, decidimos empezar hacer eventos vinculados a los cultivos andinos, empezando por la papa que está en situación más delicada, para informar, porque muchas veces no se la consume por falta de información", explicó Javier Rodríguez, de Cauqueva.
Mediante una charla, ayer integrantes de esta cooperativa difundieron los distintos tipos de papa, colores, formas y texturas, y posteriormente hicieron una degustación de recetas en las que se puede incluir, lo que generó interés de la gente. "Esperemos que esto empiece a constituir el inicio de la apropiación de la ciudad, de los sectores urbanos de la provincia, de estos productos", afirmó Rodríguez.
Si bien en la provincia hay alrededor de cien variedades de papas, llegan a comercialización menos de treinta, y el resto se consumen en las mismas comunidades que las producen. Se da todo en las más aisladas, una franja de comunidades desde Tumbaya, San Bernardo, Tilcara, Humahuaca, Santa Ana y Salta por Valles de Altura.
"Son lugares donde la gente se va yendo del campo y detrás de ella las papas porque dejan de sembrarlas. Hay variedades que están hechas por una familia o dos, entonces son variedades en peligro de extinción", explicó. Las variedades en peligro, son de color morado o rojo en su interior, de formas raras, entre ellas, collareja y chacarera de corazón morado y Santa María, entre otras.
Por ello se propusieron lograr que las papas andinas se las consuma en la provincia por sus características gastronómicas y sanitarias.
"Hemos hecho mucho esfuerzo en promocionar y colocar las papas andinas a nivel nacional. Muchos años las hemos sacado de la provincia, pero después fue cada vez más complicado cumplir, sobre todo los requisitos burocráticos de Senasa. Tal es así que ninguna de las organizaciones de productores hoy tiene habilitada la posibilidad de sacar papas de la provincia", dijo, ya que tampoco se autoriza a Red Puna ni a la alianza de paperos de La Quiaca, que lo vienen gestionando.
"De la provincia y como papa cruda, en los últimos ocho años sólo logramos un año que nos habiliten", precisó. Dijo que la resolución de Senasa para garantizar la sanidad y que no haya peligro de llevar enfermedades de la papa fuera de Jujuy, se hizo con base en el protocolo de Cauqueva, pero que por uno u otro motivo rechazaron. Sin embargo en Jujuy se consume papa que viene de contrabando desde Bolivia.
Buscan acuerdo con Bolivia para evitar competencia
“Lo que está entrando es papa de contrabando, que finalmente llega a las ciudades”, aclaró Javier Rodríguez, de Cauqeuva. Adelantó que con la visita del cónsul de Bolivia, quien visitó la muestra, se habló de gestiones para intentar que se legalice el ingreso de papas, con protocolos sanitarios y de calidad, de modo que el productor boliviano pueda cobrar más y afectar menos el mercado nacional.
“En la Argentina, en la provincia vale más la papa andina que en Bolivia, tres hasta diez veces más en algunos casos. Entonces si establecemos acuerdos sin comprometer la calidad, sería mejor para los agricultores bolivianos y para los jujeños, y para los consumidores, que tendrían mejor garantía de lo que están comprando”, afirmó Rodríguez. Es que el precio de la papa andina en el mercado de Tilcara está a 200 pesos el kilo, en el local de Cauqueva en esta capital lo comercializan a 150 pesos, que incluye lo que se le paga al productor más el gasto de transporte de las comunidades de Maimará. “La mayor parte de lo que se vende en Tilcara y aquí en San Salvador es papa que ingresa desde Bolivia, eso es fácilmente identificable porque son distintas las variedades de allí y las de Jujuy”, precisó.
Valor agregado de papas
Además, Cauqueva viene trabajando en darle valor agregado a las papas, que logró en base a deshidratados que abarca a otros tubérculos andinos. Producen purés deshidratados de papa morada, de papa blanca, de oca, también caramelos de ocas hechas con ocas glaseadas, y para sacar del país la papa desarrollaron una papa precocida y envasada al vacío, que hicieron para participar de ferias internacionales.
Actualmente buscan desarrollarlas, y para ello están en la etapa inicial de elaboración de unos chips de papas. El desarrollo plantea que no sean fritos sino horneados con energía solar, como una manera de valorizarlos, y que sean productos sanos Por ello buscan promocionar también su consumo crudo y en la exposición y degustación de ayer se mostraron formas de prepararla.
Esto estuvo a cargo de Alejandra Bejarano, quien se desempeña en cocina regional y cultura alimentaria local, y explicó que optaron por los guisados de papa. “La olluco o papa lisa la hemos elegido porque tiene geosmina, que es un componente orgánico que hace que se sienta el sabor terroso, el olor a tierra que sentimos cuando llueve. Creemos que es un tesoro debajo la tierra y con la degustación hemos querido transportar a nuestros comensales hacia la tierra, al sentido de pertenencia”, dijo. También recomendó saltearlas con hierbas, usarlas en pasteles, mil hojas con colores y para acompañar carnes